El intendente de Diamante, Juan Carlos Darrichón, presentó el martes por la noche a los miembros de la Comisión Asesora de Termas, y ayer a profesionales técnicos, la propuesta empresarial definitiva “y superadora” para la construcción de un complejo termal Barrancas de Diamante.
Es que el proyecto original sufrió modificaciones, luego de los cambios introducidos por el Departamento Ejecutivo Municipal (DEM) y la consultora MED. Así, se acordó que la inversión total pasará de 5 a 8 millones de pesos; en lugar de ocupar 160 hectáreas, el complejo utilizará 125 hectáreas; y el plan de urbanización del sector estará a cargo de la empresa.
El jefe comunal confirmó ayer a UNO que la Comisión Asesora deberá confeccionar un precontrato, que será elevado al Consejo Deliberante la semana próxima. Allí, el cuerpo deliberativo tendrá que aprobar el fideicomiso para la transferencia de las tierras.
El trámite requerirá la mayoría especial del órgano legislativo, pero Darrichón confió que la oposición (UCR) avalará la propuesta, ya que está participando en la comisión asesora. “Los diamantinos tenemos que dejar de pensar en mezquindad y mirar al futuro”, dijo.
De prosperar en breve su aprobación, las obras en el complejo podrían comenzar en aproximadamente 60 días. Y la primera etapa de las obras demandará unos seis meses, por lo que existe optimismo en la comunidad diamantina respecto a que el nuevo complejo en la costa del Paraná –que será el más cercano a la capital provincial– pueda estar habilitado para la próxima temporada invernal.
“Creo que hay consenso de opiniones sobre que todos pretendemos que Diamante despegue, ya tuvimos una gran oportunidad hace un tiempo que no sé porqué causa la dejamos pasar, hoy no podemos darnos ese lujo”, opinó el jefe comunal.
“Creo que habrá un antes y un después para los diamantinos si avanzamos en este proyecto”, remarcó.
Ubicación
El sector donde se instalará el emprendimiento es un predio de 190 hectáreas, adquirido por la Municipalidad en 2006 por un monto de 1,8 millones de pesos. El sector está ubicado en proximidad del ejido de Strobel, cercano a las barrancas sobre el río Paraná.
El desarrollo termal había sido iniciado en 2007, pero sufrió un paréntesis en 2008 por el conflicto agropecuario y en 2009 por la crisis económica internacional y sus coletazos en la economía doméstica.
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