El paso de la presidenta Cristina Fernández por San Genaro para la inauguración formal del acueducto centro oeste, dejó la satisfacción de contar con el primer complejo de este tipo en la provincia, agua potable para 73 mil pobladores de 12 localidades, pero también la certeza de un mensaje claro: La nación no está dispuesta a entregar ni un centímetro de rédito político a otras administraciones por las obras que financia.
La presidenta estuvo el viernes en Santa Fe, en su segunda visita del mes. Abrió simbólicamente la primera canilla del acueducto, una obra de 183 millones de pesos que fuera proyectada por la provincia pero financiada por el gobierno nacional. Y no se olvidó de enumerar todos los trabajos que viene financiando el Estado argentino en esta provincia.
En rigor, el discurso de Fernández de Kirchner fue el corolario de una verdadera embestida gubernamental que le dijo a distintas administraciones de quién era la fiesta, al menos políticamente hablando. Desde ya, el acueducto, que se iba a inaugurar un mes atrás, debió esperar que la presidenta estuviera en persona en territorio santafesino. Días antes, y a modo de adelantado, el diputado Agustín Rossi había venido a Rosario a confirmar su presencia y no perdió la oportunidad para recordarles a los gobiernos provincial de Santa Fe y municipal de Rosario de dónde salió el dinero para la autopista Rosario-Córdoba, el arreglo de los muelles del Parque España, los trabajos en la avenida de Circunvalación de Rosario, la construcción de escuelas, las obras de reparación de rutas nacionales, y hasta la totalidad de los nuevos contenedores rosarinos.
Y hasta arriesgó: "Creo que debemos haber invertido más ahora, durante la gestión de Hermes Binner, que en la de Obeid".
Anteayer, este discurso volvió a consolidarse, cuando la presidenta aseguró que "nadie hizo más obras en Santa Fe que este gobierno".
En el fondo, persiste la fuerte discusión sobre la distribución de los fondos coparticipables, y el reclamo de la provincia por el retorno de partidas que, dice, le corresponde por los dineros que el Estado nacional recauda de esta región. Pero esta vez, como pocas, la Nación se lanzó al contraataque y no parece dispuesta a que la cucarda se la lleve nadie más. Sin ir más lejos, el viernes Binner no pudo ni dar su discurso.
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