El principal foco de contaminación en La Pampa es la presencia de nitratos en las aguas subterráneas. Uno de los casos más graves está en Macachín, donde la concentración, a causa de la proliferación de pozos ciegos, es tan alta que cuadruplica el máximo tolerado para consumo humano. En todo el Valle Argentino hay fuentes de contaminación, algunas ya comprobadas y otras no. Es el caso de aguadas, feed-lots, asentamientos urbanos sin saneamiento, estaciones de servicios y fumigación con agroquímicos. Pero ninguno de estos graves problemas ha motivado hasta ahora tanta preocupación como la exteriorizada por las comunidades de General Acha y Macachín contra la fábrica Fiasa.
Informe lapidario.
En el año 2000, el Banco Mundial dio a conocer los resultados de un completo estudio sobre la situación ambiental en la República Argentina desde un análisis que involucraba todas las formas de contaminación. El resultado fue que el problema más diversificado, más arraigado y que a mayor cantidad de personas afecta -millones de individuos, en todas las regiones del país- es la presencia de nitratos en las perforaciones domiciliarias o para redes urbanas.
En La Pampa el panorama es similar. La situación más grave -por su complejidad y las dificultades para remediarla- y que a más personas afecta es la presencia de estas moléculas en las napas en un grado tal que las hace no aptas para consumo humano.
El caso paradigmático es el de Macachín, donde la situación preocupa no sólo por el nivel de contaminación sino también porque los habitantes de la localidad parecen no haber tomado conciencia de ello y rehúsan corregir este mal. Lo paradójico es que Macachín -o una parte de su sociedad- se resiste a una fábrica por el presunto riesgo de contaminación que conlleva cuando es una de las localidades pampeanas que más ha dañado un recurso no renovable -y de propiedad colectiva- como es el agua subterránea.
Los pozos ciegos
La presencia de nitratos es consecuencia de los pozos ciegos o pozos negros, aquellos sumideros donde se descargan los excrementos humanos. Con el paso de los años, la materia orgánica se va filtrando a través del fondo del pozo hasta llegar a la napa freática. Eso es lo que ha pasado -y sigue pasando- en Macachín, donde el porcentaje de nitratos en las perforaciones en el radio urbano es superior a 200 miligramos por litro cuando el máximo permitido por la legislación argentina para consumo humano es de 45 gramos por litros.
Esta situación hizo que a la hora de diseñar un sistema de captación de agua subterránea para la localidad, las perforaciones para colocar las bombas debieron instalarse a varios kilómetros del pueblo, lo cual encareció la inversión para realizar esta obra pública.
Lo más grave es que esta localidad dispone de un sistema de cloacas, pese a lo cual sólo se ha conectado menos del 50 por ciento de las viviendas. La otra gran porción de los habitantes se niega a hacerlo -aparentemente porque el costo de conexión sería excesivo-, lo que supone una persistencia aún mayor en el tiempo de un problema que estará presente por muchos años. En las aguas subterráneas de la localidad se ha encontrado toda la cadena de la descomposición de la materia orgánica: amonio (primer estadío de la cadena), nitritos y nitratos (etapa más evolucionada).
"Suponiendo que esos pozos ciegos dejaran de usarse todos juntos y de una misma vez, el agua subterránea de Macachín tardaría no menos de 150 años en volver a ser apta para consumo humano", aseguró un especialista en el tema. "En todo el país, la gente pide cloacas. Acá que las tienen pero no se conectan", expresó el especialista.
Aguadas.
Los pozos ciegos de Macachín no son el único problema de esa localidad. Un criadero de cerdos es otro, los molinos y aguadas de los campos con muchos animales son otro más y, al igual que en todas las localidades de la provincia, las estaciones de servicio representan un riesgo cierto de que una pérdida llegue a la napa y produzca una alteración de consecuencias graves.
"Tengamos en cuenta que en ninguna estación de servicio de La Pampa se hace un monitoreo del estado de los tanques en los que se almacena el combustible", advirtió el especialista. "Hasta ahora no se ha detectado ningún caso en nuestra provincia, sí en otras, pero ello no significa que pueda ocurrir en cualquier momento, o que ya haya ocurrido pero aún no se manifieste".
Las aguadas y los molinos, lugares donde el ganado se junta para beber, son otros lugares con alto potencial contaminante. Obviamente, el Valle Argentino está plagado de ellos. "Los excrementos de la hacienda se juntan en el lugar y se van infiltrando en el terreno a pocos metros de donde está la perforación que saca el agua", indicó el profesional. La solución sería sencilla: una modesta cañería que lleve el agua hasta un punto alejado de la perforación -y que estuviera en una zona de agua de calidad inferior- alcanzaría para evitar el problema.
En Doblas -otra localidad asentada sobre el acuífero de Valle Argentino-, hay una perforación con alto porcentaje de nitratos que está a pocos metros de una firma que se dedica a trabajar con cueros.
También los feed-lots.
"Todas las actividades ganaderas generan algún impacto ambiental, provocan una alteración, y si esa actividad está concentrada, más aún", señaló otro investigador en cuestiones hídricas. Como ejemplo citó los feed-lots, que son empresas que se dedican a la cría intensiva de ganado. "Es uno de los mayores focos de contaminación", remarcó el especialista.
En La Pampa hay varios feed-lots, y algunos de ellos están sobre el acuífero del Valle Argentino. "Nunca escuché que la gente que quiere proteger el acuífero haya planteado alguna acción contra esta fuente de contaminación", advirtió.
Si a todo ello se suma la amenaza de los agroquímicos, el panorama es más preocupante. "Todavía no hay datos publicados, pero se sabe que entre el Padre Buodo y General Acha, se ha comprobado que hay napas contaminadas con agroquímicos", indicó el profesional.
De hecho, la eventual contaminación con estas sustancias aún no se ha estudiado en profundidad por una razón de costos. "Mientras un estudio de nitratos en una muestra de agua cuesta entre 20 y 30 pesos, un estudio de agroquímicos va de 500 a 1.000 pesos". Cerca de General Acha hay otros dos lugares para prestarle atención: el Frigorífico y la Escuela Agrotécnica.
"Si lo que se quiere es proteger el acuífero del Valle Argentino, no habría que oponerse sólo a la fábrica química, también habría que trabajar sobre todos los focos de contaminación, sin excepción, que ya están produciendo daño y nadie dice nada", sentenció el primer especialista consultado.
Más peligrosos que la fábrica
A principios de julio, el gobierno provincial y la empresa Fiasa dieron a conocer los dos estudios que encargaron con relación al funcionamiento de la planta y sus posibles consecuencias. Uno de ellos señaló que el proceso en sí no es contaminante y que sus productos de desecho son menos nocivos que los residuos urbanos que van a parar a cualquier relleno sanitario de cualquier ciudad. "Hoy por hoy, podemos decir que para el ambiente es más peligroso el conjunto de los pozos ciegos que esta fábrica química", comparó uno de los especialistas consultados.
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