Hoy puede surgir del Senado una nueva ley de protección de Glaciares, que de acuerdo con los empresas pone en jaque el futuro de la industria minera en el país. El sector, que atrajo inversiones multimillonarias durante esta década, cuenta con el apoyo del Gobierno, varias gobernaciones y cámaras empresarias. Pero tiene en su contra a organizaciones ambientalistas, entre ellas Greenpeace.
De acuerdo con Hugo Nielson, un sanjuanino ingeniero en Minas que conduce el Organismo Latinoamericano de Minería, es correcta la intención legislativa de proteger los glaciares, pero los proyectos en danza no tienen en cuenta el desarrollo. Y sostiene que a las empresas del sector no les resulta negocio contaminar.
-¿Cuáles son los puntos a favor de los proyectos de ley?
-Es necesario tener una legislación que proteja algunos recursos como los glaciares, que son importantes para un país porque son reservorios de agua que debemos administrar. La contra es que esto se ha hecho de manera apresurada privilegiando el cuidado ambiental por encima de las necesidades de desarrollo. Parece que fueran cosas divorciadas. Creo que se puede cuidar el ambiente y favorecer el desarrollo.
-¿Por qué una ley frenaría el desarrollo?
-No se tuvo en cuenta el desarrollo y es probable que lo frene. Al hablar de áreas tan inmensas como glaciares y periglaciares sin definiciones precisas, vamos a caer en la discusión de cuál es el alcance. Las periglaciares pueden ocupar casi toda la zona de las altas cumbres de la Cordillera, que es donde están casi todos los yacimientos en Chile y la Argentina.
No quiero que me roben la bandera de defensa del medio ambiente, porque siempre lo defendí y he criticado a empresas como a cualquier persona u organización que lo dañe. Me parece lícita la preocupación. Pero no me parece bien que se hace de la mano de una concepción irracional de la minería.
-La minería tuvo algunos episodios que le generaron mala fama.
-Sí. Pero distingamos la vieja minería de la nueva. En general, la contaminación está de la mano de la actividad ilegal, la pequeña, que no sigue grandes lineamientos. Con la nueva minería vienen empresas interesadas en cuidar el ambiente porque es negocio. Si Barrick contamina en otro país, enseguida la noticia llega acá y genera una mala predisposición hacia esa empresa. Ellos necesitan cuidar el medio ambiente donde sea que estén. Además, apelamos a que hay que extremar las medidas para controlar a las empresas.
-En la Argentina no hay mucha confianza en quienes controlan.
-Entonces tenemos que mejorar los organismos de control. Que haya entes provinciales en coordinación con los nacionales. Que las universidades participen, al igual que los organismos nacionales y las comunidades como observadores. Pero no cargar contra la actividad. Si alguna empresa se comportó mal, vamos a ser los primeros en condenarla. Pero es mentira que estén contaminando hoy. No hay un solo caso que se haya comprobado de que la minería provocó algún efecto en la salud. Tengo familia en San Juan y no tengo intereses privados que defender. ¿Podría yo defender la actividad si supiera que hacen algo mal?
-¿La minería usa mucha agua?
-Hoy la minería en San Juan con los proyectos en marcha consume menos de un 1% del agua potable. El principal consumo es la agricultura. Y el agua que utilizan las mineras fue tratada con mejores procedimientos que los de AySA. Y no es porque sean altruistas, sino porque sería un muy mal negocio para ellas tener un problema de ese tipo. No sólo se arriesgan a que les cierren el yacimiento, sino a que no los dejen entrar en otros países.
Imagen: Hugo Nielson cree que hay que mejorar los organismos de control
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