Pese a que el Ministerio de Ciencia e Innovación sufrió, en el presupuesto del Estado elaborado por el Gobierno para 2010, el mayor recorte de todos (un 15%), y pese a los científicos y expertos en política de investigación advirtieron y reiteraron que la reducción era mala en un año pero que podría ser devastadora para el sistema si se prolongaba, el Gobierno estudia ahora de nuevo un recorte.
Esta vez ronda el 10%, lo que se considera en Economía y Hacienda un escenario favorable para Ciencia e Innovación, que estaría entre los menos perjudicados, dado que la media de reducción presupuestaria entre todos los departamentos será del 15% para 2011. Pero esto no alivia en absoluto la preocupación de quienes tienen que ajustar en las instituciones públicas de I+D las cuentas para el año, ya muy mermadas ahora.
La ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, que ha reiterado durante los últimos meses su aspiración a lograr la congelación de su presupuesto y rechazar más ajustes para la I+D, intenta minimizar todo lo posible el recorte. Mientras tanto el borrador de los Presupuestos del Estado, que debe estar listo dentro de un par de semanas, sigue abierto, con asignaciones clave para la ciencia aún en blanco.
La dura caída del presupuesto de Ciencia e Innovación (en gastos no financieros) situó el monto total en unos 5.400 millones de euros, con un 60% destinados a gastos financieros (créditos para el sector industrial a los que no acceden los científicos ni las instituciones científicas). Con esta partida se quiso presentar un aumento presupuestario cuando la realidad era que la investigación sufría una fuerte caída de financiación pública. "Los recortes sufridos este año han puesto nuestro sistema de ciencia al borde del colapso. Muchos centros han sobrevivido gracias a los remanentes y a un drástico recorte de las inversiones. La situación sería reversible si para 2011 se recuperaran los niveles de 2009, lo que requeriría un incremento de los presupuestos de I+D superior al 15%", comenta Joan Guinovart, presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España (Cosce). "Sin embargo, las perspectivas son muy poco halagüeñas. De cumplirse el descenso del 7% al 10% para 2011 sobre el ya menguado presupuesto, estaríamos entrando en un escenario de degradación irreversible de nuestro sistema de I+D".
Los primeros damnificados por las arcas menguadas de Ciencia e Innovación en 2010 han sido los organismos públicos de investigación (OPI), como el CSIC, el Ciemat (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas) o el Instituto de Salud Carlos III. El recorte ronda el 30%, en 2010 respecto a 2009, en las transferencias que reciben del ministerio. La estrategia de Ciencia e Innovación hace un año fue hacer recaer en los OPI la mayor parte del recorte para mantener intacto el monto dedicado a financiar los proyectos competitivos de investigación (Plan Nacional), así como las becas y contratos de investigadores de los programas Ramón y Cajal y Torres Quevedo.
Pero la tijera del ajuste siguió cortando y, a mediados de año, los responsables del Plan Nacional, en previsión de los efectos de una crisis prolongada y teniendo en cuenta el carácter trianual de los proyectos, tomaron la decisión de recortar también esta partida que Garmendia había defendido intensamente como intocable.
De 430 millones de euros dedicados a proyectos científicos competitivos en 2009, finalmente se ha bajado a 380 millones en la convocatoria de 2010.
"España se encuentra en un punto de inflexión: o se apuesta decididamente por la I+D, o estamos abocados a convertirnos en un país de segunda. La historia nos demuestra que cuando una nación pierde su capacidad científica y tecnológica pierde también su poderío político. Por ello, nuestros gobernantes deberían ser conscientes de que con sus decisiones sobre I+D están determinando el futuro de España", concluye Guinovart.
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