Bastó que el termómetro supere los 20 grados el último sábado para que florezcan los clásicos y familiares problemas en el abastecimiento de agua potable en Rafaela. Florencia se quejaba porque, repentinamente, se quedó sin una gota mientras intentaba quitarse el champú de su cabeza en pleno barrio Belgrano, mientras los vecinos del Central Córdoba percibieron un sustancial descenso en la presión de la red de distribución domiciliaria.
Así las cosas, los problemas que antes emergían en octubre ahora asoman en agosto, instalando la problemática del agua ya no como una cuestión del verano sino como una penuria anual.
La solución de fondo consiste en la construcción del Acueducto Norte I, que prevé captar agua del Río Paraná a la altura de Desvío Arijón, potabilizarla en Santo Tomé y luego transportarla hasta Rafaela. Sin embargo, el proyecto aún no abandonó los planos de ingenieros y arquitectos, por lo que su ejecución demandará años de intenso trabajo y abundante inversión.
La Provincia decidió concretar este sofisticado proyecto por etapas, y recién a fin de año licitaría la planta de captación tal como publicó este Diario en su edición del sábado. Según la planificación y las declaraciones que en febrero había formulado el propio ministro de Aguas y Servicios Públicos, Antonio Ciancio, el nuevo acueducto no estaría en funcionamiento antes de 2015.
¿Y mientras tanto, qué? Aguas Santafesinas Sociedad Anónima (ASSA), la empresa propietaria del Estado provincial y de un grupo de municipios entre los que figura Rafaela, admite sin alternativa que los problemas serán iguales o más graves en el próximo verano que los registrados en la misma estación.
Cada rafaelino consume en promedio unos 300 litros de agua por día, una cifra muy inferior a lo que tiene disponible un rosarino (550 litros en verano) o un santafesino (450 litros). A través del acueducto que conecta la zona de captación en Esperanza se transportan a la ciudad unos 1.100 metros cúbicos por hora, en tanto que la Planta de Osmosis Inversa (POI) genera unos 200 m3/hora.
"No tenemos mayor producción por lo tanto vamos a estar igual que el año anterior, con algunos inconvenientes en el servicio. La expansión de la red de desagües cloacales en algunos barrios deriva en un aumento en el consumo, al igual que el mayor desarrollo urbano, ya que donde antes había una casa con seis personas ahora hay un edificio en torre con decenas de familias", explicó Marcos Medina, quien tiene a su cargo la Oficina de ASSA en Rafaela.
Ante este panorama, no dudó en sostener que la profundidad de la crisis dependerá de "un uso racional y responsable que hagamos del recurso".
En este sentido, afirmó que "vamos a insistir en que no se llenen las piletas con agua potable, se evite regar los jardines porque, caso contrario, vamos a estar muy mal este verano".
Por su parte, Guillermo Lanfranco, responsable de Comunicación de ASSA, enfatizó que la empresa "buscará minimizar el impacto del problema". Al respecto, precisó que "se incorporarán equipos electrógenos propios en pozos del campo de captación de Esperanza que alimenta al acueducto, con el objetivo de que nunca se produzcan un corte total, tanto en la zona de producción como en las dos estaciones de rebombeo de Nuevo Torino y de Bella Italia".
Asimismo, agregó que "en estas dos estaciones, aunque tengamos corte de energía por parte del proveedor, van a seguir funcionando al 100 por ciento de su capacidad con los equipos electrógenos propios de ASSA".
Para Lanfranco, "el objetivo es que en el peor de los casos, el funcionamiento del sistema de producción nunca baje del 50 por ciento, lo que se denomina confiabilización eléctrica del campo de captación y estaciones de rebombeo".
Concretar este proyecto exige a la compañía estatal de agua una inversión de unos 800 mil pesos. "¿Para qué sirve esto? Si el servicio nunca se corta en forma total, se pueden reponer más rápidamente niveles de cisterna una vez normalizado el suministro a través del proveedor eléctrico y no se vacían las redes, recuperándose la presurización habitual con mayor rapidez".
Planta de Osmosis Inversa
Los próximos proyectos orientados a incrementar la disponibilidad de agua en Rafaela se encuentran en marcha aunque recién "estarán en servicio durante 2011", según detalló Guillermo Lanfranco, de ASSA. Se trata del proceso de las licitaciones del acueducto Lehmann y de la duplicación de capacidad de producción de la planta de ósmosis inversa (POI) existente en la ciudad.
Por otra parte, se intensificará el plan de medición, previéndose la instalación de entre 700 y 750 nuevos micromedidores por parte de ASSA los meses que restan de 2010. A esta cantidad deben sumarse los que puedan solicitar los propios usuarios interesados en controlar su consumo. "Así podríamos llegar a una cobertura cercana al 35 por ciento de medición, nivel que no alcanzan las otras ciudades del área de servicio de ASSA, excepto Capitán Bermúdez que tiene el 100 por ciento desde hace más de dos décadas", aseveró Lanfranco.
En Rafaela existen 33 mil conexiones, por lo que actualmente más de 10 mil tienen medidores instalados. Los medidores que instala ASSA no tienen cargo pero si es el usuario quien lo solicita debe pagar 247 pesos. En tanto, para conectarse a la red domiciliaria es necesario pagar 282 pesos, aunque el valor ya incluye el medidor.
Por último, Lanfranco anticipó que "es nuestra intención retomar el Programa de Concientización ciudadana sobre uso racional del agua potable que dio muy buenos resultados en el verano pasado, incluyendo la información a los usuarios y la parte punitiva de ser necesario, en cumplimiento de la legislación local vigente respecto al uso del agua en la vía pública".
Y concluyó: "Sabemos que va a ser un verano problemático, pero estamos dispuestos a poner en el servicio todos los elementos disponibles".
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