Juan Villalonga, el director de la organización de Greenpeace, analizó en una entrevista con LPO el proyecto de protección de glaciares aprobado en Diputados, que se tratará este miércoles en el Senado. Asegura que la actividad minera no se verá afectada, salvo los proyectos de la Barrick Gold que deberán auditarse con seriedad y ataca a los gobernadores que resisten: “Entre las provincias hay una solidaridad perversa en contra del cuidado del ambiente, es su lado oscuro”.
El miércoles se sabrá si Argentina tiene una ley de protección de glaciares o si el tema deberá esperar, como ya ocurrió hace dos años cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner vetó en forma total una norma similar a la que ahora debe tratar el Senado.
El texto en cuestión fue aprobado en Diputados tras un extraño acuerdo entre el diputado de centroizquierda Miguel Bonasso, promotor de un texto de su ex colega Marta Maffei, y el senador kirchnerista Daniel Filmus, quien poco antes había propuesto un proyecto diferente al que finalmente avaló públicamente. Su postura no fue compartida por los diputados del Frente para la Victoria.
“Para nosotros fue un buen acuerdo. Hasta ese momento nuestra prédica: eran ambos proyectos necesitan mejorías y no están a un abismo de diferencia. Fueron siete meses perdidos porque nos costaba mucho encontrar una preferencia”, confiesa Juan Carlos Villalonga, director de Campañas de Greenpeace y uno de los máximos defensores de la ley que se dirime en el Senado el miércoles.
-La queja de provincias mineras como San Juan, es que la ley es muy restrictiva al suspender industrias en áreas periglaciares...
-No es correcta esa idea, porque periglaciar no es cualquier suelo congelado. Quedó definido como aquello que tributa a una cuenca hídrica, que forma parte de la dinámica de una cuenca hídrica no es cualquier suelo congelado.
Yo daba el ejemplo hace pocas semanas atrás hubo una semana que la localidad de Río Mayo, al sur de Chubut en el límite con Santa Cruz, tuvo 12 grados bajo cero y todos los suelos estaban congelados, pero eso no era un ambiente periglaciar.
La definición de periglaciar entraña otros elementos desde el punto de vista glaciológico Hay una serie de expresiones que los glaciólogos tienen que evaluar metro cuadrado por metro cuadrado para definir que hielo que encuentren es un periglaciar
-¿Por qué Filmus aceptó los cambios que proponían y después los diputados oficialistas votaron en contra y la presidenta avisó que no coincidía?
-Es muy difícil entender qué es lo que pasó. Cuando existe el acuerdo entre Filmus y Bonasso todos respiramos aliviados, porque a partir de ahí existió un clima que se aprobaba el proyecto, ya que las expresiones de ambos daban a entender que esto era respaldado por el Frente para la Victoria.
Pero después en el recinto eso no se vio. De una manera muy confusa, porque (el jefe del bloque kirchnerista (Agustín) Rossi dijo que necesitaba 15 días para evaluar el acuerdo. Después se vio un rotundo no sin mayores explicaciones
La Barrick Gold
-La mayor polémica se dio por los proyectos de la minera canadiense Barrick Gold en San Juan, sobre todo porque la presidente visitó la empresa ( y distribuyó fotos con sus directivos) ¿Con esta ley podrían seguir su rumbo?
-Los proyectos de Barrick Gold pueden estar afectando a zonas de periglaciares. Estan en zonas que conoce el Ianiglia, pero que no está inventariada como lo exige la ley. Puede haber habido una consultaría que hizo para algún trabajo, pero no está inventariada.
Nosotros consultamos al Ianiglia si podían hacer el inventario rápidamente en las zonas críticas como esa y la respuesta fue que en tres meses podían tenerlo, porque son regiones que la conocen, como la alta montaña en zona de Cuyo.
El caso de Pascua Lama (uno de los proyectos más grandes de la Barrick) genera sospechas porque el Pascua Lama del lado chileno si generó intervenciones conflictivas en área de glaciares y hubo que rediseñarlo y Chile tuvo que aplicar medidas correctivas.
De manera que ya sabemos que el proyecto binacional de Pascua Lama del lado chileno, donde está la mayor parte, generó impacto, lo que confirma que la Barrick es una empresa que no puso la mayor atención.
-¿Supieron alguna vez por qué la presidenta vetó la anterior ley de protección de glaciares?
-No se entiende. Y es injustificable desde todo punto de vista que sostenga que hay algunas actividades económicas que no pueden verse afectadas, como señala el veto. Es un criterio que el gobierno nacional tiene porque ya ha puesto determinada líneas de desarrollo económico por encima del desarrollo ambiental.
Para el caso de la minería, hay que reconocer que la vemos como amenaza hace 10 años. Fue potenciada con beneficios impositivos en los 90, pero el gran flujo de inversiones llegó con la devaluación. Es un tema que la sociedad argentina empezó a ver hace poco tiempo.
El proyecto acordado
-¿El proyecto acordado era el que buscaban?
-El acuerdo sorprendió porque la discusión había llegado a niveles muy altos hasta los días previos. Pero fue una sorpresa grata, porque contempla todo lo que veníamos pidiendo de la ley.
