En exclusiva para Sala de Prensa, Homero Bibiloni calificó de “salto de calidad ambiental” la conformación de un comité científico binacional para monitorear ambas márgenes del río Uruguay y, si bien el capítulo más importante será el control de la ex Botnia, permitirá incorporar las actividades productivas y municipales ribereñas a los planes integrales de gestión para el cuidado del ecosistema.
El funcionario señaló que “de esta manera, estamos dando un nuevo salto en lo ambiental como política de Estado, a partir de problemáticas puntuales, conflictos internacionales que hemos logrado solucionar con el país hermano, y esto va a redundar, casualmente en el Bicentenario, en una nueva etapa para el desarrollo de las políticas ambientales en la Argentina”.
Dijo Bibiloni que “la formación del comité científico ha tenido la intención de armonizar las experiencias científicas, las prácticas profesionales, los conocimientos académicos y la articulación del plan de vigilancia y monitoreo del río Uruguay y todas las derivaciones del fallo de La Haya, que es lo que viene de manera inmediata”.
Reiteró lo que había dicho públicamente hace pocos días en Colón: “Es muy rescatable la militancia de la comunidad de Gualeguaychú, que instaló en la agenda política la cuestión ambiental. Siempre recuerdo que en el 2005 se firmó el acta de Gualeguaychú por quien era en ese momento Presidente de la Nación, Néstor Kirchner, y 22 gobernadores, y un acta paralela de la federación de municipios”, rememoró.
En tal sentido, destacó que “lo que aparece tan lejano en el tiempo fue lo que dio origen a los acuerdos a nivel presidencial y de los cancilleres, que permiten dimensionar un salto en la calidad institucional ambiental de tipo federal, porque va a importar para la provincia de Entre Ríos planes integrales de gestión ambiental que incluyan a las actividades productivas provinciales y las vinculadas a los municipios en rubros muy diversos como los que tienen que ver con los problemas que se generan hoy en las ciudades, como los residuos, los afuentes cloacales, los deshechos industriales, las prácticas agrícolas ganaderas, que incluyen las prácticas en feedlots, en producción aviaria, pecuaria, con lo que tiene que ver con las aguas termales”.
Indicó que “el comité va a ser un diagnóstico en el terreno para el monitoreo de las actividades de la planta y del ecosistema derivado del río y ciertamente los diagnósticos que surjan de lo que vean en las aguas van a importar una trazabilidad interna, es decir, qué cosas estamos haciendo en el territorio que va a las aguas y puede tener algún impacto”.
Los científicos, a través de las articulaciones recíprocas con sus pares del Uruguay en el ámbito de la comisión binacional, manteniendo las estructuras de apoyo que la misma determinará y que las universidades siguen (porque el plan de vigilancia sigue todos los rubros de manera integral) van a tener un fuerte soporte que les va a permitir ir construyendo y mejorando los diagnósticos en tiempo real.
“Y también por el conocimiento de la causa, ir sugiriendo algunas cuestiones que vamos a tener que resolver en la medida en que una controversia ambiental no tiene una solución rápida, fácil ni gratis. Requiere tiempo, inversión pública y privada, las articulaciones de políticas públicas convergentes, y los financiamientos adecuados en el tiempo”, advirtió el secretario de Ambiente.
Explicó que como se va a trabajar en ambas márgenes del río, significa que habrá mucha homogeneidad en las propuestas metodológicas de lo que se haga de un lado y del otro, lo cual quiere decir que va a haber como un sistema de espejos, aunque las legislaciones de aplicación serán las locales en lo que tiene que ver con cada actividad.
Es un trabajo de conjunto que va a revertir en ambas márgenes del río Uruguay, tanto a lo largo de Entre Ríos como de Corrientes.
Convocó a un proceso de acompañamiento social y de los medios de comunicación que explicite cómo se van logrando esas metas en el tiempo para que la sociedad tome razón de esos avances y tenga la comprensión, que es imprescindible en todo proceso donde se apunte a una solución estructural a problemas de vieja data.
Consultado sobre la ampliación de facultades de la repartición, Bibiloni reconoció que de hecho la Secretaría de Ambiente se expande un poco más, “porque teníamos el monitoreo y vigilancia de todo el sistema de riego y de lo que es la mitad del río para atrás eran las emisiones o los efluentes que la pastera lanzaba al agua; ahora vamos a estar mucho más cerca”.
Añadió que por lo tanto “vamos a continuar con esta tarea que ya la venimos haciendo desde que se instaló el conflicto, sólo que con un grado de aproximación mayor, e inclusive incorporando una vertiente que antes del fallo de La Haya no tenía ninguna razón de ser, pero que es la asistencia por parte de la facultad de ingeniería de la Ciudad de Buenos Aires en materia de actividad de pasteras, que es un espertise que estamos a punto de integrar a este proceso, tomando los aportes que nos hace la Comisión de Energía Atómica, el Servicio Meteorológico Nacional, con el que venimos trabajando, y por supuesto las grandes universidades del país, que nos siguen apoyando en los desarrollos y con los equipos que hacen al trabajo de vigilancia”.
Concluyó que a partir de esta acción “se practicarán los ajustes que esta nueva etapa, a partir del comité científico y de los acuerdos alcanzados, redefinen algunos contenidos metodológicos que acordaremos con el sistema científico para su implementación en el territorio”.
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