"Concluyo que el río sí es contaminado por los efluentes de Pacará Pintado". La aseveración de la perito María Luisa Genta en el informe que elevó a la Justicia es lapidario: la dinámica del escurrimiento de las aguas subterráneas hace que el curso del Salí sea alcanzado por los efluentes.
Como primera medida, la especialista advirtió sobre el sustrato geológico de la planta y la rápida permeabilidad del terreno. Luego, se refirió a las líneas de escurrimiento superficial. Precisó que en la planta se dan dos tipos de escurrimiento: el "areaolar" (cuando el agua de lluvia se mueve por terrenos planos); y el "concentrado" (cuando los flujos de agua están dirigidos). "En la periferia de la planta, al lado oeste y pegado al alambrado, se presenta un escurrimiento subsuperficial que se generó en el anterior cauce del río Salí. En la actualidad, por lo observado, se convirtió en colector natural de escurrimientos provenientes de la planta", aseveró.
Luego, se refirió a los escurrimientos subterráneos tras analizar a los freatímetros (perforaciones creadas para el control y análisis de una determinada napa de agua). "El caudal del río Salí influye directamente sobre el nivel de descarga de los freatímetros. Existe una dinámica: cuando es la época de lluvias hay un aporte de carga desde el río hacia la zona este, en la que transportará consigo una cantidad de contaminantes (bacterias, metales pesados, bajo o mínimo de oxígeno disuelto). Por el contrario, en invierno se da el caso opuesto: cuando el nivel del Salí disminuye, las corrientes freáticas se mueven acompañando la pendiente natural de la región. Tendremos como resultante de las direcciones un vector con dirección suroeste y con ella se irán los contaminantes detectados en napas freáticas, en aguas de la laguna de contingencia, en laguna de agua para incendios y otras filtraciones de material contaminante", concluyó. |
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