Hoy cumple 20 años de funcionamiento ininterrumpido una pieza emblemática de la infraestructura energética de Misiones: la Represa Norberto Velozo, más conocida como Urugua-í por el nombre del arroyo que presta su caudal al emprendimiento. Como toda obra de envergadura, la construcción de la central fue duramente cuestionada por el impacto que iría a generar en el medioambiente, 20 años después la huella dejada en el paisaje es innegable, pero también su contribución al desarrollo de Misiones.
Para entender la relevancia del aporte de la represa de Urugua-í, vale decir que tiene capacidad para abastecer el 30 por ciento de la demanda de energía de toda la provincia durante un pico de consumo, porcentaje que aumenta hasta por encima del 45 por ciento cuando el nivel de consumo es normal.
Hace algunas semanas la central tuvo la oportunidad de demostrar su valía cuando Misiones quedó aislada del Sistema Argentino de Interconexión (SADI) por obras de la empresa transportadora en alta tensión. Si bien se trató de un día no laborable, la jornada de aislamiento no resultó notable para los misioneros, ya que la represa y las demás fuentes de generación e importación de energía lograron sostener la demanda sin necesidad de cortes.
La presencia de esta central permitió a la provincia afrontar con mejores armas la importante suba en el consumo eléctrico registrada en todo el país a partir de la reactivación económica que logró Argentina en los últimos ocho años. Mientras sus vecinas Corrientes y Chaco debieron afrontar problemas cada vez más graves en el suministro eléctrico, incluidos cortes rotativos en los últimos veranos, Misiones logró mantener la estabilidad de sus sistema eléctrico, el factor que marcó la diferencia fue la obra que hoy cumple dos décadas.
Urugua- í no solo aporta estabilidad al sistema energético de Misiones, también brinda una importante contribución a su economía, ya que cada megavatio que produce a costo cercano a cero para Misiones, es un megavatio menos que se debe comprar a la distribuidora nacional. Si Misiones no tuviera a Urugua-í y debiera reemplazarla por ejemplo con una usina de última generación, necesitaría más de 60 mil litros de fuel oil por día para equiparar lo que produce la central hidroeléctrica.
Generadora misionera
El aprovechamiento hidroeléctrico del arroyo Urugua-í es el mayor emprendimiento civil realizado hasta el momento en las provincias del centro y norte del país. En 1978 se realizaron los estudios preliminares y el proyecto. Por dificultades financieras las obras recién comenzaron en junio de 1985, gracias a la firme decisión de quien ocupaba por entonces el cargo de gobernador, Ricardo Barrios Arrechea, y finalizaron en 1990. El 13 de agosto del mismo año se inició el periodo de pruebas de las turbinas.
El Urugua-í es uno de los arroyos más importantes de la provincia, por su longitud, por su caudal y por la superficie de la cuenca tributaria. Esta localizado en el extremo norte del territorio y en su viajar hacia el Paraná, donde vierte sus aguas, atraviesa los departamentos de Puerto Iguazú y Gral. Manuel Belgrano.
El lago artificial ocupa aproximadamente 9000 ha, con una longitud de 35 kilómetros, un ancho máximo de 6 kilómetros y una profundidad de 70 metros.
La represa principal fue construida a unos 8 kilómetros de la desembocadura del curso en el Paraná. Es la primera represa de Sudamérica realizada enteramente con hormigón compactado a rodillo (RCC), la más alta de su estilo con 76 metros. La central hidroeléctrica consta de dos turbinas Francis de eje vertical que producen 60 Megawatts y dos Generadores de 70 MVA.
En la central de Urugua-í trabajan 45 personas, todos técnicos altamente especializados que atienden durante las 24 horas las variables de la generación.
El lago y la central están separados por un cerro, el agua ingresa a través de un ducto de 800 metros que atraviesa la pared de piedra y la dirige hasta las turbinas ubicadas bajo tierra, en el nivel más bajo de la estructura de la central. El desnivel entre el lago y las turbinas provoca que el agua llegue a gran presión, a razón de 140 mil litros por segundo.
La disponibilidad de agua es la mayor limitante para la generación, ya que tratándose de un arroyo, el Urugua-í tiene un régimen más fluctuante que el que tienen ríos como el Paraná y el Uruguay. Para optimizar el uso de este valioso recurso, personal de la represa analiza cuidadosamente los datos históricos y los pronósticos climáticos. “Cuando se acercan períodos de lluvia se genera más para evitar una creciente desmedida en el nivel del lago que haga pasar agua por encima del vertedero, cuando se sabe que va a haber menos agua, se reduce la generación para evitar que se vacíe el lago. Se busca mantener siempre el nivel y reservar agua para los períodos de mayor demanda”, explicó Hugo Zerdas, encargado de planta de Urugua-í. |
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