El Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional, desarrolló una planta de maíz tolerante a la sequía, capaz de sobrevivir con menos agua y en temperaturas superiores a 40 grados centígrados, como las que tienen lugar en las zonas áridas del norte del país.
Beatriz Xoconostle Cázares, del departamento de Biotecnología y Bioingeniería y directora del proyecto, informó que ya tramitaron ante la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) la solicitud de siembra experimental del organismo genéticamente modificado en el valle del Yaqui, Sonora, por lo que ésta podría tener lugar en 2011.
En conferencia de prensa, explicó que el maíz desarrollado por el Cinvestav representa una alternativa para elevar la productividad del grano en la mitad del territorio nacional, considerada zona árida o semiárida.
Entre los objetivos del proyecto, explicó, está la producción de diferentes variedades que puedan resistir las crisis por falta de agua, situación que se vive y que previsiones científicas estiman recrudecerá.
Oportunidad
Además, es dar a los habitantes de zonas semiáridas la posibilidad de sembrar en sus espacios tradicionales uno de los principales alimentos del país.
La tolerancia de la semilla a las altas temperaturas, destacó, es un hecho sumamente importante, debido a que permite ahorrar hasta 20 por ciento de agua por cada kilogramo de maíz. Actualmente se emplean entre 700 y 900 litros del líquido por cada kilo, agregó.
Precisó que en siete años de investigación los científicos degradaron el azúcar trehalosa –que se encarga de mantener agua en los tejidos de la planta y que contribuye al aumento de la fotosíntesis– contenida de manera natural en el maíz, con una enzima llamada trehalasa, que provoca con ello susceptibilidad a la sequía y temperaturas extremas.
Sin proteínas adicionales
De acuerdo con los investigadores, estas plantas mejoradas en condiciones controladas de invernadero no producen ninguna proteína adicional; en cambio conservan sus características físicas y nutrimentales.
Señalaron que las plantas desarrolladas crecieron de manera robusta y su altura se incrementó con respecto a los cultivos convencionales, además de presentar granos de mayor tamaño.
Sobre la oposición que existe a la siembra de maíces transgénicos en México, Beatriz Xoconostle dijo que es muy válido no querer tener organismos genéticamente modificados en un sitio de origen; sin embargo, el tema debe abrirse a un debate racional entre ecólogos y especialistas con toda la información científica para llegar a un consenso apropiado.
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