Para los protagonistas del acuerdo firmado hace cerca de un año para concretar el estudio que permita conocer la caracterización de los efluentes cloacales que se vuelcan en la ría, lo poco que se ha realizado responde a la escasa colaboración prestada a la fecha por la empresa Aguas Bonaerenses SA (ABSA).
Si bien esa situación estaría a punto de revertirse a partir de la visita realizada la última semana a nuestra ciudad por el jefe de Gabinete del ministerio de Infraestructura bonaerense, Néstor Alvarez, lo cierto es que hasta hoy los avances han sido casi nulos.
"Tenemos que ponerlo de nuevo en la agenda. Por ahí estamos concentrando nuestra atención en las perforaciones en la zona de Cabildo y dejamos de lado esta importante alternativa", señaló el funcionario al escuchar la inquietud de profesionales del Polo Petroquímico.
A partir de ese planteo, el titular de ABSA, Guillermo Scarcella, tomó contacto con el decano de la UTN, Liberto Ercoli, en procura de buscar un camino para establecer una pronta reactivación de esos estudios.
Opiniones de las partes
Hugo Simoni, gerente de la AIQBB, reconoció que el análisis de los efluentes cloacales "no está avanzando de acuerdo con las expectativas", aunque aseguró desconocer los motivos que generan esa situación.
Simoni manifestó el enorme interés de su entidad en la reutilización de los efluentes, como una manera de reducir el consumo industrial del agua proveniente de Paso de las Piedras.
"Es una herramienta que se utiliza en el mundo, un sistema para el que existe una tecnología adecuada y probada", agregó.
Enfatizó, por último, que con la actual crisis hídrica el reuso cloacal "es una fuente que no hay que dejar de elaborar y pensar".
Fernando Rey Saravia, responsable del Comité Técnico Ejecutivo (CTE), reconoció lo "poco y nada" que se avanzó a casi un año del convenio, como consecuencia --aseguró-- de "las enormes dificultades en obtener colaboración de ABSA".
"Si bien el convenio sólo obliga a esa empresa a dejarnos ingresar a su planta depuradora de Ingeniero White para tomar muestras, esa participación resultó insuficiente", explicó.
El funcionario aseguró que, a pesar de los reclamos y pedidos, la "falta de apoyo" de la prestataria resultó una traba casi insalvable para poder avanzar.
"Igual hicimos gestiones, aunque sin esa colaboración vamos muy lento", resumió.
Un ejemplo de cómo complica la falta de participación de ABSA es la necesidad de comprar aparatología para la caracterización.
"El conducto donde debemos colocar ese aparato no responde a medidas standard, ante lo cual necesitamos información adicional de ABSA que no logramos obtener", resumió Rey Saravia.
Por último, desde la Facultad Regional Bahía Blanca de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), entidad responsable de determinar las características de los efluentes, se reconoció que el trabajo "está muy demorado, como consecuencia de la falta de interlocutores válidos por parte de ABSA".
Los profesionales involucrados manifestaron su preocupación por no cumplir con su compromiso, aunque se esperanzaron en que una inminente reunión con el presidente de ABSA, Guillermo Scarcella, les permitirá reactivar su trabajo.
"Todo el polo podría alimentarse con el agua de los efluentes"
Ingeniero senior de mejoras de Dow Argentina SA, planta Bahía Blanca, Germán Montané fue la persona que hizo conocer al jefe de Gabinete del ministerio de Infraestructura, Néstor Alvarez, la importancia de agilizar el proyecto de reuso de los efluentes cloacales.
A pesar de no haber obtenido nunca información fehaciente sobre el volumen cloacal que ABSA vuelca en la ría, el profesional estimó que es suficiente para proveer de toda el agua que hoy demanda el sector industrial.
"Es una fuente de provisión más económica, simple y sustentable que cualquiera otra de las que se están desarrollando", aseguró.
--¿El reuso de los efluentes cloacales es realmente una alternativa viable de provisión de agua?
--Sin dudas. Es el proyecto con más ventajas respecto de los demás. Tiene menor plazo de ejecución, comparado con el acueducto desde el río Colorado, y es mucho más simple de ejecutar que, por ejemplo, la planta potabilizadora, de 7.000 m3/h, que se hará en la toma del Colorado.
"Por otra parte, requiere un acueducto de pocos kilómetros, ya que todos estamos ubicados en el ámbito portuario".
--¿Es un recurso sustentable?
--La última gota de agua que va a dejar de salir en nuestra ciudad es la de las cloacas. Cuando no haya más efluentes, significa que estaríamos en una situación de evacuación de la ciudad. Es el recurso más sustentable de todos. Además no competiríamos por su uso, porque su calidad es aplicable sólo a la industria.
