Las inversiones que se produjeron los últimos años, los datos alentadores que existen para las próximas décadas y la certeza de que la Argentina ya está en la mira de las principales compañías del mundo permiten hacer proyecciones con las mejores expectativas. Durante 2009, año de fuerte retracción en la economía mundial, la minería argentina siguió siendo un sector dinámico, enfrentó la crisis preservando puestos de trabajo y mantuvo el ritmo de exploración. Hubo inversiones por u$s 750 millones, se crearon 8.000 nuevos empleos y se generó trabajo para más de 750 pequeñas y medianas empresas.
La minería argentina representaba hace 15 años algo menos del 0,3% del PBI del país. La expectativa es que en 2010 oscile entre el 4% y el 5%.
En relación con inversiones, la australiana Troy Resources está desembolsando en el proyecto Casposo u$s 115 millones, que generarán 3.000 empleos. La australiana Andean Resources confirmó la inversión de u$s 315 millones para la construcción del proyecto Cerro Negro. Y la brasileña Vale avanza con el proyecto Potasio Río Colorado, en Mendoza, con una inversión superior a u$s 3.000 millones.
Por su parte, en 2009, se produjo el lanzamiento de Pascua Lama o Lama Pascua, el primer emprendimiento binacional del mundo, entre la Argentina y Chile. La inversión será de aproximadamente u$s 3.000 millones y creará alrededor de 5.500 nuevos empleos directos. Ese proyecto generará trabajo para más de 500 pequeñas y medianas empresas de servicios mineros.
La Argentina tiene metas claras para la industria minera, que en el año 2015 aspira a exportar u$s 7.600 millones, sumar u$s 10.400 millones de inversión, y llegar a 9.800 millones de dólares de producción. En materia social, la minería argentina representará dentro de otros cinco años un número aproximado de 90.000 empleos directos y otros 315.000 indirectos.
Por delante existen desafíos concretos, alguno de ellos inmediatos, como comunicar con claridad los beneficios reales de la minería y la responsabilidad con la cual se desempeñan los profesionales de su sector. La tecnología que utiliza la minería es de avanzada, y en el país se cumple con los estándares de control y calidad ambiental como en el resto del mundo. El país cuenta con una altísima capacitación de técnicos y trabajadores, y todos ellos cumplen con la Ley Ambiental Minera y todas las normas ambientales que se exigen a nivel nacional y provincial.
La minería es un sector de vanguardia en legislación ambiental y en el cumplimiento de sus exigencias. Y podemos responder a cada una de las críticas que usualmente se escuchan. En minería, el agua se recicla y no hay antecedentes de contaminación porque los circuitos son cerrados.
Otro aspecto importante es que la minería paga todos los impuestos nacionales, provinciales y municipales, cargas sociales, etcétera.
Se enfrenta un momento de mucha vitalidad y dinamismo en el sector y se debe, más que nunca, mirar a los países que han tenido y promovido un desarrollo importante del sector, como Chile, Estados Unidos o Perú.
La Argentina tiene una riqueza muy importante, que forma parte de la misma estructura geológica que Chile, donde el 60% de las exportaciones son minerales. Por otro lado, el litio -que se usa en las baterías de los autos eléctricos- y el uranio -de uso en la generación de energía- tienen una potencialidad fantástica. El escenario actual del sector tiene un impacto inmediato y directo sobre la calidad de vida de la gente, y la Argentina debe aprovechar este momento favorable para su desarrollo.
(*) Titular de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM).
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