El otro lado de los discursos y de las políticas de firmeza argentinas en torno al conflicto por Malvinas, es el constante avance de los trabajos unilaterales de exploración hidrocarburífera en las aguas de las islas, que ayer arrojaron otro resultado favorable a dicha iniciativa.
Rockhopper Exploration, la empresa británica que hasta ahora alcanzó mejores resultados en la zona, anunció que el pozo al norte de las islas, donde descubrió petróleo podría producir 4.000 barriles de crudo por día, el doble del máximo que había alcanzado inicialmente de 2.000 barriles diarios.
Más aún, en el comunicado subido a su página de Internet, la empresa manifestó creer que con una mejor localización y diseño “flujos mayores” de crudo podrían ser extraídos en “futuras producción de pozos”.
Claro, la especulación de la industria tuvo su eco en el mercado financiero donde Rockhopper vio subir sus acciones hasta casi 12 veces más de lo que registraban en mayo pasado, cuando hizo el anuncio de su primer descubrimiento. Las otras compañías que exploran en la zona pese al rechazo argentino han gozado de viento de cola a raíz de las buenas noticias de la Rockopper. La Desire Petroleum, que fracasó con un pozo del que dijo haber extraído crudo no comercialmente viable —y que ahora busca más financiamiento para seguir con sus actividades-; la BHP Billiton Ltd, la Falkland Oil & Gas Ltd, y la Border and Sothern Petroleum Plc.
Con la cuestión Malvinas recalentada ayer en las Naciones Unidas al reclamar por ellas la presidenta Cristina Kirchner, la embajada británica se limitó a responder a Clarín sobre el anuncio de la Rockhopper. “Tomamos nota de este último comunicado” de la empresa y “queda por verse si hay hidrocarburos en cantidades comercialmente viables”, señaló el vocero de la sede diplomática.
Esta semana se conocieron hechos en torno al conflicto por la soberanía de las islas. En aplicación del decreto presidencial 256 de febrero pasado que exige a todo buque que transite aguas nacionales —las de Malvinas lo son por la Constitución— un permiso especial, las autoridades nacionales expulsaron del Río de la Plata a un pesquero español que llevaba 700 toneladas de pescado del archipiélago. El mismo tuvo que desviarse hacia aguas internacionales para después alcanzar Montevideo.
Clarín sabe que estos episodios son cada vez más frecuentes a raíz del decreto presidencial de febrero. Muchos barcos se están desviando de la fría zona austral donde resulta más complicado alejarse a aguas internacionales. El cada vez más activo puerto de Montevideo es una escala vital en el camino a los mercados de Europa.
El sector pesquero de las islas —principal ingreso a sus arcas públicas— dice que la Argentina no logrará mellar el negocio. Pero a la larga, sin dudas podría traer perjuicios como los ocasionados por la prohibición argentina para vuelos charter Punta Arenas-Mount Pleasant, vigente desde 2003.
Esta semana también se informó que el gobierno de José Mujica rechazó la entrada a Montevideo de un buque de guerra británico que venía de Malvinas, en una jugada fuerte a favor de un pedido en ese sentido de la Argentina, hecho a todos los países vecinos en 2006. Mientras Londres hizo saber a los uruguayos que los entendía, Cristina tuvo la idea de agradecer “el inmenso gesto” de Pepe en un video difundido por todos lados. Este diario sabe de fuentes uruguayas, que Mujica prefería una réplica diplomática más discreta.
Antecedentes
A principios de febrero, la plataforma petrolera Ocean Guardian llegó a aguas de Malvinas para iniciar trabajos de exploración petrolera en altamar.
Los kelper ya lo habían intentado sin éxito en los ‘90 en el marco de la política de seducción del ex canciller Guido Di Tella.
El Gobierno de Kirchner condenó esa decisión e insistió en la necesidad de negociar la soberanía de las islas en el marco de las Naciones Unidas.
A partir de noviembre, Repsol-YPF también buscará hidrocarburos en ese sector.
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