El Riachuelo bordea el asentamiento y se siente su olor, constantemente. Pero eso es lo más leve, acaso una marca más dei paisaje. Lo peor comienza al caer la tarde, cerca de las 19, cuando las empresas del Polo Petroquímico de Dock Sud comienzan a emanar sus gases tóxicos. Es una nube negra y densa que cubre las casas de unas 5.000 personas que, literalmente, están condenadas a muerte.
El barrio se llama Villa Prost, pero se lo conoce como Villa Inflamable por su capacidad de combustión. Allí hay 1.300 familias estables, sobre uno de los lugares más pobres y contaminados de la Argentina.
Los últimos -y únicos- estudios sobre la población -difundidos por la Defensoría del Pueblo de la Nación en 2003- determinaron que la mitad de los niños tiene altos niveles de plomo en la sangre y cromo en la orina.
De acuerdo al estudio, la gente de Villa Inflamable convive con al menos 17 sustancias tóxicas -como el benceno, el tolueno y el xileno, altamente cancerígenos- y no hay un solo habitante que no sufra enfermedades respiratorias, alergias o alteraciones de la piel. Incluso, según las historias clínicas analizadas, se estima que la mayoría de los niños padece trastornos neurológicos, aunque probablemente se deba al bajo nivel nutricional de su precaria alimentación.
"La contaminación sigue igual. Está en la tierra y el agua. Lo único que cambió es que desde hace tres años nos dan el agua, porque la que sale de la canilla no se puede tomar. Está llena de parásitos y plomo", contó Norma Remigia Fernández, la hermana de Rosa, fundadora del comedor comunitario Rosa Mística, uno de los mayores espacios de contención de Villa Inflamable, donde cada día reparten un bidón de agua mineral a cada una de 140 familias.
"La gente no tiene ni para comer. Apenas entregamos el agua y un poco de leche y pan. Cuando podemos hacemos arroz, pero ya ni eso, porque el municipio no nos da lo necesario. La carne y la cebolla las tenemos que comprar nosotras, porque nunca te dan para hacer una comida completa. Imaginate que tenemos 5 kilos de pan para 150 chicos y esa es su comida más fuerte en el djía", explicó
INTOXICADOS
Según los estudios ambientales, la contaminación hace que los chicos tengan menos capacidad intelectual, baja estatura y poco peso. Las patologías más evidentes son las enfermedades respiratorias y las erupciones en la piel, aunque se registraron trastomos en los embarazos y una multiplicación de casos de cáncer.
Marcela Morón nació en Villa Inflamable y hoy es una de las agentes
sanitarias del barrio, encargada de la desratización de las casas y desparasitación de los niños. "Estamos sobre un basural y cuando llueve todo se vuelve un pantano. A mis chicos se les caía el pelo y tenían granos grandes, en las piernas y brazos. Resultó que eran los parásitos del agua. Ibamos a la salita y les daban un antibiótico, pero el problema estaba en el agua", dijo la mujer.
"Ahora cada seis meses salgo a desparasitar. El remedio me lo entrega la municipalidad porque cuesta como 200 pesos y la gente no lo puede pagar. Cada mujer tiene 4 o 5 chicos y todos viven de cartonear", contó.
POLO PETROQUIMICO
Las únicas entradas a Villa Inflamable son las calles Ocantos y Suárez, por lo que el asentamiento es literalmente una trampa mortal: si se produjera un incendio en alguna de las refinerías, la gente no tendría salida. No es una hipótesis imposible, detrás de las casas hay 42 industrias, 25 de ellas de alto riesgo, dedicadas al procesamiento de petróleo y diferentes sustancias químicas. Se estima que en el Polo Petroquímico se produce el 5 por ciento del PBI de la provincia de Buenos Aires.
"El olor es constante, pero a la noche se hace más denso. Es una sensación ácida en la garganta, que te va quemando. Cuando empiezan a tirar humo, te queda el hollín pegado a la piel y la ropa. Los chicos andan todos con un `paf' por los problemas bronquiales", comentó Margarita Reyes, que sufre EPOC desde que llegó a la villa, hace 13 años.
"Vivo cerca del basural y cuando hay humedad brota del suelo como un vapor que te voltea. La contaminación la sufrimos todos. La gente grande también tiene broncoespasmos. Cuando te levantás tenés que tomar un vaso de agua porque la garganta te pica", apoyó Pamela
Smith, qué llegó de Jujuy hace casi una década.
"Hace un par de años hicieron estudios a los chicos de 6 años a 11 años, pero la mayoría quedó afuera. En mi familia el único que entró en las pruebas fue mi hermano menor y le descubrieron que tenía 0,8 por ciento de plomo en la sangre. Ahora le están haciendo un seguimiento, pero no hay tratamientos para el resto", enfatizó Smith, y agregó: "A mi hermano Matías se le murió el nene de 6 meses el 25 de mayo. Ya nació con problemas en los pulmones y no aguantó", contó Smith.
Marcela Morón, sin embargo, no cree que todo se deba a la contaminación: "Mi hijo tiene 13 años y le duelen los huesos y las articulaciones. Todos los chicos sufren dolores de cabeza y náuseas. Pero el mayor problema es la falta de nutrición.
¿Quién puede hacer las cuatro comidas?"
Aunque desde 2003 el municipio de Avellaneda multiplicó la ayuda y hoy abastece de agua a la población, la gente de Villa Inflamable se siente abandonada: "Hay una gran discriminación con la villa. Estuvimos dos años sin médico en la salita porque los profesionales no querían venir a trabajar acá. Ahora hay
una doctora, pero atiende a 10 personas por día y te hace una receta para que compres los remedios afuera, no te los da", contó Morón.
RESISTIRÁN
El próximo drama de Villa Inflamable está en la relocalización ordenada por la Corte Suprema: la gente no se quiere ir. "Cuando se armó el lío de los chicos con plomo sacaron a unas 10 familias y les dieron casas abajo de la autopista. Para qué nos van a sacar si toda Avellaneda está contaminada. Si quieren hacer algo por nosotros, que nos den comida, así podemos alimentar a los chicos de día y de noche. El plomo baja cuando los chicos están alimentados", enfatizó Fernández.
"Nadie va a dejar su cap, lo que le costó toda la vida construir. Cuando te trasladan, te hacen pagar la nueva vivienda, además de la luz y el agua. Acá la mayoría son cartoneros, que no pueden ni comprar comida. La gente cocina en fogatas porque ni para la garrafa alcanza. Todo lo que tenemos lo conseguimos peleando. Hicimos marchas y conseguimos que nos den luz. No tengas dudas de que la gente se va a resistir", cerró Pamela Smith
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