Con la mirada resignada y un tono de voz apagado, Oscar Guevara sintetizó su situación y la de su familia con tres palabras: "Lo perdimos todo". Hace unos 3 años pudo levantar una precaria vivienda en la zona de 220 y 35, y esperaba recibir una ayuda para poder mejorar las instalaciones cuando el río irrumpió con furia y le agregó dramatismo a su pobreza. "A las 7 de la tarde el agua entró de golpe y en pocos minutos me llegaba a la cintura; por suerte mi mujer y nuestros dos hijos ya se habían ido a la casa de una amiga para resguardarse de la inundación". Fabiana Sánchez, su esposa, aseguró que es la mayor inundación que sufrieron en los últimos 10 años, "nunca nos pasó algo así, no nos quedó nada, la casa está bajo el agua".
En Punta Lara, desde hace dos días, es incesante el ir y venir de los móviles de bomberos y Defensa Civil. Si bien ayer bajó la altura del río hasta 1,70 metros -así estaba al cierre de esta edición según Prefectura Naval-, eso no alcanzó para que el agua se retire de las calles y las viviendas, sobretodo en la zona de la segunda rotonda y Boca Cerrada.
"Acá nadie pudo dormir, la gente trataba de salvar muebles y electrodomésticos porque cuesta mucho volver a comprar esas cosas. Es realmente desesperante no saber cuándo va a parar de crecer el río, hasta donde va a llegar. Uno sabe que al fuego lo controla con agua, pero cuando el agua avanza no la parás con nada", dijo Emilio Cáceres, de Boca Cerrada, y agregó: "Hasta el centro de evacuación del barrio 'El Molino' debió ser desalojado por la inundación, o sea a la gente que fue a parar allí la evacuaron dos veces".
Pese a que todo indicaba que el río se iba a poner bravo, para Sara Argañaraz, una de las evacuadas alojadas en el Sindicato Municipal, todo fue repentino: "Yo vivo en 220 y 5 con mi esposo y mis 5 hijos que tienen entre 12 y 2 años, en el medio del campo, no pensé que el agua nos iba a inundar de un momento a otro, en cuestión de media hora. Algunas cosas las pude levantar, otras, se las debe haber llevado el río porque ya no pude hacer más que irme con mi familia".
La familia de María Eugenia Vallejo tiene 8 integrantes, ellos viven en la calle 116 bis y la costanera. Ella, según contó, fue de las personas que por temor a los robos decidió no alejarse mucho de su hogar y se alojó en la casa de una amiga. "El agua entró un metro adentro de la casa, algunas cosas las levantamos, pero perdimos casi todo. La madrugada fue terrible, no salvamos ni los colchones, tampoco nos quedó más ropa que la que tenemos, pero por suerte sacamos el televisor y un horno microondas", dijo acongojada.
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