El noroeste del país, y particularmente la península de Baja California, es una zona propensa a sufrir más el impacto del cambio climático, advierte un estudio de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) y cuatro instituciones más.
El análisis muestra que esta región podría verse amenazada por ciclones más fuertes, cambio de cauce de arroyos, pérdida de vegetación y suelos, acelerada desertificación e impactos sobre los recursos pesqueros y la biodiversidad.
“México tiene muchas vulnerabilidades y el estado de Baja California Sur es uno de los más vulnerables por su gran litoral, su gran elevación del nivel del mar y por su falta de agua”, asegura Antonina Ivanova Boncheva, investigadora de la UABCS e integrante del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático que obtuvo el Premio Nobel 2007.
Los investigadores se unieron para analizar el panorama sobre esta problemática en el estado y además crear el Plan Estatal de Acción Climática (PEAC) para el estado de Baja California Sur, en el que estudian las características de la entidad y los impactos previstos.
Boncheva dice que el estudio incluye un inventario sobre emisiones, así como escenarios atmosféricos, datos sobre elevación del nivel del mar, inundaciones y ciclones, dinámica oceanográfica, recursos pesqueros e hídricos, desertificación, biodiversidad y áreas naturales protegidas.
El trabajo tiene como objetivo evaluar la necesidad de generar escenarios de cambio climático a mayor resolución y propone ampliar e incluir no sólo los escenarios atmosféricos de cambio climático, sino también los oceanográficos.
Arribo retrasado de ballenas
La investigación señala que el cambio climático “es un problema de seguridad estratégica nacional y mundial”, por lo que es urgente incrementar los esfuerzos de mitigación, así como desarrollar capacidades de adaptación ante los impactos adversos previsibles.
Se precisa que a escala regional, algunos de las consecuencias del cambio climático son el calentamiento que amenaza los recursos hídricos, perjuicios asociados con las inundaciones costeras, así como la acidificación del océano y tropicalización de las costas del Pacífico (costa occidental de la península de Baja California).
Entre los impactos que se pueden señalar, dijo la investigadora, se encuentra el arribo retrasado de la ballena gris a las lagunas sudcalifornianas, así como la salinización de los pozos de agua, ante el incremento del nivel del mar.
También los estudios muestran cierta variación en los tiempos de captura de langosta y abulón, productos importantes de exportación que se capturan en la zona conocida como Pacífico Norte.
Ivanova Boncheva indica que la península de Baja California y Sonora tienen características similares de clima y suelo, por lo que se prevé que compartan algunas repercusiones como la desertificación y sequía que podrían intensificarse durante los próximos años.
El cambio climático también ha aumentado la intensidad de los ciclones que cada año azotan las costas sudcalifornianas. Los huracanes Norbert en 2008 y Jimena y Rick en 2009, poco antes de afectar la entidad alcanzaron la categoría 5 en la escala Saffir-Simpson.
De igual modo, la ruta en los huracanes se ha visto modificada, en lo que se refiere a la península de Baja California
Los Cabos, el puerto que históricamente resiente el embate de al menos un huracán de intensidad importante, en los últimos tres años ha logrado salir menos “golpeado”, pues los ciclones de las recientes temporadas han llegado un poco más al norte del estado, justamente en el municipio de Comondú, dejando incluso fuera de sus efectos mayores a La Paz.
“Todo esto implica efectos sobre la agricultura, turismo, flora y fauna, y en la salud humana, como el incremento en los casos de dengue”, explica la especialista.
Un escenario distinto es el que se espera para regiones del sur como Chiapas, donde se prevé aumento de precipitaciones, por lo que la amenaza de inundaciones continuará latente.
Asegura que ante los impactos que se observan en la región, resulta importante integrar a los organismos y sectores relacionados, a fin de prever escenarios y establecer acciones para hacerle frente.
En ese sentido, resalta que el sector empresarial se ha acercado a las instituciones académicas para conocer los estudios sobre la elevación del nivel del mar y que sean tomados en cuenta en las construcciones asociadas a la actividad turística en la zona de la península.
El PEAC es un programa amplio que impactará en la vida social y económica en Baja California Sur. Estudian la economía y sociedad de la región, los grupos vulnerables y la salud humana, así como la legislación relacionada. Además de que deberán cambiarse métodos de investigación, los tiempos fijados de observación de la ballena y algunas vedas de productos habrán de modificarse.
Comenta que en 2008 dio a conocer en el estado de Veracruz su plan de acción para hacerle frente al cambio climático, iniciativa impulsada por la Semarnat y el Instituto Nacional de Ecología.
Este año se apoya a 18 entidades que deberán hacer lo propio en los siguientes meses, manifestó la experta.
Se estima que este plan de acción, que integra 14 módulos de investigación, esté concluido al iniciar 2012; sin embargo, los avances se presentarán en la Cumbre sobre Cambio Climático, en Cancún.
En la elaboración participan: la UABCS, el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor), el Instituto Politécnico Nacional, a través del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (IPN-Cicimar) y el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese).
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