El intenso color turquesa que apareció de forma repentina en las aguas del lago Huechulafquen, desde hace varios meses, podría ser consecuencia de la remoción de partículas del lecho como consecuencia de los sismos que azotaron a Chile y que también provocaron movimientos en este espejo de agua, al punto que se produjeron socavamientos de costas en algunos sectores.
En cualquier caso, desde el Parque Nacional Lanín se informó que las aguas no han sufrido cambios en su composición y son aptas tanto para el uso recreativo y como para el consumo humano, pues conviene recordar que el Huechulafquen alimenta al río Chimehuín, del que toma sus aguas la vecina localidad de Junín de los Andes.
Así lo confirmó el intendente del área natural protegida, Salvador Vellido, quien además anticipó que el Conicet ya está trabajando en un protocolo de investigación para determinar las causas y alcances del fenómeno.
Vellido recordó que la coloración turquesa de las aguas no es un fenómeno infrecuente en los lagos patagónicos que recogen deshielos glaciarios. Esa fue una de las primeras hipótesis que se siguió en el caso del Huechulafquen, a propósito de los hielos del volcán Lanín, a cuyo pie discurre el lago, pero las primeras evaluaciones descartaron esa posibilidad.
En consecuencia, la idea que cobra fuerza es la de la presencia de materiales en suspensión, finos y microscópicos, que también producen estos cambios de coloración. Enfatizó que "ese material ya está en el lago, en el fondo, en su lecho, y es removido por distintas causas, como en este caso creemos que ocurrió debido al gran terremoto de marzo en Chile. Tras admitir que el fenómeno se ha convertido en un inesperado atractivo turístico, pues después de la difusión pública que alcanzó se han incrementado las visitas al lugar, Vellido dijo que "hemos hecho un acuerdo con el Conicet, y hay un geólogo que está encargado de la parte operativa del proceso de investigación. En principio hemos efectuado un vuelo minucioso para tener una vista aérea y tomar imágenes desde el aire para tratar de ver si hay algún arroyo o alguna fuente de agua que está aportando estos sedimentos y vimos que no hay ningún aporte de río ni de ningún arroyo", subrayó.
En cualquier caso, Vellido reconoció que "nunca había sucedido esto de esta forma tan espontánea".
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