Una vez más el sistema de desagües de nuestra ciudad volvió a exhibir, a partir de las lluvias caídas en estas jornadas, la ineficiencia que lo caracteriza desde hace muchos años y, asimismo, a dejar en claro la necesidad de que se ponga en marcha un plan directriz de obras tendiente a resolver estructuralmente ese problema.
Es verdad que muchos de los anegamientos que se registran en el casco urbano obedecen a que se encuentran tapadas las bocas de tormenta, y que en buena medida ello obedece a que personas inescrupulosas arrojan todo tipo de desperdicios en conductos que existen, obviamente, no para actuar de rellenos sanitarios sino para drenar el agua de lluvia.
Pero también es cierto -y así se ha dicho en forma insistente en esta columna- que la Municipalidad no cumple con las periódicas tareas de limpieza y desobstrucción que necesitan las redes.
Así, sobran testimonios vecinales indicativos de que hay cuadras en las que, con la sola caída de una lluvia, se forman verdaderos ríos a lo largo de los cordones, viéndose así impedido por completo el cruce de los peatones por ese lugar.
Sólo por dar un ejemplo, esos anegamientos se pueden observar luego de cualquier lluvia a lo largo de la cuadra de 47 entre 13 y 14, frente al edificio de Tribunales sobre la vereda de los pares, de modo que los peatones se ven obligados a realizar rodeos para seguir avanzando.
Pero ese mismo problema se presenta en muchos otros lugares de la ciudad y de la periferia. En este último caso, el problema suele ser más grave: calles completamente anegadas, zanjas colmadas y muchas de ellas obstruidas, agua dentro de algunas casas, conformaron un panorama que suele afectar a distintos barrios y localidades.
Ya en anteriores oportunidades fueron reseñadas las conclusiones de un relevamiento hidrológico y ambiental desarrollado por expertos de la Universidad Nacional de La Plata, que aludieron no sólo a la necesidad de realizar obras de gran envergadura para garantizar un buen funcionamiento del sistema del arroyo El Gato -que es el gran colector de aguas del distrito- sino a la de rehacer los desagües pluviales de muchas zonas.
El panorama descripto por los especialistas de la UNLP, caracterizado como de "insuficiencia generalizada", fue atribuido entre otras causas a la impermeabilización provocada por el desarrollo urbano -pavimentación de calles y veredas, que lleva a que se acorten los tiempos de concentración del agua-; a la modificación progresiva de los cursos y a la obsolescencia del sistema pluvial, cuyo trazado responde al diseño de épocas en que las lluvias tenían menor intensidad y recurrencia que las actuales.
Se sabe que no faltan diagnósticos, aunque es claro que para impulsar proyectos y planes de acción consistentes es preciso que las autoridades convoquen a expertos en cuestiones de hidráulica, para que brinden su aporte en un tema que, desde luego, es complejo. Sólo a partir de allí -sin perjuicio de las tareas de limpieza y mantenimiento que la Municipalidad debe realizar- podrá iniciarse un plan directriz de obras que, en materia hídrica, viene faltando, acudiéndose llegado el caso, dada la magnitud de los trabajos, al concurso de los recursos humanos y financieros que el Estado provincial deberá brindar.
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