La investigadora trabaja con Alberto Serritela y estudiantes de Informática buscando desarrollar un software. Mediante modelos y herramientas de simulación se espera que los alumnos comprendan la complejidad de las interacciones ecológicas-evolutivas.
A partir de un proyecto aprobado en el año 2008, Marcela Torreblanca, Magíster en la didáctica de las Ciencias Experimentales, trabaja con modelos matemáticos buscando representar cómo plantas e insectos generan resistencia a plaguicidas o herbicidas.
“Yo me especializo en la didáctica de los mecanismos evolutivos y su implicación en el ambiente. Comenzamos, entonces, a buscar y desarrollar modelos matemáticos ya existentes para trasladarlos a aplicaciones informáticas. Se han hecho, a partir de eso, algunos programitas con alumnos de Informática y animaciones que representan gráficamente ese proceso que se va dando en el medio ambiente”, precisó Torreblanca a La Verdad. “En el caso de la parte genética, es decir lo molecular, se utilizan herramientas de bioinformática -área que trabaja toda la secuencia de genes-, una disciplina con un desarrollo actual muy grande”, especificó la investigadora en la misma línea.
El proyecto, titulado ‘Modelo de estimulación informático para el aprendizaje de los mecanismos evolutivos’, está dirigido por el profesor Alberto Serritela y cuenta, además, con la colaboración de un grupo de alumnos de Informática. “Este año se habló con otros profesores de la carrera para que también se involucren en esto, la idea es poder contar con el software. Por eso, en lo personal, estoy aportando conceptos que puedan servir para que los alumnos no incurran en errores próximos”, dijo Torreblanca en la continuidad de la entrevista brindada a este medio.
Comprensión y aplicación
Asimismo, la entrevistada reveló que “el proyecto es de simulación, se hace todo por computadora. Poder ver esto en el campo es muy difícil, hay muchas variables implicadas. La idea es simular en la computadora, comprender y después ir al campo a verificar de qué manera se dan las cosas. Acá, todavía, no hay casos de resistencia de malezas que deban tratarse en laboratorios. No obstante, la simulación en bioinformática permite ver qué puede pasar. El gen que se altera va a producir lo que se llama una encima, que va a cumplir su función normalmente pero no se va a ‘enganchar’ al tóxico y la planta va a seguir su evolución. Lo mismo va a suceder con las bacterias y los antibióticos”.
Actualmente en la Universidad del Litoral también se están haciendo trabajos sobre lo que ocurre con los cambios y alteraciones del gen que hacen que sea resistente al antibiótico (en el caso de las bacterias) o a un tóxico (en el caso de insectos o plantas) y permita seguir la función a la encima. “Son fenómenos complejos, esto podría acarrear graves consecuencias para el medio ambiente, por eso es que ponemos tanto énfasis”, añadió Torreblanca.
“Buscamos nuevas aplicaciones a modelos ya existentes y tratamos de adaptarlos a nuestros objetivos. La presión ambiental es la que genera que después haya malezas resistentes, si es que existe un biotipo resistente, pero la resistencia está antes en los genes. Lo que se tiene que entender es que son dos mecanismos separados: el origen de la resistencia a nivel genético no tiene nada que ver con el herbicida. No es que porque se utilice más o menos herbicida va a haber más o menos resistencia. Pasa por otro lado, que es a nivel molecular, que todavía no está bien claro cómo se origina, pero en gran parte intervienen procesos aleatorios. Para eso se trabaja con herramientas que provee la bioinformática”, puntualizó.
Mediante modelos y herramientas de simulación se espera que los alumnos comprendan la complejidad de las interacciones ecológicas-evolutivas y los mecanismos genéticos de la resistencia. Los trabajos de campo, en tanto, están previstos con alumnos avanzados de las carreras de Agronomía y Genética de la Universidad para trasladar los modelos desarrollados a situaciones concretas.
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