Mientras se desarrollaba la reunión de la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Senado, en los pasillos se escuchó a un vehemente Ernesto Sanz afirmar que ese mismo día intentaría que su bloque fije una postura única respecto al proyecto para proteger los glaciares.
Y esa posición, en concordancia con lo hecho en Diputados, debía ser aprobar la iniciativa que rechazan a gritos los gobernadores cordilleranos, por los límites que fija a las inversiones mineras, eje de sus economías y causales de más del 4% del PBI argentino.
En la reunión de bloque de esa noche Sanz chocó con la misma realidad de la Cámara baja: los catamarqueños avisaron que votarán en contra. Y por si fuera poco, a los pocos días leyó una solicitada del Comité de San Juan, sin presencia en el Congreso, recriminado cualquier ley que le ponga freno a la minería.
La resistencia de la UCR catamarquina tuvo su puntapié inicial el 14 de julio, cuando el diputado Oscar Molas se apartó del bloque y votó en contra del proyecto. En el Senado, la voz cantante la tuvo Oscar Castillo, que representa a también a Blanca Bonllau, y no escatimó adjetivos para replicar la avanzada de Sanz a favor de la iniciativa para despejar inversiones en la zonas de glaciares y periglaciares, definidos como los suelos congelados que desembocan en un recurso hídrico.
Varios radicales se habían permitido especular con una postura intermedia de este dueto por el faltazo a la comisión de ese día de su gobernador Eduardo Brizuela del Moral. Pero no hubo nada de eso.
Sanz encontró un nuevo escollo a su deseo de homogenizar cada vez más a los bloques legislativos del partido. Ese anhelo choca seguido con su pretensión de correr al Gobierno por izquierda y, por otro lado, con el de mantener una armonía con las empresas e industrias hastiadas del kirchnerismo. De hecho, los directivos de Techint todavía sueñan con que el senador mendocino sea el candidato radical que destrone a los Kirchner.
La protección de los glaciares también se la piden los viñateros mendocinos, no tanto por fervor ambientalista sino porque la norma despejaría las inversiones mineras de la región.
Sin embargo, Sanz ya resolvió un dilema entre todas esas variables en el debate por el matrimonio gay que desde un comienzo avisó que aprobaría. Se mantuvo en esa postura pese a las miles de personas que marcharon en contra por las calles de Mendoza, muchas de ellas de la ciudad de San Rafael, donde fue intendente.
Presión provincial
Desde diciembre, el Comité de la UCR de San Juan lo preside Salvador Mercado y su peso político está en ciernes: no tiene representantes en el Congreso ni presencia en los distritos más importantes.
Esa precariedad podría haberse incrementado si se mantenían almargen de la ley de glaciares, de cuyo rechazo el gobernador José Luis Gioja hizo una causa que unió a empresarios y trabajadores.
Sobre todo porque el tema desorientó como pocos al peronismo federal: mientras el diputado Mauricio Ibarra votó a favor, el senador Roberto Basualdo anunció que haría lo propio, pero ante la presión local consideraría la posibilidad de abstenerse, recurso legislativo propicio para complacer a propios y extraños.
En este escenario, la UCR sanjuanina evitó matices: publicó una solicitada afirmando que rechaza el proyecto, entre otras cosas, porque “utiliza la deseable protección de los glaciares, para gestar un proceso de entorpecimiento y limitación del desarrollo minero”.
“Resulta una amenaza a la potencialidad dinamizadora de esa actividad, poniendo en riesgo las fuentes de trabajo de miles de comprovincianos”, sigue la misiva, que repite luego los argumentos de inconstitucionalidad repetidos por los gobernadores cordilleranos.
Otro senador reacio a la ley de glaciares es el ex gobernador de Río Negro, Pablo Verani. Se plegó a industriales y mineros patagónicos, inquietos porque el proyecto prohíbe la exploración y explotación en las zonas periglaciares.
Esta postura sostiene que la minería requiere una ley especial en la que se discutan todas las reglas de juego para las inversiones de ese rubro.
Los cordilleranos también apuestan al voto del cordobés Ramón Mestre por sus antepasados sanjuaninos. Tal vez enterado, el lenguaraz Luis Juez ya salió a aclarar que votaría a favor.
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