Con un corte de una hora y media sobre la ruta internacional 136 y duras críticas al canciller uruguayo, Luis Almagro, la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú ratificó ayer lo que los gobiernos de la Argentina y Uruguay niegan abiertamente: que el conflicto bilateral por la permanencia de la pastera UPM (ex Botnia) sigue sin resolverse.
El corte y la posterior asamblea sobre la ruta estuvieron marcados por una importante presencia de efectivos de la Gendarmería Nacional, muchos de ellos de civil, a los que se sumó un helicóptero de esa fuerza que sobrevoló constantemente la zona, por momentos a muy baja altura, para captar imágenes de los manifestantes. La lectura fue unánime: el Gobierno no planea desistir en la persecución penal de los dirigentes de la Asamblea.
Lejos de amilanarse, las 600 personas que ayer participaron de la reunión en Arroyo Verde, el paraje ubicado sobre el kilómetro 28 de la ruta internacional, votaron en favor de marchar a la Capital Federal para protestar frente a la embajada de Uruguay, en Las Heras y Ayacucho, y en la Plaza de Mayo, con los dos gobiernos como objetivos.
También decidieron volver a intentar el cruce a Fray Bentos para explicar su posición a los uruguayos. La fecha de estas marchas se decidirá hoy a la noche.
Pero los ambientalistas no se detendrán allí: un grupo ya comenzó a planear un boicot contra la visita a Gualeguaychú que Néstor Kirchner tiene programada para el 30 del actual. "Vamos a hacer historia con ese sinvergüenza. Ni lo vamos a dejar bajar del helicóptero", vaticinó uno de los líderes de esta movida, bajo reserva de su nombre.
El ambientalista también reveló la indignación en la Asamblea por el proyecto oficial de declarar de interés público la producción de papel para diarios. "Nos dijeron que nuestra lucha era causa nacional y ahora nos abandonan, nos persiguen y hasta quieren proteger a las papeleras. No sólo es una necedad, sino una hipocresía de la Presidenta", enfatizó.
La movilización de los asambleístas comenzó a las 15.30 y llegó a sumar cerca de 200 vecinos en pocos minutos. Luego llegarían a unos 600. Aunque el tránsito vehicular hacia la localidad uruguaya de Fray Bentos permanecía liberado, dos retenes de la Gendarmería ubicados a ambos lados del refugio de Arroyo Verde intentaban disminuir la velocidad de los conductores.
Mientras tanto, los asambleístas cruzaban la ruta, haciendo postas sobre las banquinas. Algunos hasta bromeaban con los dirigentes que fueron denunciados penalmente por el Gobierno, que evitaban pisar el asfalto.
La situación cambió a las 16.20, cuando los "transeúntes" se frenaron en seco sobre la ruta, lo que generó una serie de altercados con los turistas que intentaban pasar en ese momento. De hecho, el último en cruzar -un vecino de la Capital que no quiso dar su nombre- sólo lo logró tras discutir largamente con los asambleístas.
Detrás de él quedó Mario Persic, un broker náutico de Avellaneda que viajaba con su esposa y su madre, Elsa Zajec, de 78 años. "Hace 70 años que mi vieja no pisa suelo uruguayo, donde pasaba sus vacaciones de niña. Si hasta trajimos un frasco para que lo llenara con tierra como recuerdo", relató. El extenso trailer que arrastraba su camioneta le impedía girar para volver, mientras se empezaban a juntar los primeros autos y camiones.
"Lo que me indigna es que la Gendarmería no me advirtió nada y acá, salvo por una persona, nos trataron mal", agregó Persic.
Del otro lado del corte, el uruguayo Juan Estévez, que intentaba cruzar en moto junto con su hijo, lo tomó con más calma. "¿Qué vamos a hacer? Si no se puede, no pasamos y listo", dijo, antes de pegar la vuelta hacia Uruguay. Otros 12 autos y tres camiones no pudieron hacer lo mismo.
La proclama
A las 16.40, la ambientalista Paola Robles leyó una proclama de la Asamblea en la que se subrayaba que el Gobierno no había cumplido sus promesas, a pesar de la tregua de 60 días en los que la ruta estuvo liberada. "Hicimos el gesto, corporizamos nuestra voluntad de diálogo y los gobiernos volvieron a demostrarnos que están más preocupados en encapsular el conflicto, en darlo por terminado, que en resolverlo", leyó, para cerrar: "Mientras Botnia siga allí, envenenando nuestra región, el conflicto seguirá abierto".
Como muchos empezaron a retirarse luego de la lectura del documento, se decidió adelantar para las 17.30 la asamblea. A esa hora, el número de vecinos alcanzaba los 600, según fuentes de la policía provincial.
