La justicia mendocina, la Fiscalía de Estado y la Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia investigan la posible contaminación con petróleo de napas de agua subterránea en la reserva natural protegida de la laguna de Llancanelo, en Malargüe.
El origen de esa contaminación, según la denuncia presentada por José Barros, propietario del campo afectado, sería un antiguo pozo abandonado que en 1966 exploró la empresa YPF. El Secretario de Medio Ambiente, Guillermo Carmona, dijo a Los Andes que "hay que actuar con mucha prudencia porque el asunto es muy delicado".
La conjetura que desvela a quienes se ocupan del tema es la posibilidad de que el hidrocarburo haya contaminado agua dulce en uno de los humedales más importantes de la provincia.
Según la denuncia radicada por Barros, el petróleo surge del pozo denominado Estancia Llancanelo X1 (ELLX1) situado en su campo "Los Menuscos- Estancia Carmen Silvia", muy próximo a la laguna y a escasos metros de uno nuevo que la misma empresa perfora como parte de la reciente concesión y autorización para explotar la zona.
El reclamo administrativo fue radicado por Barros y su abogado, Antonio Rubio, en la Fiscalía de Estado, el 5 de mayo de 2010, en tanto que el pasado 2 de setiembre las autoridades de Irrigación y Medio Ambiente tomaron muestras de agua del lugar que actualmente son sometidas a análisis en el laboratorio DETI, dependiente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Cuyo.
Por el mismo tema, existe una denuncia penal presentada ante una fiscalía de la Justicia provincial que incluye, además, un reclamo por el pago de derechos de servidumbre.
Por su parte, desde la empresa YPF explicaron a Los Andes que, "el pozo Estancia Llancanelo X1 fue perforado por Yacimientos Petrolíferos Fiscales Sociedad del Estado en 1966. Luego de ser evaluado -dijo- se realizó el abandono transitorio quedando en estado de abandonado por improductivo" y responsabilizó al dueño del campo por el incumplimiento del acabado definitivo ya que "no permitieron el ingreso en varias oportunidades. El pozo no pudo ser objeto de abandono definitivo por oposición expresa de los propietarios. Desde entonces la compañía no tuvo acceso a la zona".
De acuerdo con la misma fuente "actualmente, YPF es responsable solidario del área junto con la empresa petrolera Piedra del Águila".
Según esta versión, "el área CN (Cuenca Neuquina) III (hoy yacimiento Cerro Los Leones) fue de titularidad de YPF hasta marzo de 2002, fecha en que se informa a la Secretaría de Energía de la Nación de la reversión de la totalidad del área. El 18 de diciembre de 2008 esta área fue adjudicada por la Provincia a Petrolera Piedra del Águila SA".
En tanto, el director de Saneamiento y Control Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente, Ricardo Debandi indicó: "Tenemos que ver dónde está la rotura. Hay que analizar qué está pasando subterráneamente. Porque si estamos sacando agua (por el grifo), es por la presión que están provocando las napas. El petróleo, por su peso menor que el del agua, va hacia arriba. Acá tenemos mayor presión de las napas y se llena el pozo. Lo que hemos visto es que hay borbotones de agua con hidrocarburos. Tenemos que ver el comportamiento, abrir la cañería durante un día y así analizar cómo se comporta. Al levantarse el petróleo, tenemos que evaluar cómo se comportan las presiones".
Consultado por la hipótesis que maneja el Gobierno dijo que se trata de "agua dulce con borbotones de hidrocarburos". Lo cual coincide con el acta de inspección realizada en el lugar a principios del mes pasado. Por su parte, el responsable del área de Hidrocarburos de la Secretaría de Medio Ambiente, Antonio Figueroa, confirmó que "este pozo no está abandonado según las normas y procedimientos legales" y arriesgó: "Puedo decir que hay afectación de los acuíferos de agua dulce".
Sin embargo, minimizó la responsabilidad de las petroleras al subrayar que "el abandono de pozo sale bastante dinero, comparado con la utilidad que le va a dar la empresa". Según aseguró Debandi, "el abandono de pozo puede salir alrededor de 45 mil dólares", cifra que fuentes privadas elevan a cerca de 150 mil dólares.
