En la Escuela Nº 58 de Juan González, no tienen agua potable ni siquiera para lavar los pisos, porque la que sale del pozo está totalmente contaminada con materias fecales que filtran de las fosas sépticas en las que vierten los baños del edificio.
Junto con el cuaderno y el lápiz, arriba del pupitre se puede ver una botella de agua. Diecisiete botellas de agua, una al lado de cada alumno. Es que la escuela no tiene agua y los niños deben traerla de sus casas. En el baño las cisternas se llenan a mano y el agua para lavar se trae de la casa de un vecino que prestó un tanque para depositarla.
Esto pasa desde 2002 en esta escuela de Juan González, paraje ubicado a poco más de 15 kilómetros de la ciudad de Carmelo. El pozo existente fue permeado por filtraciones de las fosas sépticas de los baños del establecimiento y no resulta apta para el uso y el consumo, según explicó a LA REPUBLICA la vecina Mariela Sallé.
"Hace 21 años que vivo acá, al lado de la escuela, y desde 2002 el agua del pozo comenzó a estar mal. La maestra dio un informe a Colonia pero no nos dieron mucha bolilla. En 2008 la situación fue cada vez peor, se hizo otro informe y dieron el visto bueno para hacer otro pozo, pero quedó todo en nada", explicó.
A pesar de que se han pedido dos presupuestos a empresas perforadoras de la zona y que la maestra elevó varios informes a la inspección departamental reclamando la construcción de un nuevo pozo, la situación que se vive en la escuela preocupa a los padres y representa un peligro para los alumnos.
"Este año la capa del pozo negro cubrió el pozo así que el agua no sirve para nada. Lo que hacen los niños es venir a buscar agua acá a casa", dijo. Mientras tanto, para el consumo de los alumnos "la maestra les pide que se lleven una botella de agua".
Según la vecina, que integra la Comisión de Fomento de la escuela, luego de ocho años de lucha aún no han obtenido ninguna respuesta de las autoridades.
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