“Este acuciante déficit pluvial produce un deterioro generalizado de los medios de vida de las poblaciones locales, reduciendo la oferta hídrica para consumo y riego, con efectos directos sobre la base productiva agrícola y ganadera”, aseguró Marco Octavio Ribera, Coordinador Nacional de Investigación y monitoreo ambiental de la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema) al ser consultado respecto a las consecuencias a las que estarían sometidos los municipios que padecen este fenómeno.
“La sequía empobrece las zonas de recarga de acuíferos y produce pérdidas o reducciones de ojos de agua y capas de agua subterránea y, en zonas altas, los menores caudales hacia los bofedales y vegas ocasionan un descenso de la productividad de las pasturas, lo cual repercute en la ganadería y sus ciclos reproductivos”, aseguró.
“Como efecto del cambio climático, que agudiza los fenómenos que podrían ser considerados ‘normales’, especialmente en las tierras altas se han intensificado los procesos prolongados de sequías meteorológicas, la pluviosidad errática y el incremento de la intensidad de los vientos desecantes y que aumentan la erosión eólica”, afirmó.
RIESGOS DE CONFLICTOS
En términos generales, hay menor cantidad de agua circulando en los ecosistemas. Esto repercute en la reducción del potencial de los servicios ambientales. “Al haber menor disponibilidad de agua (por ejemplo para fines de riesgo), se incrementan las posibilidades de ocurrencia de conflictos entre productores o comunidades”, aseveró el investigador de Lidema.
“El deterioro de los medios de vida y las bases de producción, como resultado de la sequía, tiene a su vez un efecto expulsor de la población rural, incrementando la tendencia de migración campo-ciudad o migraciones hacia otras regiones del país, como ocurrió el año 1982”, aseguró el investigador.
SEQUÍA
Recientemente declararon al municipio de Arbieto, tercera sección municipal de la provincia Esteban Arze de Cochabamba, “Zona de Desastre”, debido a la sequía que afecta el 90% de su territorio. Esta medida permite al Ejecutivo municipal gestionar la ayuda necesaria, tras constatar pérdidas importantes en la producción de maíz y trigo, especialmente, de acuerdo a Vallepress.
La sequía implica un acuciante déficit pluvial al inicio y/o durante la estación húmeda (octubre-marzo) o un alargamiento de la época seca. Estos eventos pueden durar algunos meses (caso del 2009) o en casos extremos extenderse a toda la estación como en 1982-1983. Después de la época seca normal (abril-agosto), “la reactivación de los ecosistemas y los ciclos de productividad, dependen de las primeras lluvias y, si se producen retrasos significativos o lluvias espaciadas con menores cantidades pluviales, se generan niveles críticos de stress”, recordó Ribera.
“La sequía afecta los ciclos de los ecosistemas y el calendario agrícola, especialmente respecto a la etapa de siembra, y también afecta a la vegetación natural y la vida silvestre. Finalmente agravará la desertificación en Bolivia”, manifestó.
MEDIDAS DE ADAPTACIÓN
“Las medidas de mitigación más frecuentemente adoptadas han sido paliativas, como la donación de alimentos y forrajes por razones humanitarias; aunque muchas comunidades han optado por medidas de adaptación – prevención relacionadas con la cosecha de agua y acumulación en pequeñas represas o “atajados de tierra”, finalizó.
Foto: Archivo Programa Infoagua |
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