Lo que temían que podría pasar, pasó. Una vez más, el temporal se apoderó de las costas ribereñas y, haciendo honor a Santa Rosa, se hizo presente en la región. Ayer el rostro de los vecinos afectados siguieron mostrando la desolación y la impotencia, ante los daños y las pérdidas materiales provocadas por la sudestada, la más fuerte de los últimos años.
El temporal que golpeó sorpresivamente las zonas ribereñas del Río de la Plata en la noche del miércoles dejó como resultado 1.500 personas evacuadas en Ensenada y 700 autoevacuados en Berisso. Y algo similar ocurrió en el Conurbano, donde ayer hubo protestas: vecinos cortaron la bajada de la autopista Buenos Aires-La Plata, a la altura de Dock Sud, por la falta de ayuda estatal.
Con fuertes ráfagas de viento y lluvias intermitentes, la altura del Río de la Plata en las costas de Berisso y Ensenada esta madrugada era de 1,50 metros, según los datos aportados desde el área de Defensa Civil, luego de haber alcanzado 3,50 metros por la tarde. Y va a seguir bajando, según el último parte brindado a este medio. También aseguraron que el alerta meteorológico se mantendrá durante todo el fin de semana.
Ayer, personal de Defensa Civil efectuó tareas de corte de calles y asistió a personas afectadas por la crecida, efectuando sus derivaciones a viviendas de familiares. Las zonas anegadas fueron las ribereñas y el casco urbano cercano al monte.
Desde Defensa Civil de Berisso se notificó que actualmente se estima que entre “600 y 700 personas tuvieron que autoevacuarse porque en sus casas el agua alcanzó una altura de 1,30 metros”.
El encargado de guardia Carlos Emmeri, en diálogo con Hoy, dijo que “la decisión de autoevacuarse es una determinación que toman los vecinos, porque son autosuficientes y están bien organizados”. Y agregó que en Berisso no se lamentaron pérdidas mayores.
Por otra parte, en Ensenada, el titular de Defensa Civil, Miguel Cepero, afirmó a Hoy que de los 1.500 evacuados el miércoles, “sólo hay 310 que permanecen en centros de evacuación”.
Cepero dijo que los evacuados se alojaron en la Casa de la Cultura, en el salón de usos múltiples de El Molino de Punta Lara y el Sindicato de Empleados Municipales, y que las zonas más comprometidas fueron las de los arroyos Miguelín y Tío Marcelo.
Por su parte, desde Defensa Civil de La Plata declararon que “la cuota de inundabilidad en la ciudad platense es de dos metros, así que no hubo que lamentar inundaciones, ya que no tuvimos fuertes lluvias, sólo viento, que sí generó complicaciones en cuanto a corte de cables de alta tensión en algunos barrios, pero no calles anegadas ni grandes daños”, dijo a este medio el director de Defensa Civil de la Municipalidad de La Plata, Sergio Lezana.
En foco
Con el asistencialismo no alcanza
Las inundaciones causadas por la sudestada pusieron de manifiesto, nuevamente, la falta de soluciones de fondo a una situación que viene desde hace décadas.
Cientos de vecinos de Ensenada y Berisso sufren inundaciones cada vez que soplan fuertes vientos, al igual que hace 70 años.
Lo preocupante es que tanto desde los municipios afectados como del gobierno bonaerense ayer salieron a hacer propaganda por los elementos de primera necesidad que entregaron a los afectados: colchones, chapas, frazadas y alimentos. Eso no es todo: funcionarios nacionales, provinciales e intendentes intercambiaron elogios “por la articulación” y el “trabajo conjunto” ante los daños generados por el temporal.
Ahora bien, con el asistencialismo no alcanza. Lo ocurrido en los últimos días hace que tanto los municipios como la Provincia y también el Gobierno nacional deban definir prioridades. ¿Qué puede ser más importante que evitar que cientos de familias pierdan todo lo que tienen cada vez que hay una sudestada?
Llegó la hora de empezar a tomar medidas de fondo. Si bien comenzaron a realizarse algunas obras del terraplén costero en Berisso, es necesario que ese emprendimiento se acelere para que, en el mediano plazo, exista una barrera efectiva contra las inundaciones.
Además, se deben realizar estudios serios -en la región existen algunos de los centros de conocimiento más importantes del país, como es la UNLP- acerca de lo que puede ocurrir en los próximos años y, en caso de ser necesario, impulsar políticas públicas para que aquellas familias que viven en los barrios más afectados, en caso de que las obras de infraestructura no den abasto para impedir los anegamientos , sean reubicadas en otras zonas.
Obviamente, los municipios no están en condiciones por si solos de dar las soluciones de fondo. Pero las autoridades políticas de esos distritos, tanto del oficialismo como de la oposición, tienen la obligación de defender a rajatabla los intereses de los vecinos que representan, y eso implica empezar a poner blanco sobre negro.
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