La redistribución de la renta petrolera es y fue el eje de la política económica neuquina. Todos los planes de desarrollo y de diversificación de la matriz productiva provincial se asentaron en pensar esta redistribución. Las regalías hidrocarburíferas, además, solventan alrededor del 50% de los gastos provinciales. Nada nuevo.
No es casual, entonces, que todos los gobiernos pensaran en algún momento en cómo obtener más recursos a partir de una mayor participación en la renta petrolera. Como es conocido, la actual administración lo hizo a través de la renegociación y extensión de los contratos de concesión a las operadoras sobre la base de la provincialización de los recursos. El resultado fue la obtención de una suba de regalías, pero especialmente de alrededor de 1.300 millones de pesos en concepto de pago inicial y Responsabilidad Social Empresaria.
Los recursos obtenidos se administran a través de 4 fondos:
*El Fondo Fiduciario de Neuquén (FFN), que se lleva el 62% de los recursos por pago inicial.
*El Fideicomiso de Producción, Servicios, Industria y Turismo, que se lleva el 8%.
* Y el Fondo de Promoción del Desarrollo Provincial (Foprode), que capta el 30% restante de los recursos por pagos iniciales y los canaliza directamente a los municipios a través de depósitos mensuales. Son los municipios, entonces, quienes administran en forma directa estos fondos.
* Adicionalmente, existe otro fondo para el otro ítem de la renegociación que completa a los pagos iniciales, que es el Fondo de Responsabilidad Social Empresaria (FRSE).
Cuatro fondos que son una maraña para quien quiera conocer en qué se aplican. Para saber en que se gasta el Foprode, por ejemplo, sería necesario recorrer la totalidad de los municipios provinciales. Para conocer en que se gastan los 3 restantes es posible un camino más abreviado; acceder a los informes que periódicamente el Ministerio de Desarrollo Territorial envía a la legislatura, al Tribunal de Cuentas y a las dos auditoras externas, Deloitte y GFA.
E&E accedió al uso de los recursos de 2 de los fondos, a los 424,3 millones de pesos asignados del FFN y a los 63,7 millones pagados del FRSE.
Reconversión acuática: 65% del FFN para el EPAS
Los destinos del FFN son 9: ADI, Eproten, Hidenesa, Planificación Educativa, Adus-IPVU, EPEN, EPAS, Obras públicas y Vialidad. Pero lo primero que llama la atención cuando se observa el reparto es que el 65% de lo pagado hasta ahora, y el 62,6% de los recursos asignados, se los llevó el EPAS (ver gráfico). Este último porcentaje representa 265,7 millones de pesos. Siguen Obras Públicas y Vialidad, con alrededor del 10% cada una (42 millones de pesos), y el EPEN y Adus - IPVU, con 7,5 y 6,5% respectivamente. Los 4 destinos restantes recibieron porcentajes menores.
Sin hilar muy fino la conclusión es clara: La parte más significativa de la renegociación de contratos se está destinando a la construcción del acueducto entubado Marí Menuco-Confluencia. El objetivo original de la obra era brindar agua potable para 1 millón de habitantes y poner bajo riego 30 mil hectáreas. Al parecer, el segundo objetivo habría sido subsumido por el primero. Luego, las rencillas entre la Provincia y el Municipio de la ciudad capital parecen haberse entrometido en el abastecimiento de agua potable. El agua urbana es sin duda importante, pero la reconversión productiva se logra, entre otros caminos, sumando hectáreas bajo riego.
Sobre ruedas: 65% del FRSE a vehículos
En el caso del FRSE, que ya realizó pagos por 63,7 millones de pesos, lo que llama la atención es que 41,4 millones, curiosamente el 65% del total, se destinaron a la compra de vehículos: en concreto: 207 unidades, entre las que se destacan: 71 pick up, 6 camionetas 4x4, 38 minibuses, 36 patrulleros y 17 furgones. No está mal motorizarse, pero tampoco aquí hay señales en dirección a la reconversión productiva 2
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