El rostro animado de Esther Etowa se ilumina fácilmente con una bella sonrisa. Su voz, de tono profundo, puede subir en volumen de un murmullo sereno hasta un eco estruendoso que puede escucharse a lo largo y a lo ancho de una aldea, lo que representa una gran ventaja para el tipo de trabajo que realiza la mujer.
Debido a que se desempeña como organizadora comunitaria, parte de su vocación y pasión consiste en calmar el llanto de los niños enfermos y de las madres que han perdido hijos debido a enfermedades transmitidas por el agua.
"En algunas ocasiones, una llega a una comunidad y oye el llanto de los pobladores", explica. "Eso significa que están muriendo muchos niños y niñas".
Movilización por la salud
Las estadísticas de UNICEF indican que en Nigeria se registra alrededor del 12% de todas las muertes de menores de cinco años del mundo. Eso significa que todos los días mueren en este país casi 3.000 niños y niñas que aún no han cumplido cinco años. En la mayoría de los casos, esas jóvenes vidas podrían salvarse mediante intervenciones de prevención y tratamiento de bajo costo.
"Tengo sentimientos muy profundos por los niños, niñas y mujeres", comenta Etowa. "Veo el trato que les dan los hombres... Los hombres no comprenden el valor de los niños. Yo siempre busco la manera de poner una sonrisa en sus rostros".
En 1997, Etowa comenzó a organizar grupos de debate a los que llamó, simplemente, "charlas de mujeres". Diez años más tarde, el número de mujeres que participaban en esas reuniones era tan elevado que Etowa decidió fundar la Iniciativa por la Potenciación y los Derechos de las Mujeres.
En 2008, Etowa tuvo un momento de inspiración cuando asistió a un cursillo práctico sobre un nuevo programa cuyo objetivo consistía en brindar a las comunidades rurales más vulnerables mejores servicios de saneamiento e higiene, así como de agua potable.
Un enfoque comunitario flexible
Nigeria es uno de los ocho países más poblados del mundo, ya que cuenta con unos 151 millones de habitantes. De ellos, unos 103 millones no cuentan con instalaciones mejoradas de saneamiento y un gran número practica habitualmente la defecación al aire libre.
Eko Atu, Director General de Desarrollo Rural del estado nigeriano de Cross River, afirma que debido a que la mayor parte de los habitantes del estado reside a orillas de los ríos, es común que defequen en ellos, y también es habitual que luego usen el agua del mismo sitio para el consumo y otros fines.
En los últimos años, sin embargo, se ha comenzado a aplicar el revolucionario enfoque de Saneamiento Total Dirigido por la Comunidad, conocido por el acrónimo CLTS por sus iniciales en inglés, que ayuda a mejorar el saneamiento en regiones como las del estado de Cross River. Las comunidades están abandonando la idea tradicional de que un retrete adecuado es una letrina de pozo cubierta con una plancha de cemento y rodeada de paredes de ladrillos, y han comenzado a adoptar, en cambio, definiciones más flexibles de lo que constituye una letrina. El único requisito que se impone ahora a esas instalaciones es que ayuden a que el 100% de los habitantes de las comunidades donde se construyan deje de defecar al aire libre.
El objetivo de CLTS consiste en lograr el compromiso unánime completo de las comunidades.
"Las comunidades se incorporan al proyecto por su propia voluntad", afirma Atu. "No se trata de un proyecto gubernamental, y quienes visitan las comunidades donde se le pone en práctica comprueban que la población lo ha asumido como propio. Todo el proceso es impulsado por las propias comunidades".
Saneamiento en los hogares y las escuelas
Con frecuencia, el programa de CLTS comienza en las escuelas locales. Esa manera de iniciar las labores en cada localidad ha sido tan eficaz que la junta de agua del distrito la ha integrado en su política general.
"En el estado de Cross River no hay ninguna escuela que no cuente con instalaciones de agua y saneamiento", afirma Atu. "A los niños se les enseña a lavarse las manos después de usar las letrinas. Y los niños difunden al resto de sus familias lo que aprenden en la escuela".
Tras su aplicación inicial en las escuelas, el proyecto de agua y saneamiento en el que colaboran UNICEF, la Unión Europea, el gobierno local y varias organizaciones comunitarias pasa a los hogares. En el marco del proyecto, se realizan tareas de concienciación de la población acerca de los peligros del saneamiento deficiente.
Posteriormente, los pobladores de las aldeas comienzan a construir sus propias letrinas echando mano a todos los materiales disponibles. Las familias colaboran unas con otras en esa fase del proyecto, para garantizar que todas las viviendas cuenten con sus propias instalaciones de saneamiento. Gracias a ésta y otras intervenciones que requieren solamente recursos tecnológicos simples y económicos, entre 1990 y 2008 la tasa de mortalidad en infancia de Nigeria se redujo en más de un 4%, lo que significó un avance muy importante.
En los seis estados que reciben apoyo financiero de la Unión Europea desde 2008, se han construido más de 17.000 letrinas en 836 comunidades. De ellas, más de 100 han logrado la meta de haber eliminado oficialmente la defecación al aire libre.
Agua potable para todos
La meta de agua y saneamiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio no sólo consiste en mejorar el saneamiento ambiental sino también en ampliar a nivel mundial el acceso al agua potable. En la actualidad, en Nigeria hay casi 64 millones de personas que no cuentan con fuentes mejoradas de agua potable. El número real es posiblemente más elevado, ya que una considerable proporción de los sistemas de suministro de agua de las zonas rurales no funciona.
Pese a que los técnicos locales podrían dar mantenimiento y reparar las bombas y otros componentes mecánicos de los sistemas de suministro de agua potable, muchos de ellos han dejado de funcionar hace tiempo y nadie los ha arreglado.
Onun Usani, coordinador de las labores de agua, saneamiento e higiene del consejo de gobierno de la localidad de Yakurr, sostiene que eso se debe a que las comunidades no suelen participar en los procesos de toma de decisiones y a que carecen de control sobre las instalaciones comunes, como las bombas de agua. Debido a ello, no quieren hacerse responsables de las mismas.
"Estamos tratando de que adquieran el sentido de la propiedad, de que sientan que el programa les pertenece", apunta Usani. "Porque cuando nosotros nos retiremos de aquí, ellos quedarán a cargo de todo".
Gracias a esta iniciativa, más de 1.000 comunidades y 60.000 escuelas cuentan ahora con suministro constante de agua potable. Más de 1,2 millones de personas que nunca habían tenido acceso al agua potable pueden ahora disfrutar de ese líquido vital sin temor a enfermarse.
El proyecto también se ha ganado el respeto y admiración de Esther Etowa, la movilizadora comunitaria. "Los niños y las mujeres ahora disfrutan de buena salud y no ocurren más muertes", afirma. "Hemos recibido prueba de esto... Este año no se registraron casos de cólera ni de fiebre tifoidea. ¡Me siento muy feliz! ¡Siento que podemos lograr todo lo que nos propongamos!".
|
|
|