El gobierno de los Estados Unidos anunció que finalmente habían logrado sellar el pozo desde donde brotaba petróleo hacia el Golfo de México. Los intentos de la companía británica British Petroleum (BP) llevaron más de cinco meses y acarrearon graves daños ecológicos y pérdidas económicas.
El anuncio estuvo a cargo de Thad Allen, el ex almirante de la Guardia Costera que dirige la respuesta federal al derrame. “El pozo de Macondo está efectivamente cerrado y no constituye más una amenaza para el Golfo de México”, informó Allen. El hombre designado por Washington recordó que después de tres meses de operaciones, bajo la dirección y la autoridad del equipo científico y de ingeniería del gobierno estadounidense, BP logró cementar el pozo.
Los ingenieros colocaron un tapón de cemento sobre el agujero por donde se escapaba el crudo. Después lo sometieron a 6800 kilos de presión para asegurarse de que no se correrá y que el sellado será hermético y resistente. La evaluación, que concluyó ayer pero había comenzado el viernes, confirmó que el concreto había logrado clausurar efectivamente el pozo, impidiendo que se escapara por allí petróleo y gas.
La perforación de dos pozos de alivio para esta operación llamada Bottom Kill (Neutralización en el fondo) se inició casi inmediatamente después de la explosión de Deepwater Horizon, ocurrida el pasado 20 de abril. En ese accidente murieron once operarios. Dos días después se desplomó la estructura. Desde entonces, se calcula que se derramaron cerca de 780 millones de litros de petróleo. La marea negra se logró controlar el 15 de julio pasado, gracias a una tapa especial y después de tres intentos fallidos.
El presidente Barack Obama festejó que se había logrado una meta importante, a través de un comunicado. “Sin embargo, seguimos comprometidos en hacer todo lo que sea posible para que las costas del Golfo se recuperen totalmente de la catástrofe”, precisó el mandatario estadounidense. “El camino no será fácil, pero continuaremos trabajando estrechamente con los residentes en la zona del Golfo para reconstruir su modo de vida y restaurar el medioambiente y el entorno que les sirve de sustento”, prometió.
Con el sellado del pozo, se clausuró una etapa que alteró la vida de centenares de estadounidenses, que dañó el ecosistema del Golfo de México y que le costó el cargo al director de BP, Tony Hayward, y que a la compañía le representó un gasto cercano a los 32 mil millones de dólares. El derrame también se convirtió en un fantasma para Barack Obama, acusado de no lograr poner freno a la situación. El desastre también le costó caro al sector petrolero, ya que el Golfo de México es el pilar de la extracción del crudo estadounidense y produce un cuarto del crudo y del gas que se consume en el país norteamericano.
Aunque con el cierre del pozo, no se puso fin a la contaminación que sufre la región. La flora y la fauna se verán afectadas por años, incluso décadas, como reconocieron las mismas autoridades estadounidenses. Todavía resta que concluyan las tareas de limpieza y de evaluación del daño causado al medioambiente y a la economía de la zona.
Para evitar sucesos similares, el gobierno de Obama presentó el miércoles pasado nuevas normas para obligar a las empresas petroleras que operan en la zona a sellar definitivamente los pozos inactivos y desmantelar las plataformas abandonadas. Se estima que unos 3500 pozos inactivos se encuentran bloqueados sólo por válvulas de seguridad, mucho menos fiables que los sellados definitivos. |
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