En sólo media hora, el grupo votó marchar a la embajada de Uruguay, a la Casa Rosada y a Fray Bentos. La primera decisión, sin embargo, fue cortar totalmente la ruta. Entre moción y moción, los peores reproches fueron para el canciller uruguayo, que hace tres días dijo que era "impensable" que Botnia pudiera ser desmantelada.
"Parece que Almagro ni siquiera leyó el fallo de La Haya", le endilgó Juan Veronesi. "Es una vergüenza, cree que somos loquitos, no tiene idea que ésta es una lucha de siete años", agregó el médico Martín Alazard, quien pidió un aplauso para el helicóptero que, por enésima vez, sobrevolaba el corte.
CONTRAPUNTOS
"Mientras Botnia-UPM siga allí, envenenando nuestra región, el conflicto seguirá abierto"
PAOLA ROBLES
Asambleista
"Me indigna que acá la Gendarmería no me advirtió nada del corte de ruta"
MARIO PERSIC
Broker náutico
Subsisten las diferencias internas en la Asamblea
Quedó expuesto ayer al momento de ir a la ruta
El primero de los cuatro cortes programados para septiembre era la oportunidad que la Asamblea Ambiental de esta ciudad esperaba utilizar para demostrarle al Gobierno que todavía guarda fuerzas para volver a llevar a la ruta sus reclamos contra la pastera UPM (ex Botnia) situada en Uruguay.
Sin embargo, y aunque el día soleado de ayer invitaba a acercarse a Arroyo Verde, la diferencia de número entre quienes se movilizaron a las 15.30 para bloquear la ruta y quienes llegaron dos horas después, para participar en la asamblea ordinaria del domingo, dejó entrever las diferencias que aún subsisten entre los vecinos de Gualeguaychú.
Esta brecha se volvió evidente con la ausencia de algunos referentes que no deseaban volver a bloquear el paso hacia Uruguay y el segundo plano que eligieron otros, que pretenden mantener abierto el diálogo con el Gobierno.
Ayer, poco más de 200 personas llegaron a las 15.30 para cumplir con la decisión de volver a la ruta. Según fuentes policiales, en la asamblea posterior participaron 400 personas más. En general, los asambleístas explicaron esa diferencia de número por la presión que el Gobierno introdujo al denunciar penalmente -por 18 delitos- a una decena de vecinos, pero tampoco hubo expresiones de abierta satisfacción por la convocatoria lograda.
Bastó comparar ese número con la enorme cantidad de vecinos que eligieron pasar la tarde en la costanera (y las calles principales de Gualeguaychú a la hora del regreso) para dar cuenta de que la prioridad de los vecinos, ayer, fue el sol y no Botnia.
De hecho, la asamblea debió ser adelantada media hora, para las 17.30, cuando los organizadores notaron que algunos manifestantes comenzaban a retirarse. Mientras, desde el micrófono se arengaba a "no descuidar la asistencia" para los próximos tres domingos.
Tampoco faltaron quienes exteriorizaron su bronca hacia los ausentes. "Vos no podés dejar solos a tus compañeros porque no te gusta lo que se votó y menos aún salir a criticar a la Asamblea cuando no te conviene. Eso es de guachos, pareciera que están trabajando para el Gobierno", arremetió el productor rural Juan Ferrari, uno de los referentes de la línea más combativa de la Asamblea.
Para demostrar su aceptación a la decisión de la mayoría, que el miércoles 25 de agosto votó regresar a la ruta tras 60 días de tregua, algunos de los "dialoguistas", como Jorge Fritzler, o el coordinador de la Asamblea, Roberto Marchesini, llegaron a Arroyo Verde recién para la reunión. Otros, como José Pouler, prefirieron no participar como oradores.
"Si votás y no venís es porque no creés en la democracia", sostuvo Martín Alazar, otro de los que se oponían al corte. "Las divisiones en la Asamblea son un invento de los medios", sostuvo Fritzler, mientras que Pouler recordó que las tensiones "siempre fueron parte natural del grupo".
"Estamos en una negociación con el Gobierno y todavía no sabemos qué ni cómo se va a monitorear el río. Regenerando el conflicto perdemos posibilidades", contrastó Marchesini, uno de los pocos en admitir que ayer "vino menos gente de la esperada". El resto pidió reserva de su nombre. Por eso, quizá, no faltan quienes apuestan a que el acto de repudio a la presencia en Gualeguaychú del ex presidente Néstor Kirchner, prevista para el próximo 30 de septiembre, sirva como detonante para volver a dar cohesión al grupo. Sucede que el malestar hacia el Gobierno sí es causa común por estas tierras.
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