El Ministerio de Medio Ambiente planea duplicar el caudal ecológico del Tajo a su paso por Aranjuez y el del Ebro en su desembocadura, según fuentes próximas a la planificación. Con este objetivo, incluido en los planes de cuenca que se harán públicos próximamente, el Ejecutivo cumple con la directiva europea de 2000 que establece como objetivo el buen estado ecológico de los ríos.
La guerra del agua nunca termina y causa graves incendios electorales que el Gobierno se decidió a apagar en 2008 con los planes de cuenca, llamados a ordenar los ríos: abastecimientos, regadíos, demandas industriales y caudales ecológicos -no necesariamente por ese orden-, usos a menudo enfrentados. Los planes, que debían estar aprobados hace casi un año, están en su última fase y en breve saldrán a exposición pública para alegaciones.
El secretario de Estado de Agua, Josep Puxeu, avanzó recientemente en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander ante consejeros y presidentes de las confederaciones que la planificación hidrológica atenderá "a la vertiente económica, social y ambiental" y afirmó que su intención es "ir más lejos que la directiva marco en caudales ecológicos". Pero conciliar a comunidades enfrentadas, y atender a regantes y ecologistas es un rompecabezas endiablado. Estos son algunos de los puntos más conflictivos de la planificación y las soluciones que se manejan.
- Tajo en Aranjuez. "La depuración en Madrid, con las obras de Butarque y La China, son importantes para Madrid, pero también para el Tajo en Toledo", dijo Puxeu en el seminario. El plan del Ejecutivo es duplicar el caudal mínimo del Tajo en Aranjuez, que desde 1996 está fijado en seis metros cúbicos por segundo. El Tajo apenas recibe aportaciones hasta que le llega el agua de los ríos de Gredos, cuando ya se convierte en un río caudaloso. El ministerio quiere alcanzar una media de 12,7 metros cúbicos. Para ello, planea derivar con una tubería e inyectar en el cauce las aguas depuradas de Madrid cuando terminen las depuradoras, presupuestadas en más de 200 millones.
La mejora de la cantidad y la calidad del Tajo en Toledo es una reivindicación histórica en Castilla-La Mancha. El consejero de Ordenación del Territorio de la comunidad, Julián Sánchez Pingarrón, criticó: "Lo normal es que el Tajo apenas lleve un caudal de seis metros cúbicos, mientras que el acueducto Tajo-Segura lleva 15. No existen recursos suficientes en la cabecera para esos caudales".
En los últimos 10 días, el caudal en Aranjuez ha sido de 8,83 metros cúbicos por segundo, pero durante muchos meses ni alcanza los seis. El borrador que presentó el Ejecutivo contempla una media anual de 12,7 metros cúbicos, que oscilan entre los 15,48 en abril a los 10,84 de octubre.
Pingarrón insiste en que el caudal ecológico debe aumentarse desde Bolarque, donde nace el trasvase al Segura. Sin embargo, el Ejecutivo considera muy complicado establecer allí un caudal fijo mucho mayor, porque hipotecaría el trasvase a Murcia y Alicante, del que beben 2,5 millones de personas.
A cambio, la dirección general del Agua, que dirige Marta Morén, prepara un cambio en las normas de explotación del trasvase, para que Murcia tenga que justificar sus necesidades cuando quiera agua y, además, mantendrá una lámina de agua mucho mayor en los embalses de Entrepeñas y Buendía (Guadalajara).
Con la reforma, los enormes pantanos de los que nace el trasvase tendrán siempre una lámina de agua mayor. Aunque hoy están al 45% de su capacidad, en septiembre de 2006, en plena sequía llegaron a estar al 10%, nivel que impide trasvasar agua. El Ejecutivo intenta que no se repita esa situación, que enfureció a los alcaldes de la zona por perder todo el turismo. Además, ese volumen embalsado serviría de reserva para el abastecimiento para Madrid en caso de sequía.
El consejero de Agua de Murcia, Antonio Cerdá, no se opuso en Santander a la revisión "técnica" de las normas de explotación. Cerdá, eso sí, pidió "una caja única de agua", como la que existe con las pensiones, para que las comunidades deficitarias accedan a los excedentes de otras.
- Desembocadura del Ebro. Otro de los puntos calientes de los planes de cuenca está en la desembocadura del Ebro, cuyo delta está en regresión. En 2001 se fijó un caudal mínimo de 100 metros cúbicos por segundo. El Gobierno tiene como objetivo elevar ese caudal a 200, cifra que incluye la cantidad de agua que circula por los canales de riego de ambas márgenes.
Medio Ambiente considera que esa cantidad, con oscilaciones en función de la estación del año, puede limitar la intrusión de agua marina en el delta. Además, estudia construir una serie de barreras submarinas que limiten la entrada de las mareas, como ya existen en el delta del Po, en Italia. Para ello, el ministerio considera que los aumentos de regadíos previstos en la cuenca del Ebro deben revisarse a la baja, ya que una cosa es atender los usos existentes y otra las ampliaciones desmesuradas previstas hace décadas y que aparecieron en un borrador del plan del Ebro.
El cauce central de este río en las últimas dos semanas ha rondado los 120 metros cúbicos por segundo, aunque con algún pico de hasta 189. En mayo pasado, las entidades antitrasvase de Tarragona se manifestaron ante el temor de que los nuevos riegos restaran más caudal al Ebro en el delta que el derogado trasvase al Segura.
Sin solución en el Júcar
El pasado mes de febrero, el director general de Medio Ambiente de la Comisión Europea, Karl Falkenberg, reprochó a España su retraso en los planes de cuenca: "Sé que hay problemas de competencia en las comunidades, pero vengo de Viena, de la firma de un acuerdo entre 14 Estados soberanos para gestionar el Danubio. Estoy seguro de que en España podrán ponerse de acuerdo", ironizó. Josep Puxeu recogió el guante: "Es más difícil llegar a acuerdos para el Júcar que para el Danubio, pero lo estamos intentando".
La alusión al Júcar no era casual. Una sentencia del Supremo obliga a trocear la cuenca actual, que va desde Tarragona a Alicante. Castilla-La Mancha ganó que el Gobierno gestionase solo el Júcar y sus afluentes, mientras que la Comunidad Valenciana debe tener la competencia sobre el resto, como además establece su estatuto.
Pero la situación es endiablada, porque la ciudad de Valencia bebe del Júcar y con el nuevo sistema los regadíos de Albacete tendrían prioridad sobre el consumo de la ciudad. Así que el ministerio avisa de que el plan del Júcar se puede posponer sin fecha. "Hacer todos los planes a la vez y por unanimidad sería un disparate. Si no existe acuerdo en alguna cuenca ya tenemos un plan de cuenca", afirmó Puxeu.
Planes con retraso
- La Directiva Marco del Agua, de 2000, obliga a los Estados de la UE a "fijar objetivos medioambientales para garantizar el buen estado de las aguas superficiales y subterráneas".
- La guerra del agua entre comunidades ha retrasado la elaboración de los planes de cuenca, que ordenan los consumos en cada demarcación hidrográfica.
- La intención del Ministerio de Medio Ambiente es duplicar los caudales mínimos en dos de los puntos más conflictivos: la desembocadura del Ebro y el Alto Tajo.
- El Ejecutivo afirma que su intención es "ir más allá de la directiva" en los caudales.
- La regulación de la cuenca del Júcar, pendiente de la ejecución de una sentencia del Tribunal Supremo que obliga a trocear la demarcación, está en el aire. |
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