Ayer estuvieron con el gobernador José Luis Gioja representantes de Greenpeace, en un intento por conseguir algún acercamiento de parte del gobierno de la provincia para el proyecto que tiene media sanción en diputados producto de un dudoso acuerdo entre Daniel Filmus y Miguel Bonasso.
El joven dirigente manifestó que “nosotros nos hemos mantenido expectantes y ahora salimos a apoyar lo que creemos es una ley defensa de los glaciares”.
La respuesta de los representantes del Gobierno de la provincia se hizo sentir de inmediato de parte del gobernador Gioja quien hizo un recorrido por la geografía de la provincia y explicó cual es la composición de cada una de las regiones. A su vez se marcó que “de acuerdo a la Constitución Nacional en el artículo 41 y 124 se marca que los recursos naturales son propiedad de las provincias y no de la nación”.
Curiosamente y atendiendo a intereses del centralismo porteño, los representantes del grupo ambientalista jamás incluyeron a las provincias como un actor real e importante en lo que tiene que ver con la defensa de los glaciares. La obtusa posición hace pensar que los pueblos del interior están inmersos en una barbarie mientras que son los iluminados de la gran ciudad los salvadores.
A entender de los funcionarios de gobierno y en especial del doctor Guillermo De Sanctis, la Nación puede sancionar normas de presupuestos mínimos como la Ley general del Ambiente. “El explayarse es una de las facultades de las provincias”, insistió.
Es en ese contexto que el ex vice ministro de Justicia de la Nación remarcó que “una ley de presupuestos mínimos no puede contener prohibiciones. Esta da el marco necesario como para que se legisle a posterior”, explicó.
Los integrantes del grupo ambientalista internacional insistieron que no había que temer por este tema ya que no es una norma que restrinja y que se deja en manos de los profesionales del IANIGLIA la determinación del inventario de glaciares de modo que son los que tendrían que determinar las zonas donde se corra potencial riesgo.
En ese sentido marcan como autoridad ejecutora a esta entidad y en el proyecto Bonasso se obvió la potestad de las provincias a la hora de manejar sus presupuestos jurídicos. Con esto se deja en una suerte de monopolio el control de los glaciares, bajo una sola mirada.
Esto dejó las puertas abiertas a una profundización del debate entendiendo que fue el propio Gioja quien pidió explicaciones, que no fueron respondidas, sobre las razones por las que se sacó el concepto “y las provincias”. Los ambientalistas sostienen que esto está contemplado en la norma y que era una redundancia que esté.
Sin embargo esta omisión intencionada deja a expensas a los sistemas productivos a la interpretación de la norma y como resultado los que pierden son los hombres del interior del país.
Es por esto que de acuerdo al asesor del gobierno, tal cual están dadas las cosas, las provincias, de sancionarse la norma como está, podrán hacer sus presentaciones de inconstitucionalidad. “Si se sanciona el proyecto Bonasso, nos la vamos a pasar litigando”, sentenció De Sanctis. Con lo que de ocurrir este tipo de cosa, sólo quedaría como paraguas legal la sanción oportuna de normas provinciales de protección de glaciares como la de San Juan y la Ley General del Ambiente que marca los respectivos presupuestos mínimos.
De todos modos, el representante del ambientalismo manifestó que “no están de acuerdo con ninguno de los dos proyectos pero el acuerdo Filmus - Bonasso se acerca mucho a lo que nosotros creemos que tiene que ser”.
En este contexto la definición ambigua del término periglaciar- ambiente, zona o como se le quiera llamar- también destapó los cuestionamientos de los sanjuaninos. “Es que tal cual está definido es prohibitivo e incluso puede frenar el desarrollo de actividades en la cordillera que no sean solo la minería”, dijo Gioja. La hipótesis fue refutada por el ambientalista diciendo que “los hielos congelados son los que determinan el ambiente”. De esta forma, toda actividad queda expuesta a cual sea la época del año en que se esté en el lugar.
La realidad es que los representantes del grupo ambientalista dieron la impresión de venir con un libreto del cual no están dispuestos a salirse. No importa las condiciones y si esto lleva a que las provincias del interior sufran las consecuencias, total la gran ciudad es su albergue ideal para ocultarse y no dar la cara cuando las cosas se pongan feas. |
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