A poco más de dos semanas de la aparición de distintas especies de peces muertos en la costa del río Paraná, en inmediaciones del arroyo Garupá, técnicos del Ministerio de Ecología dijeron no haber podido determinar las causas que hayan provocado esa mortandad, descubierta y denunciada por pescadores de la zona.
Según se informó, el hecho de haber logrado detectar las especies muertas recién unos cinco días después de sucedidas, los técnicos tomaron muestras de peces en estado avanzado de descomposición.
Aunque de todas formas, al examinar esos peces, pudieron comprobar que no murieron a raíz de las constantes explosiones que se suceden a lo largo de las distintas obras costeras que se llevan a cabo en todas las costas de Posadas, Garupá y Candelaria.
Es que esas conjeturas fueron las que deslizaron los pescadores, al suponer que algunos peces estaban como “reventados”. Pero el propio director del Parque Ecológico El Puma, Miguel Rinas, aseguró que al menos los peces que ellos vieron, “tenían las vejigas intactas”.
“No se pudo establecer de qué murieron porque las muestras no sirvieron. Lo que nos permite ahora advertir a quienes descubran situaciones similares, que denuncien lo más rápido a las autoridades que corresponden para poder actuar con rapidez”, dijo Rinas.
El director del parque El Puma también descartó que esas muertes estén relacionadas con las que sucedieron aguas debajo de la represa Yacyretá, es decir, en Corrientes, Entre Ríos y hasta en Santa Fe.
En esas provincias, los miles de peces muertos, según comprobaron, fue a causa de un estrés térmico, o sea, de frío.
“Pero acá las condiciones del río estaban y están distintas que en esos lugares, no se las pueden vincular de ninguna manera”, dijo Rinas.
De acuerdo a lo que manifestaron los pescadores a fines del mes pasado, las especies que aparecieron flotando en la costa de Miguel Lanús, eran sábalos, bogas, cascudos o viejas del agua.
Las algas y la pesca
Las algas proliferan en los desechos orgánicos y en aguas quietas. La basura que tira la gente al río o que termina en el río es la principal causa de la gran cantidad de esas especies a lo largo de la nueva costa del río Paraná.
“Es un proceso de acumulación”, explicó otro de los técnicos del Ministerio de Ecología. Y ese proceso de acumulación termina con la reproducción de algas, que según otras versiones, a la vez, son las causantes de que el río pierda oxígeno en determinados sectores, y, determina finalmente, en la falta de aire y en la posterior muerte de los peces.
Para Rinas, es poco probable que ese proceso sea la causal de la muerte de los peces, porque “las algas también generan oxígeno, como los árboles en la tierra”.
“No creo que se tenga que alarmar por lo que pasó, porque nosotros no encontramos gran cantidad de especies muertas… es más, mientras se rumoreaba sobre ese fenómeno, nosotros fuimos a pescar muy cerca de esa zona en busca de especies reproductores (para las piletas de piscicultura del Parque El Puma) y tuvimos buena pesca”, detalló como reflejando la otra cara de la moneda.
Las otras muertes y la no conexión
Desde el Ministerio de Ecología se descartó que las muertes de los peces en el río Paraná a la altura del arroyo Garupá, en el departamento capital, tengan relación alguna con las sucedidas, por ejemplo, en Santa Fe.
Desde Prefectura de Arroyo Seco, en Santa Fe, aseguraron que la elevada mortandad de manubíes, bagres y moncholos, entre otras especies, se debió al frío y el nivel bajo del río.
Según informó, el prefecto de Arroyo Seco, Néstor Kiferling, los animales fallecieron por “estrés térmico”. El diagnóstico fue elaborado junto a la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la provincia de Santa Fe.
Tras varias denuncias de habitantes de la ribera del Paraná sobre la presencia de centenares de peces muertos, se llevó a cabo una investigación de parte del Gobierno provincial que arrojó un resultado: las especies de la zona fallecieron por períodos con temperaturas extremas, tanto bajas como altas y eso suele provocar la mortandad de peces en el río Paraná. |
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