La casa de Francisco Zalazar, en plena villa de Media Agua, Sarmiento, tiene una inmensa laguna en el fondo. Pero lejos de ser un atractivo turístico, se trata de una acumulación proveniente de las acequias de los barrios cercanos, cuyos habitantes desagotan en ella agua residual de sus domicilios para no sobrecargar sus colapsados pozos negros, que la mayoría debe descargar una vez por semana para que no rebasen. Y según afirman, la revenición es la causa de que los pozos se llenen cada vez más pronto.
En medio de la laguna, un arco de fútbol testimonia que hubo una canchita. "Venían a jugar los chicos de la zona -contó Francisco- pero ahora es pura agua podrida, porque como está en el bajo y las cunetas no tienen un drenaje, todo viene a parar acá". La acequia que pasa por calle Uruguay también está llena de agua estancada, porque no tiene dónde drenar. Y la escena se repite en las calles internas del Barrio Covisar, a la entrada de la villa Media Agua, donde habitan más de 100 familias que apelan a todos los recursos disponibles para que el desagote del pozo les dure un poco más. Desde construir un pozo adicional hasta desagotar sus lavarropas y otras aguas residuales en los jardines y las acequias, todo vale.
"Dicen que el problema es que los pozos son muy chicos. Y por la revenición, el agua de las napas es la que llena los pozos", contó Natalia, vecina nueva del barrio. Muy cerca de allí, Félix Aciar tuvo que construir una cámara séptica adicional en el fondo de su casa, para no tener que llamar al camión atmosférico tan seguido. "Hice una sangría por debajo del piso, que lleva el agua del lavarropas a otro pozo. Pero así y todo el pozo principal se llena y hay que desagotarlo una vez por semana, con un costo de 45 pesos cada vez que vienen", dijo.
"Los pozos se llenan porque las napas de agua están muy cerca de la superficie y así no hay capacidad que aguante", remató Zalazar.
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