El fenómeno climático de “La Niña” amenaza contraer un período de sequía a los países del Mercosur y afectar los rendimientos de la producción agropecuaria, señalaron expertos consultados por la AFP.
En Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, el fenómeno podría provocar precipitaciones por debajo del promedio para la primavera y el verano australes, aunque, según los especialistas, el déficit no alcanzaría la intensidad de años anteriores en los que “La Niña” golpeó a la región.
“La Niña afecta a una normalidad” y explica que el volumen de lluvia sea menor a la media para esta época de sequía en Brasil, señaló a la AFP la meteoróloga Ester Regina Ito, del Centro de Previsión del Tiempo (CPTEC/INPE).
SECO. La Niña es un fenómeno inverso al de El Niño, que se caracteriza por una elevación de las temperaturas en la superficie del mar en los sectores central y oriental del Pacífico y genera habitualmente períodos de sequía en Sudamérica.
La sequía está afectando principalmente al sector ganadero brasileño y, junto a una fuerte demanda, impulsa los precios de la arroba de carne (medida equivalente a 11,5 kg) que subieron 16,5% desde mayo, según el Centro de Estudios de Agropecuarios de la Universidad de Sao Paulo (Cepea).
En el caso de los granos, recién la pasada semana se liberaron los suelos para la próxima zafra, aunque algunas siembras -particularmente la de maíz- vienen con retraso por la falta de agua.
“Todavía estamos muy en el inicio del período de cultivo en Brasil. Aunque si la sequía se prolonga en 15 o 20 días más, sí se pueden tener efectos más expresivos”, explicó a la AFP Lucilio Rogerio Alves, investigador del Cepea.
“Si demora mucho en empezar a llover tendríamos problemas en términos de oferta (al exterior) o una baja en comparación con la buena zafra de granos de 2009-2010”, precisó Alves, quien descartó problemas en el abastecimiento local.
Los científicos brasileños prevén que para setiembre-octubre-noviembre llueva menos que el promedio para esa época, especialmente en los estados sureños de Rio Grande do Sul (fronterizo con Uruguay), Santa Catarina y Paraná.
Hasta ahora, el oficial Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (Ibge) prevé para 2010 la mayor cosecha de granos de la historia del país, con 146,4 millones de toneladas (+9% sobre 2009). Brasil lidera las exportaciones mundiales de carne bovina y es el segundo vendedor de soja en grano.
En Argentina en tanto, aunque las precipitaciones deberían ser inferiores al promedio histórico, no se espera una sequía como la que en 2008-2009 golpeó a la producción agropecuaria, según Eduardo Sierra, de la Universidad de Buenos Aires.
“Así como el año pasado fue Niño por gran cantidad de lluvias desde setiembre a marzo, este año será a la inversa. Uno no tiene la certeza de cómo y cuánto va a llover, pero se avecina una primavera con lluvias por debajo de lo normal, un diciembre con menos precipitaciones y un enero y febrero complicado”, anticipó de su lado Guillermo Cavallero, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta).
En Argentina, las dos últimas campañas de trigo soportaron graves sequías. Sin embargo, este año, el retraso del fenómeno climático podría favorecer el desarrollo del cereal en el ciclo 2010-2011, que alcanzaría una cosecha superior a 10 millones de toneladas, según los especialistas.
En Uruguay en tanto, la Dirección Nacional de Meteorología alertó sobre la llegada de una “fuerte sequía” que se prolongaría durante la primavera y verano, y cuyos efectos se sentirán hasta el próximo invierno.
Ya a fines de agosto, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, demostró preocupación ante la consolidación de “La Niña” en el Pacífico central.
“Eso no quiere decir necesariamente que va a ocurrir una sequía en el próximo verano pero sí hay una probabilidad más alta de que tengamos un déficit hídrico”, explicó, por lo que anunció medidas para respaldar fundamentalmente a los pequeños productores, en particular ganaderos.
De su lado, “La Niña” vaticina un año difícil para el agro paraguayo, advirtió a la AFP Edgar Mayeregger, coordinador de la unidad de riesgos del Ministerio de Agricultura y Ganadería.
Sin embargo, según el funcionario, Paraguay tiene la ventaja de que la siembra coincide con las precipitaciones de octubre, infalibles aún con el fenómeno climático. “Con las lluvias de octubre y enero se pueden amortiguar bastante los efectos negativos del evento”, explicó.
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