Más de 15.000 empresas comenzarán a estar bajo la lupa esta semana por la eventual contaminación que pueden estar generando en la cuenca Matanza-Riachuelo, ya que vence el plazo para el empadronamiento dispuesto por la ACUMAR (autoridad de aplicación) y apenas cumplió con ese trámite un 20% de las industrias.
Los industriales bonaerenses nucleados en UIPBA reclamaron una extensión del plazo y financiamiento para poder readecuar las plantas y adaptarlas a los nuevos requerimientos ambientales, pero el titular de la entidad, Osvaldo Rial, descartó que pueda lograrse alguno de sus reclamos debido a que el tema "está muy judicializado".
En ese contexto, existe una fuerte preocupación de los empresarios, quienes temen que luego de este martes (fecha límite para empadronarse), las autoridades de la Acumar comiencen a agilizar las clausuras de fábricas.
El reclamo fue incluido en el discurso que Rial dio durante la cena de festejo del Día de la Industria, que se desarrolló el jueves en esta ciudad. "Los empresarios queremos resolver el problema, no queremos contaminar. Lo que pedimos es más tiempo y financiamiento para reconvertir las plantas", sostuvo el dirigente.
El empadronamiento fue exigido por el juez federal de Quilmes Luis Armella, quien intercedió en la materia por denuncias de vecinos y ambientalistas. El caso llegó hasta la Corte Suprema de Justicia, que ordenó al juez la investigación. Fue así como el magistrado resolvió abrir un registro de todas las empresas de la cuenca y la Acumar dictó entonces una resolución para cumplir con la orden judicial.
Con el empadronamiento, las empresas deben presentar un seguro de caución y un plan de readecuación de la planta que contemple plazos de finalización. De las 20.000 industrias que se encuentran en la zona -incluye 14 municipios-, sólo se habrían registrado unas 4.000.
La falta de información, pero fundamentalmente el temor a ser inspeccionados y, eventualmente, sancionados con la clausura de la fábrica es lo que ahuyenta a los empresarios a cumplir con la resolución.
De todas maneras, muchas empresas ya son objeto de inspecciones diarias y han tenido cierre de sus plantas. El vicepresidente 1º de la UIPBA, Aldo Expósito, es uno de ellos. Dueño de una curtiembre, tuvo 45 días su fábrica clausurada. "Estamos de acuerdo con que las cosas hay que hacerlas en serio y estuvo bien cerrada la planta, pero reclamamos mayor presencia del Estado. Los poderes estatales están funcionando en forma desbalanceada", afirmó. Y sostuvo que "existen pymes que tendrían que relocalizarse, pero es imposible hacer una reconversión si no se sabe dónde ubicarse".
La zona más complicada de la cuenca Matanza-Riachuelo es la industrializada de Lanús y los sectores con mayores posibilidades de sufrir cierres de fábricas son el frigorífico, las curtiembres, la galvanoplastía y las industrias químicas.
Imagen: Osvaldo Rial
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