Los pilotos de las aerolíneas y turistas que llegan hasta Leticia, sur de Colombia, son los más sorprendidos. El río Amazonas, considerado el más caudaloso del mundo está reducido a enormes playas de arena. Gran cantidad de agua desapareció y el intenso verano que sacude al país amenaza con extinguir lo que queda.
Desde el aire se divisan los estragos de la sequía. En la tierra el problema es aún mayor. Los pobladores no ven la lluvia desde hace dos meses y han tenido que presenciar la desaparición del río Amazonas al que adoran y exhiben a nivel mundial.
El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), lanzó una voz de alarma y advirtió que el Amazonas pasó de 13 y 15 metros de profundidad a seis metros en sólo dos semanas en áreas donde tienen estaciones de control, un bajonazo nunca antes visto, según las autoridades ambientales del sur de Colombia.
Lo preocupante es que enormes embarcaciones cargadas con enlatados, cerveza, víveres y demás no pueden llegar hasta el puerto de Leticia, capital de Amazonas, porque quedan ancladas por falta de profundidad.
La mercancía es sorteada por expertos nadadores que ganan dinero transportándola hasta el muelle porque los barcos llegan a 300 metros distancia. Los braceadores (nadadores), han encarecido el transporte de la mercancía y movilizarla se ha convertido en un dolor de cabeza.
Y es que a Leticia sólo se llega por barco y avión. En la región no hay carreteras y la mayoría de los pobladores, en su mayoría de escasos recursos, tienen que moverse por vía fluvial porque resulta más económico.
Más de 100 toneladas de alimentos están represadas y no han podido ser movidas desde distintas regiones del Amazonas a espera de las lluvias, la creciente del río y el retorno de las embarcaciones.
Jairo Jimeno López, quien nada en el Amazonas desde hace 35 años, dice que jamás había visto tan reducido el río. "Los peces se ven por encima, desde las canoas se alcanza a ver la profundidad cuando eso no sucedía", dice con cara de asombro.
Lo mismo repite Olbar Andrade, gobernador del Amazonas, quien se muestra alarmado por la noticia. "El problema no es nuevo, desde hace varios años veo como el agua desaparece, pero este año la situación ha empeorado. Veíamos que el río corría con fuerza y hoy no sucede lo mismo", expresa al destacar que le preocupa la gran cantidad de peces y animales acuáticos que puedan morir como consecuencia de la sequía.
Ricardo José Lozano, director del Ideam en Colombia dijo a ELMUNDO.es que aunque en Colombia la situación del río Amazonas es alarmante, en Perú y Ecuador es peor.
Y cita el periódico El Comercio de Perú donde se informa que el bajonazo en el caudal del afluente contempla un racionamiento de agua potable en Iquitos ya que el Instituto de Hidrología y Meteorología de Perú Senamhi reporta que el afluente más caudaloso del mundo se reduce de 15 a 25 centímetros día.
El otro problema que surge con la sequía es la perdida de encanto turístico del Amazonas. Decenas de turistas llegaban hasta Leticia a contemplar los chorros de agua, la espesa vegetación y enormes embarcaciones que cruzaban de un lado hacía otro. Hoy el panorama es distinto.
"Esperamos que el río se recupere con la llegada de la temporada invernal", dice Margarita Forero, inversionista del sector turismo quien critica que el famoso muelle de Leticia es hoy un nido de lodo, basura y tierra.
El Ideam promete que las lluvias retornarán en octubre, el comercio sigue perdiendo dinero, los barcos están parados y los alimentos se siguen perdiendo.
Los dolientes del río buscan limpiar basura, plásticos y residuos arrojados a orillas del Amazonas ya han sacado 54 toneladas de residuos inservibles. Aunque prometen descontaminarlo, las ayudas son paños de agua tibia porque lo que se busca es agua.
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