--¿A esto se suma una reducción en la contaminación?
--Los efluentes cloacales constituyen el principal contaminante de la ría. Sólo la primera cuenca aporta unos 4.000 m3/h. No hay polo industrial capaz de volcar ese volumen de agua cruda. Además, como contaminante, es difícil comprar un efluente industrial con la demanda biológica o química de oxígeno de un cloacal.
--Para ustedes, ¿esta demora es una cuestión grave?
--Sí, en varios aspectos. La caracterización es necesaria, pero servirá sólo para diseñar el proceso de tratamiento. Lo preocupante es que no se están dando tampoco pasos complementarios, como resolver cuestiones políticas, legales, de financiamiento, emplazamiento o servidumbre de paso que exigirá la obra. Deberíamos trabajar en paralelo en todos esos frentes.
--¿El reuso cloacal puede atender la demanda del sector petroquímico?
--Entendemos que sí. Aunque nunca hemos obtenido información precisa de ABSA, suponemos que existe un vuelco cloacal de entre 3.000 y 4.000 m3/h, de los cuales se podrían extraer 2.000 m3/h de agua, suficientes para atender la capacidad industrial instalada actualmente.
Enfoque
Dos aniversarios para olvidar
Adrián Luciani
aeluciani@lanueva.com
Quien haya seguido el tema de las aguas cloacales y su posible reutilización por parte de la industria no tardará en descubrir dos efemérides muy poco gratas para la ciudad.
Por un lado, acaban de cumplirse diez años desde que la Asociación Ambientalista del Sur (AAS) presentó, por primera vez, una propuesta buscando aprovechar dicho recurso y también acaba de cumplirse un año desde que se anunció el inicio de una serie de estudios destinados a evaluar si dicha posibilidad era viable.
Sin embargo, pese al paso del tiempo, nada de esto ocurrió y poco y nada se ha hecho para concretar un proyecto que apunta, por un lado, a reducir el impacto contaminante de los desechos cloacales en el estuario y, por el otro, a disminuir los consumos industriales de agua cruda proveniente del dique Paso de las Piedras.
El geólogo Leoncio Montesarchio, titular de la AAS, siempre ha sostenido que al mar se vuelcan entre 1,2 y 1,5 metros cúbicos de líquidos cloacales por segundo, mientras que la demanda de agua del Polo Petroquímico ronda los 40.000/50.000 metros cúbicos por día.
El estudio de las aguas cloacales bahienses fue propuesto hace un año al municipio por miembros de la Asociación de Industrias Químicas de Bahía Blanca (AIQBB) y de la Corporación del Comercio, Industria y Servicios (CCIyS).
La iniciativa, según se informó en esa oportunidad, preveía el inminente inicio de una serie de estudios a lo largo de un año (es decir, que ahora deberían estar concluyendo), para determinar si, teniendo en cuenta su composición, dichas aguas podrían ser reutilizadas con fines industriales y, en ese caso, cuál sería el método de tratamiento más adecuado para su posterior suministro al Polo Petroquímico.
En honor a la verdad, el proyecto surgió en el seno de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) hace unos tres años y entre sus impulsores figura la ingeniera Olga Cifuentes, aunque, ya desde sus inicios, se evidenció la poca predisposición de ABSA a permitir un emprendimiento de esa naturaleza.
El convenio rubricado por la AIQBB, ABSA, la UTN y el municipio no estableció pauta alguna sobre los mecanismos de tratamiento de los líquidos ni la inversión necesaria para llevar adelante el proceso, limitándose, en esta primera etapa, a una clasificación de los vertidos.
Los análisis, según se estableció, son llevados a cabo por personal de la UTN y también por especialistas del Comité Técnico Ejecutivo (CTE) que, con supervisión municipal, controla el medio ambiente en el área portuaria e industrial bahiense.
Ahora, una vez que ciertas cuestiones puedan ser superadas y las evaluaciones concluyan, se sabrá la cantidad de hidrocarburos y metales pesados presentes en los efluentes y cómo deberían ser neutralizados, entre otros puntos relevantes.
Todo hace prever que, si los líquidos pueden ser reutilizados, su tratamiento será realizado en la planta depuradora de líquidos cloacales construida, a mediados de la década del 90, en proximidades de El Triángulo, a la vera del camino que une Grünbein con Ingeniero White.
Hasta ahora, dichas instalaciones (cuando funcionan) permiten la retención de sólidos, mediante el empleo de grandes y potentes tamices rotativos.
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