Para esta ciudad, además de lo sanitario y ambiental, el tema de las cloacas adquiere un perfil estratégico por el turismo.
De allí el notable impacto que la carencia del servicio genera en el dique San Roque, su postal esencial para los visitantes.
Hace siete años no había cloacas en la principal ciudad turística cordobesa. Hoy tiene un 30 por ciento, con una planta depuradora de tratamiento que vuelca al lago los desechos con una notable reducción de fósforo.
Ese fósforo que cargan los desechos fecales es el principal nutriente para que proliferen las algas que complican la imagen y el uso del lago.
El 70 por ciento de la ciudad sigue arrojando aún sus restos cloacales a pozos ciegos.
Con el tiempo, de las napas subterráneas una buena parte termina impactando en el lago, el punto más bajo de la zona.
Además de las cloacas que le faltan a Carlos Paz, se suman las que no tienen muchos otros pueblos de Punilla, que están ubicados sobre los ríos que tributan al San Roque y que llegan con sus aguas degradadas por esa falta de tratamiento para depuración. |
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