En un puesto de control de la carretera que lleva hasta Niéméné (Côte d'Ivoire) hay tres hombres de pie vestidos de uniforme. Han pasado ocho años desde que Côte d'Ivoire quedara partida en dos, con Bouaké como centro de operaciones de la zona septentrional bajo control de las fuerzas rebeldes, y la vida aquí vuelve poco a poco a la normalidad.
Al ingeniero de aguas Yao Marcellin Loukou, al volante de un camión de la Unión Europea en un convoy de vehículos blancos de UNICEF, lo saludan con las manos al pasar el puesto de control. Para Loukou, reunir dinero para el combustible del coche oficial es un reto diario.
"La mayor parte del tiempo estamos bloqueados en la oficina", comentó. Loukou es uno de los tres miembros del personal de la sucursal de la Oficina nacional de agua potable situada en Bouaké, conocida por sus siglas francesas como ONEP.
"Antes de la guerra éramos 30 en la ONEP, pero muchos se marcharon y otros murieron desafortunadamente", afirmó. Las oficinas quedaron destruidas y sólo reabrieron recientemente gracias a una subvención de la Unión Europea. Sin embargo la mayoría de los proyectos de agua cuentan con fondos de donantes que generalmente sienten que la situación política es todavía demasiado inestable.
"No obstante, las necesidades son enormes", continuó Loukou. "Sólo en esta zona se necesitan por lo menos 600 bombas nuevas".
Recuperarse de la guerra
Côte d'Ivoire solía ser la envidia de África occidental. Los ingresos de la producción de cacao llenaban las arcas gubernamentales y los funcionarios prestaban servicios, incluida una red social para los pobres. Con el apoyo durante decenios del Banco Mundial, se excavaron a gran escala pozos para la distribución de agua potable.
Sin embargo en 2002, una guerra civil dejó un saldo de 3.000 muertos y 750.000 desplazados que golpeó al país en la médula. Los servicios básicos, incluido el abastecimiento de agua, quedaron gravemente afectados. No fue hasta hace poco que Côte d'Ivoire -con el apoyo de UNICEF y la Unión Europea- fue capaz de iniciar las labores de restauración del acceso al agua potable para sus ciudadanos.
Loukou llega a Niéméné acompañado de funcionarios de UNICEF, políticos locales, representantes de organizaciones no gubernamentales y contratistas. Son necesarios dos hombres para desplegar los planos que traen junto con cintas para medir enrolladas en enormes cajas metalicas. Hoy, la aldea va a tener una red mejorada de abastecimiento de agua con tuberías y grifos conectados a un pozo.
Como parte de un mayor programa ejecutado en todo el distrito, estos trabajos logran progresos para ayudar al país a alcanzar la meta del agua y saneamiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas. Los Objetivos, un conjunto de metas reconocidas internacionalmente para la reducción de la pobreza en todo el mundo, hacen un llamamiento para reducir a la mitad el número de personas sin acceso sostenible al agua potable y el saneamiento básico para 2015.
Un proyecto que "cambia la vida"
Los habitantes de Niéméné se han reunido bajo la cubierta del mercado. Algunos se han vesitdo para la ocasión, como las integrantes del comité del agua Ya Karidioula y N'né Fofana. Se distribuye un mapa de la aldea que muestra la escuela primaria, la mezquita, el dispensario y el mercado, así como 45 cículos numerados que indican llaves de paso del agua.
Hoy es el incio del primer trabajo visible del proyecto hídrico de Niéméné -la excavación de zanjas y el marcado de las llaves de paso- desde que los ingenieros encontraran una fuente de agua fiable en octubre de 2009 y perforaran un pozo de 102 metros de profundidad allí. Requirió 18 meses y tres intentos previos, por importe de 6.000 dólares estadounidenses cada uno, para llegar hasta la fuente.
"Hemos esperado tanto por el agua que estamos determinados de verdad a hacer que el sistema funcione", expresó Karidioula, una camillera del hospital que huyó de Bouaké a su aldea nativa de Niéméné en 2004. "Los combates eran tan aterradores que muchos de nosotros abandonamos nuestros trabajos y regresamos a nuestras aldeas", explicó y añadió que los aldeanos harán aportaciones financieras regulares para el comité del agua.
Fofana, que ha vidido en Niéméné toda su vida, dice que su rutina diaria cambiará para siempre cuando ella cuente con un grifo en casa.
"La vida será menos agotadora", comentó. "Contamos con un pozo adecuado, que tiene unos 20 años, pero durante el conflicto se estropeó. De modo que los hombres retiraron el cabezal de la bomba y hemos utilizado cuerdas y un balde".
Agua para miles de personas
Niéméné es una de cinco aldeas del departamento de Dabakala en Côte d'Ivoire que se beneficiarán del programa postconflicto dotado con 4,5 millones de dólares por la Unión Europea, facilitado por UNICEF a través de sus ONG aliadas, funcionarios como Loukou y la administración local. El proyecto da inicio nuevamente a comités de agua en las aldeas y construye 465 letrinas modelo, muchas de ellas en escuelas, para inspirar a miles de familias a seguir el ejemplo.
Las aproximadamente 300.000 personas - incluidas por lo menos 50.000 niños con menores de cinco años- se beneficiarán del programa.
Loukou informa a los aldeanos del trabajo que queda por delante. Sin embargo, confiesa más tarde que el programe afrontará dificultades. "En Côte d'Ivoire, la gente se ha acostumbrado a que el Estado arregle las bombas rotas", explica .
"Hay desafíos... como que las personas se convenzan simplemente de que pagar por su agua debería ser una prioridad", concordó Fiorella Polo, Oficial de Agua, saneamiento e higiene de UNICEF. Sin embargo, añadió que otros proyectos pilotos han tenido éxito en Côte d'Ivoire y dan resultados importantes.
"Para nosotros, la prioridad siempre será el bienestar social de mujeres y niños". dijo ella.
Apoyo local
"Ya, con la ayuda de UNICEF, estamos organizando el proceso de licitación que verá una selección de los contratistas por parte de aldeas para el mantenimiento de las bombas", dijo Onhué Ouattara, Vicepresidente del consejo regional. "Como consejo regional, queremos desempeñar un papel central. Esta es la función de los políticos locales".
El jefe de la infraestructura de la Unión Europea en Côte d'Ivoire, Fabio Di Stefano, dice que los programa de agua y saneamiento por un valor de casi 100 millones de dólares, puestos en práctica entre 2003 y 2009, proporcionaron agua potable a los aproximadamente 8,5 millones de personas de zonas urbanas y rurales en Côte d'Ivoire.
"La colaboración con UNICEF tiene sentido porque gracias a su condición internacional tienen acceso a zonas donde otros no irán", dijo. "Hemos hecho ya el gran progreso y nos acercamos ahora a los niveles de acceso al agua en zonas rurales previos a la crisis".
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