La masiva y reciente mortandad de peces en las costas de la Región volvió a poner en el ojo de la tormenta los debates vinculados con la calidad del Río de La Plata como recurso hídrico. Vecinos y entidades ambientalistas creen que la contaminación de las aguas juega un papel clave en episodios como los que se reiteraron durante el mes que pasó, dejando millares de sábalos, bogas y bagres esparcidos sobre las orillas marrones o flotando en la superficie de lagunas, cavas y canteras. Sin embargo, desde los organismos oficiales se afirma que la alta tasa de mortalidad es consecuencia de "stress térmico" por bajas temperaturas.
Agosto fue trágico para la fauna del Plata: el domingo 9, quienes se acercaron a la localidad ensenadense de Punta Lara para compartir una tarde en familia se toparon con un hedor insoportable y una postal muy poco recreativa: la playa tapizada por sábalos y bagres en descomposición. El problema inquietó a las autoridades de Ensenada, que tras limpiar la costa lo atribuyeron a "la limpieza de algún barco, o algún trabajo en la planta cloacal de Hudson" y pidieron la intervención del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS).
Dos semanas después, lo que había ocurrido en las costas de Ensenada se replicó en las de Berisso. Las playas de la isla Paulino y el balneario La Balandra amanecieron cubiertas por peces muertos o agonizantes. Desde el OPDS se caracterizó a los ejemplares afectados como "peces jóvenes, que viven en cursos de agua poco profundos y que se descompensaron por el repentino cambio de las temperaturas". Germán Larrán, director provincial de Recursos Naturales de la repartición bonaerense, precisó que las muestras de agua y de tejidos obtenidos en Berisso y Ensenada coincidían con las de la zona de Tigre, donde se registraron casos similares entre julio y agosto, y que se llegó a la conclusión de que "fueron episodios ocasionados por el ambiente".
"La mayoría de los que murieron eran animales jóvenes provenientes de cursos de escasa profundidad como arroyos y zanjones, donde el caudal no alcanza a mitigar los efectos de los cambios bruscos de temperatura ambiente" explicó Larrán: "en este contexto, los peces sufrieron shock de hipotermia e insuficiencia en el sistema inmunológico, y esa debilidad les provocó la aparición de hongos a lo largo del cuerpo, enrojecimiento en la base de las aletas y pérdidas de escamas.; luego fueron arrastrados por la corriente hacia el Río".
DUDAS
Las explicaciones no conformaron a las entidades de defensa del medio ambiente. La Asociación Protectora de los Derechos del Animal, pidió que se investigue la magnitud de la carga orgánica en el Río de La Plata, habida cuenta de que el emisario cloacal ubicado en Berazategui, a 2.500 metros de la playa, expulsa permanentemente las aguas servidas de gran parte de la capital federal y en Conurbano. Los procesos de descomposición de la materia orgánica restan oxígeno al agua, afectando a los peces. Elba Tiburzi, presidenta de la Protectora, solicitó que se determine "si la muerte de los peces se produjo por la aparición de una toxina hallada cerca del Puerto La Plata".
La ONG Ala Plástica, por su parte, realizó una presentación ante el OPDS pIdiendo al organismo que se expida con "mayor detalle y profundidad" acerca del problema. "Conocemos bien la dinámica del Río de La Plata, porque somos nacidos y criados en la zona, y nunca antes fuimos testigos de un fenómeno similar" subraya Alejandro Meitin, titular de la organización no gubernamental: "a nuestro juicio, y de acuerdo con las pruebas que reunimos, resulta improbable que la causa esté vinculada con las bajas temperaturas, ya que se requieren temperaturas de diez grados bajo cero; pero por otra parte previo a la segunda mortandad no se registraron marcas térmicas tan bajas".
Los ambientalistas pusieron en relieve la posibilidad de que el arroyo El Gato pudiera haber llevado hasta el Río un desborde de lixiviados -líquidos de extrema toxicidad que se generan durante la descomposición de la basura-. "Las lluvias aumentan la percolación y las piletas de tratamiento no dan abasto" indicaron en Ala Plástica: "no sería raro que hubieran vertido lixiviados crudos al curso del Gato, aumentando los niveles de toxicidad y eutrofización". En este contexto, las floraciones de cianobacterias -algas que generan una "espuma" verdeazulada sumamente contaminante- también podrían darse en invierno, a pesar de que hasta ahora son características del verano.
EN EL AEROCLUB
Hace poco más de una semana, los pescadores de la laguna del Aeroclub -ubicada sobre diagonal 74, camino a Punta Lara, al pie del acceso a la Autopista- se encontraron con que centenares de pejerreyes, bagres, sábalos y tarariras flotaban sin vida. "Pesco acá de toda la vida, incluso consumimos lo que sacamos y nunca tuvimos problemas de salud", recordó Walter Gómez, vecino de 525 bis y 121: "esto no es común, y es necesario que alguien lo investigue".
"FENOMENO NATURAL"
La mortandad de los peces en invierno es "un fenómeno absolutamente natural". Así lo manifestó el biólogo Norberto Oldani, investigador del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (UNL/Conicet). El científico expresó que "cuando la temperatura del agua baja de los doce grados, los peces se mueren, tal como ha ocurrido este año desde el Litoral hasta el Río de La Plata".
En la OPDS, en tanto, se descartó de plano que la existencia de peces muertos pueda afectar la calidad del agua que se destina al consumo humano, previo paso por las plantas de potabilización.
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