La foto no es igual en todos los lagos, tras las lluvias de los últimos días. Algunos están en un buen nivel, comparados con los registros históricos para esta época, como Los Molinos, Embalse, Piedras Moras y El Cajón. Otros han recuperado muy oportunos centímetros con las crecidas de los ríos serranos afluentes, que alejan los riesgos de que repitan los cuadros de bajante extrema del verano pasado, como San Roque y La Quebrada. Y varios siguen muy bajos porque las lluvias de septiembre les impactaron poco, como La Viña en Traslasierra, o casi nada como en Cruz del Eje y Pichanas, donde su uso para riego está muy restringido desde hace ya un año.
Por su rol vital para el suministro de agua potable a casi la mitad de los cordobeses (los habitantes del Gran Córdoba y los de las Sierras Chicas), los ojos están puestos en la evolución, sobre todo, de los lagos San Roque y La Quebrada. La crisis hídrica de ambos complicó el verano pasado a quienes dependen de sus aguas. Ambos lagos fueron, de todos modos, los más beneficiados por las inusuales lluvias de septiembre.
El San Roque terminó ayer con 60 centímetros más que el domingo. La fuerte crecida de los ríos San Antonio y Cosquín le seguían aportando agua, por lo que mañana podría elevarse algunos centímetros más. En relación con el año pasado, a esta fecha, tiene casi un metro de diferencia. Hoy está a 4,60 metros del vertedero. De todos modos, necesitará de varias nuevas lluvias primaverales para llegar al verano en un nivel cercano al ideal.
La subida del lago trajo alivio a Carlos Paz, no tanto por el riesgo de restricciones en el consumo agua (la ciudad la toma del río San Antonio) sino por el temor existente hasta días atrás a otra temporada turística con la poco atractiva postal de un lago seco, como el verano último.
Jorge Boido, de la Cooperativa Integral de Carlos Paz, apuntó que la crecida de los ríos de Punilla sirvió además para limpiarlos de basura y algas.
La Quebrada también aumentó unos 60 centímetros ayer, según Marcelo Fassi, presidente de la cooperativa de Río Ceballos que abastece de agua a esa ciudad. “Seguramente crecerá un poquito más y es muy bueno porque se dio en una época donde son inusuales lluvias de esta magnitud”, acotó. El pequeño lago de las Sierras Chicas está hoy a 5,20 metros del vertedero. El año pasado, a esta fecha, estaba a 8,80 metros. “Comparado con el año anterior está mucho mejor. Pero 2009 fue el peor. En términos históricos, el actual nivel para fines de septiembre es algo bajo aún”, aclaró Fassi.
De todos modos, en las Sierras Chicas estiman que este verano ya no tendrán emergencia hídrica con restricciones en los consumos, como el anterior. Al mejor nivel del lago, se suma la obra inaugurada esta semana por la Provincia en la planta potabilizadora de La Calera, desde donde se abastece también a Unquillo y Mendiolaza. Así, de La Quebrada se extraerá la mitad de agua que hasta ahora porque será sólo para uso de Río Ceballos.
Pronósticos. Los meteorólogos cordobeses no tienen pronósticos coincidentes, más allá de este septiembre que fue el más llovedor de la última década. Del agua que caiga en los próximos meses dependerá, en gran parte, el nivel con que los lagos lleguen al verano.
No se puede depender sólo del cielo
Sobre la preservación de las sierras como productoras de agua, no se ha hecho casi nada. Las dos reservas hídricas existentes por ley lo son sólo en los papeles.
Por Fernando Colautti
El agua potable no es un recurso natural inagotable. Que los cordobeses la sigan teniendo en el futuro, dependerá básicamente de la atención que se ponga en los dos extremos: que no se abuse en los consumos y que se preserve la fuente de donde proviene (las sierras, donde nacen los ríos y arroyos que abastecen a casi toda Córdoba).
Para lograr un consumo más racional, se ha avanzado en los últimos años, en algunos sitios más que en otros, pero aún de modo parcial.
Sobre la preservación de las sierras como productoras de agua, no se ha hecho casi nada. Las dos reservas hídricas existentes por ley (Pampa de Achala y La Quebrada) lo son sólo en los papeles: casi nada mejoraron para tener más bosques y cubierta vegetal, imprescindibles para ese fin. Y la Reserva de Los Gigantes, donde nacen los ríos que alimentan el lago San Roque, fue creada por ley hace 10 años pero nunca reglamentada; por lo tanto, no existe como tal.
La ecuación no cierra: las sierras “producen” cada vez menos agua (en los meses clave de sequía) y los cordobeses somos y gastamos cada vez más.
Mientras, también son necesarias obras clave para asegurar la provisión. Una se acaba de concretar: la ampliación de la planta potabilizadora de La Calera mejora la perspectiva para las Sierras Chicas. Otras están pendientes: que el canal Los Molinos-Córdoba no siga perdiendo buena parte del agua que traslada.
Si Córdoba debe empezar a mirar cuántos centímetros más o menos sube cada lago es porque algo está mal. Si mirara más hacia el consumo razonable y la protección de las cuencas, no dependería tanto del cielo. |
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