Ayer llovió en más de media provincia de Córdoba y en varias localidades el agua llegó acompañada por granizo. Sólo el siempre seco norte provincial quedó sin mojarse y algunos sectores del extremo sur. Las lluvias fueron, en promedio, de entre 10 y 15 milímetros, aunque hubo sitios por debajo de esas marcas y otros, en el centro y este cordobés, que llegaron a los 40 milímetros.
En la zona serrana también llovió aunque no fueron precipitaciones abundantes. El dato es clave en esta época porque de esa área, donde nacen casi todos los ríos y arroyos cordobeses, dependen los niveles de los lagos.
Con el agua caída ayer, difícilmente se perciba un incremento en los lagos, aunque al menos podría servir para detener la baja en el nivel, de varios centímetros por semana, que registran desde el inicio del invierno.
El lago San Roque medía ayer 30,47 metros y está a 4,6 metros de su vertedero. Se ubica unos 30 centímetros más arriba que el año pasado en esta fecha. Había empezado agosto con 32,19 metros.
La Quebrada, en tanto, tenía ayer 28,21 metros, a 5,65 metros de cota máxima. El primer día de agosto registraba 29,03. El año pasado, a esta época, estaba a ocho metros del vertedero.
Ambos lagos son claves para el suministro de agua a la ciudad de Córdoba y las Sierras Chicas. Los Molinos y Embalse están en una mejor situación, casi la histórica normal para esta época, mientras que los del norte (Cruz del Eje y Pichanas) siguen siendo los que más lejos parecen de recuperarse desde la crisis hídrica del verano pasado.
El Servicio Meteorológico Nacional pronosticó que seguirá inestable el clima en la mayor parte del territorio provincial, con la probable reiteración de lluvias. El meteorólogo Mario Navarro, del Observatorio Salsipuedes, señaló que habrá lluvias dispersas en casi todo el territorio cordobés, incluyendo parte del norte, hasta el fin de semana.
Si esa situación se repite en las sierras, los lagos de la zona central podrán crecer algunos centímetros. Esa situación ya marcaría alguna diferencia con la del año pasado, que tuvo una primavera muy seca que generó una fuerte crisis hídrica padecida por buena parte de los cordobeses.
Navarro opinó que esta primavera será algo más llovedora que la anterior, aunque admitió que no todos los meteorólogos coinciden con ese pronóstico. De que llueva o no antes del verano dependerá que se repita o se evite una nueva situación de emergencia hídrica, sobre todo para la Capital.
Granizo. Varias localidades recibieron granizo ayer. Entre otras, el fenómeno fue muy notorio en sitios alejados entre sí, como Monte Cristo y la zona del dique Los Molinos. También granizó sobre la ciudad de Córdoba y otras del centro provincial como Oncativo, Oliva, Luque, Despeñaderos y Corralito, en partes de las Sierras Chicas (como en La Granja y Salsipuedes) y en el norte del valle de Punilla, entre otros sectores.
Freno a los incendios. Las lluvias en septiembre fueron especialmente bienvenidas para aliviar los pronósticos de alto riesgo de incendios en gran parte de la provincia. Desde hacía semanas se venían sucediendo focos de fuego, favorecidos por los vientos y los pastizales muy secos que dejó un invierno particularmente crudo. Con unos días de alta humedad, ese panorama de riesgo se aliviará notoriamente. |
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