"Nadie sabe cuán afectada puede estar la zona, hasta no tener las muestras del laboratorio. La surgente -dijo- ha conectado con una capa de algún acuífero y arrastra petróleo", concluyó Figueroa.
Desde la organización ambientalista Oikos, Eduardo Sosa, remarcó que "la gravedad del asunto radica en que, si el resto de los pozos inactivos estuvieran en la misma situación, cambiarían las condiciones de base con las cuales se aprobó el nuevo proyecto de la empresa, ya que el riesgo de provocar un colapso ambiental aumentaría enormemente".
Advirtió, además, que la organización va a realizar "una investigación para dilucidar responsabilidades" porque "todo indicaría que hay un conjunto de obligaciones que no se han cumplido, tanto por parte de la petrolera en gestionar sus pasivos ambientales, como del Gobierno en hacer cumplir la ley".
Para Sosa "la cuestión central es saber si los 16 ó 17 pozos inactivos están en la misma situación del pozo encontrado. Sería un desastre saber que el agua de formación y el agua dulce se han encontrado en el subsuelo y se están mezclando", remarcó.
"Exigimos mucho a las petroleras"
El director de Saneamiento y Control Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente, Ricardo Debandi explicó a Los Andes: "Nosotros le exigimos mucho a las empresas petroleras". En el Informe Ambiental 2008 estarían todos los pasivos ambientales y "es más -dijo- deberíamos tener un registro de todos los pozos en un futuro".
"Ahora estamos trabajando con el Instituto Nacional de Agua (INA), por el primer estudio para ver con certeza lo que está pasando. Y después veremos las acciones necesarias para profundizar el estudio. Cuando se hace la reversión del área hay que ver cómo se ajustaron esos pozos. Tenemos que solicitar a los organismos pertinentes cómo se realizó la reversión controlando los pasivos ambientales".
Para la última concesión de Llancanelo a YPF se creó la Unidad de Gestión Ambiental. "Antes teníamos sólo dos inspectores. Pero ahora tenemos uno en Pata Mora para controlar alrededor del Río Colorado; otro en Fortunoso, para controlar La Payunia, y otro en la misma ciudad de Malargüe. Estamos poniendo más gente que controle toda el área petrolera", informó.
Cómo se cierran este tipo de pozos petroleros
Técnicamente, al pozo se le debería haber inyectado alrededor de 200 metros lineales de cemento (según su profundidad, que es de 1.580 metros) pero además se debería haber dejado la boca de pozo y las válvulas bajo dicho cemento.
El "cierre o abandono de pozo definitivo" permite el cuidado de los terrenos superficiarios, evitando así la surgencia de crudo como también el derrame y la contaminación subterránea.
Según explica la Resolución 5/96, "deben quedar aisladas, con tapones de cemento, todas las capas permeables que hayan quedado sin entubar y que se pueden definir como potenciales fuentes de agua dulce. Pero, además, se recomienda constatar mediante el empleo de técnicas probadas, el estado de la cañería de aislación por encima del tope de cemento".
De acuerdo a la explicación de un ingeniero de la compañía YPF que prefiere mantener el anonimato, la surgencia podría ser producto de una "rotura de Casing", que es por donde emerge el crudo desde el interior de la tierra. En su explicación, dicha rotura sería producto de la "estática natural" que producen los acuíferos y que "corroen, hasta romperlo, al caño guía".
En el caso de los pozos cercanos al denominado Humedal Llancanelo, esta tarea exige profunda responsabilidad por tratarse de una zona ecológica reservada (según la ley Nº 7.824) y protegida desde 1995 por el convenio Ramsar. Tal como se observa en los mapas, el pozo ELLX1 está dentro de los límites del Área Natural Protegida, Humedal Llancanelo.
El área protegida incluye toda la laguna y un perímetro alrededor a ella que varía entre 1 y 4 kilómetros, a lo que se suman 600 metros por debajo de la superficie y otros 600 hacia arriba, en el aire. La cuenca es endorréica por lo que los flujos hídricos no se evacuan en cantidades significativas de agua ni por desagüe superficial o infiltración y, en este caso particular, contiene alta salinidad.
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