La Armada de Bolivia, inaugurará los ambientes donde se instale la cámara hiperbárica con el objetivo de perfeccionar la protección de la riqueza debajo del Lago Titicaca, aseguró a EL DIARIO, el comandante del Centro de Instrucción de Buceo en Alturas (CIBA), capitán de fragata Hernán Crespo.
Entre las tareas principales destinadas al CIBA, está la recuperación de cualquier persona u objeto que se sumerja en el agua, así como el apoyo a las investigaciones científicas o turísticas que impliquen conocer y preservar parte de la riqueza hídrica.
En ese sentido, el próximo 8 de octubre, la Armada Boliviana inaugurará los ambientes donde se instale la cámara hiperbárica, ubicados en el Cuarto Distrito Naval.
Este centro está orientado a las operaciones de búsqueda salvamento y rescate en agua, siendo a su vez la única escuela ubicada a más de 3.910 metros sobre el nivel del mar (msnm).
La profundidad máxima a la cual se sumergen al momento los buzos de la Armada es de 35 metros, en altitud equivale a 50 metros a nivel del mar.
Teniendo en cuenta que la profundidad máxima del Lago llega a 322 metros en la isla del campanario dentro del estrecho de Tiquina. La profundidad media es de 80 metros y donde se realiza el cruce de las barcazas llega a 45 metros de profundidad.
“Entre las actividades cumplidas se incluyen el rescate a personas, equipos y vehículos, con la participación de 15 efectivos del CIBA, quienes especializados registran un rescate en el tiempo máximo de tres horas, calificada la misma como el menor tiempo empleado en otras regiones”, dijo Crespo.
Preservación piscícola
Para el Comandante del CIBA, la institución está registrada como una de las más antiguas que posee la Armada Boliviana y sus funciones cumplen un 70% en el apoyo a la población civil.
Asimismo, entre las tareas atendidas por parte de los efectivos de buceo del CIBA, está la preservación de las especies calificas de piscícolas, como reservorio hídrico.
Desde la llegada del pejerrey, algunas especies nativas como el ispi, karachi, la extinguida boga y ahora las ranas acuáticas, son afectadas tanto por la contaminación del Lago Titicaca, así como la pesca indiscriminada en tiempo de desove. “Por esa razón es que nosotros efectuamos el control correspondiente y la prohibición de efectuar pesca en dicha temporada, ante el riesgo de acabar con las especies calificadas en riesgo”, expresó Crespo.
Especies en riesgo
De acuerdo a un informe entregado a la Armada Boliviana, se registra la nómina de las diez especies en riesgo que está liderada por la familia de Orestias: la boga (Orestias pentlandii), el karachi amarillo (Orestias luteus), el karachi negro (Orestias agassii), el ispi (Orestias ispi), Orestias albus, Orestias mulleri, Orestias puni y Orestias imarpe, más el suchi (Trichomicterus rigulatus) y el mauri (Trichomicterus dispar).
La historia revela que la trucha arco iris (Oncorybchus mykkis) y el pejerrey argentino (Basislichthys bonariensis) fueron introducidos artificialmente en el Titicaca desde la década de los años 40, los que al ser de naturaleza depredadora, es decir, de tendencia a alimentarse de las especies más pequeñas, crearon un desbalance en la fauna acuática.
Preservación de plantas
Asimismo, se preserva las plantas microscópicas, entre ellas cuatro taxones de diatomeas que se consideran propias de este hábitat, incluso plancton marino, 22 especies de moluscos, 18 de caracoles y cuatro de conchas.
“Pese a la utilización de la totora, una de las plantas que protege la vida por debajo de los 30 metros, se busca la preservación de otras especies de algas microscópicas”, concluyó Crespo.
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