La previa a la votación de la Ley de glaciares generó ayer acusaciones y rispideces. El primer enojo fue a primera hora de la mañana, cuando la ciudad amaneció plagada de afiches en contra del diputado Mauricio Ibarra -que impulsa la ley adversa a la minería-, junto a otros personajes que acompañan su opinión. El legislador se enojó con el gobierno y con el intendente de Capital, Marcelo Lima, a quienes acusó de financiar los afiches. Al medio día, el apoderado del partido, Carlos Munisaga mandó una intimación al Municipio de la Capital, donde solicitan informes sobre la pegatina y sobre si ésta fue autorizada por la comuna ya que el espacio utilizado para pegar los afiches pertenece a ésta.
"Para el caso que no exista autorización del Municipio para fijar estos afiches en sitios oficiales le solicito que la brevedad se disponga la limpieza y remoción de dichos afiches que no se encuentran autorizados", concluye la intimación.
Otro cruce se generó directamente en el Congreso, cuando dos senadores -César Gioja y Aberto Rodriguez Sáa- se enojaron con el diputado Miguel Bonasso por deslizar sospechas sobre los votos de la Ley de Glaciares. Bonasso, autor de uno de los proyectos de glaciares que condiciona la minería, denunció que "se está moviendo una Banelco de oro" para aprobar la otra iniciativa, más benévola con las mineras. Gioja esgrimió una cuestión de privilegio, ofendido; y Rodriguez Sáa lo tildó de "una descalificación grave" para todos los que piensan como Gioja.
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