Subsiste una duda de si el acuerdo tenía o no respaldo, si era acuerdo entre dos personas o dos sectores, pero está claro que el Frente para la Victoria no lo apoyó, lo que los puso en una situación vergonzante, porque hoy el texto no tiene fisuras. No hay un elemento que pueda señalarse que no esta bien resuelto.
La discusión pasó por tres puntos neurálgicos: la definición de las zonas, que queda como suelos congelados que construyen a cuencas hidrográficas, y se agregó que hay que evaluar áreas periglaciares no solo en alta montaña. O sea, se extendió la definición y la cobertura geográfica en donde se busca glaciares y periglaciares.
El otro punto neurálgico era el de las prohibiciones. El texto de Maffei tenía un error garrafal: en los glaciares estaban prohibida la minería, el vuelco de desechos tóxicos, obras de infraestructura e industriales pero en el periglaciar sólo prohibía la minería y dejaba el vuelco desechos tóxicos.
Otra cosa que agregamos fueron las clausuras transitorias, porque con los proyectos que ya están en marcha, el de Maffei decía que a los 180 días se hacía una auditoria pero en esa fecha no puede estar listo el inventario, o sea, van a presentar el mismo proyecto ambiental que originalmente hicieron.
El de Filmus era mucho más prolijo en cuanto a que decía que aprobada la ley se da un tiempo corto para que el Ianiglia haga el inventariado en las áreas de conflictos. Resolvía el problema para los proyectos en marcha pero no para los que se presentan. Por eso logramos incorporar una segunda parte que dice: “Frente a un proyecto que se presenta el Ianiglia tiene que hacer el mismo inventario”.
Los reparos provinciales
-¿Por qué las provincias insisten en que les afecta su economía y hasta podría reclamar en la justicia que es anticonstitucional?
-Es una sobreactuación. La Constitución le da el dominio de los recursos naturales en las provincias. Eso es así y no hay vuelta. Pero también, resolviendo un problema histórico, dice que el Congreso dictará en cuanto a políticas ambientales la ley de presupuestos mínimos para que haya un piso básico que no pueden saltearse las provincias.
-Bueno, el reclamo es que se avanzó sobre esa ley de presupuestos mínimos...
-No se avanzó para nada. La ley establece que en áreas de glaciares y periglaciares hay cosas que están prohibidas hacer y que hay un organismo que va a tener que hacer el inventario de esas áreas y el monitoreo. Todo lo que sea administración del recurso está en manos de las provincias. La ley llega hasta que el Ianiglia mide, da el mapa y establece las áreas sensibles.
-El senador Gioja dijo que la ciudad más contaminada se llama Buenos Aires y el área del país que menos respeta el medio ambiente es la pampeana, pero nadie quiere molestar en esos lugares
-Cada ley de presupuesto mínimo generó la misma política. Hay una tendencia en todas las provincias de que “no me venga a jorobar con cuestiones económicas y con el manejo de los recursos”.
Y entre las provincias siempre hay una solidaridad de la más perversa, que las lleva a pensar: si aquella deforesta yo como estoy sobrepescando en el mar no voy a decir nada para que no me lo digan a mí, mejor hago la vista gorda.
La política ambiental de las provincias es resguardarse los unos a los otros y eso no coloca en un lugar distinto a la provincia de Buenos Aires, que tiene un montón de problemas y el resto de las provincias no se lo denuncian en el Consejo Federal de Medio Ambiente (Cofema), que es el organismo federal que debería velar por todo el medio ambiente y lo único que hace es bajar la vara siempre.
O sea, que hay una solidaridad perversa de las provincias, que es la de ocultar su lado oscuro porque saben que todos tienen alguno problema y que les conviene no decir nada. El federalismo en esto ha sido malo.
-¿Confía en que el proyecto será sancionado en el Senado?
-Ahí todo es extremadamente volátil. Pero debo reconocer que las cuentas nos dan bastante mal. La oposición en general vota a favor. Después, hay un montón de partidos que son afines con el oficialismo que puden jugar de un lado y del otro como venga el debate; y por otro lado también hay cuestiones provinciales que atraviesa al radicalismo, como puede ser Catamarca (donde hay importantes inversiones mineras y gobierna la UCR).
Y dentro del Frente para la Victoria también hay quiebres. Si el debate tiene un tinte donde cada uno va a votar acorde a lo que dice el texto, esto ya es ley. Pero si hay interferencias de otro tipo, es una situación muy complicada.
-Muchos senadores temes votar la ley porque en su provincia la minería es una fuente importante de trabajo...
Hay que terminar también con el fantasma de que esto es una ley antiminera Jamás podría serlo, porque una ley que protege glaciares no podes irte más allá de las zonas de glaciar y periglaciar y son áreas infinitesimales si se observa la pequeña porción que toman de la montaña.
Se ha sobredimensionado la ley y eso provocó una reacción desmesurada. Si la presión del Ejecutivo es muy fuerte para que haya un alineamiento del Frente para la Victoria y esto se trasfiere a algunos aliados, vamos estar en una situación complicada.
Pero hoy, quien no vota esta ley es porque no quiere que se revisen los proyectos de Barrick Gold, que son Pascua Lama y Veladero. Y no digo que haya coimas y negociados. Pero es el único motivo para oponerse.
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