La dracunculosis, una dolorosa enfermedad parasitaria, es endémica en la región septentrional de Malí. Se transmite a través de fuentes de agua contaminada y la dolencia es tan sólo uno de los muchos retos que plantea garantizar en el país el agua potable, el saneamiento y la higiene.
En las balsas de agua estancada -que también sirven de fuentes de agua para consumo en múltiples lugares del mundo- las microscópicas pulgas de agua absorben las larvas del gusano de Guinea. Los seres humanos consumen posteriormente el agua contaminada.
Durante un período de aproximadamente un año, las larvas se desarrollan para convertirse en un gusano que puede llegar a medir hasta un metro de longitud. Los pacientes emplean habitualmente fuentes de agua para aliviar el dolor. Sin embargo, una vez que el gusano adulto entra en contacto con el agua expulsa miles de larvas, lo que perpetúa el ciclo de contaminación.
UNICEF y sus aliados colaboran para erradicar el gusano de Guinea o Dracunculus medinensis y promueven un saneamiento y agua mejorados en todo Malí. El proyecto representa un impulso importante para ayudar al país a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de las Naciones Unidas vinculados a la salud infantil, así como un agua y saneamiento mejorados.
Entre otros objetivos, los ODM, un conjunto de metas reconocidas internacionalmente para la reducción de la pobreza en todo el mundo, instan a los países a reducir a la mitad el número de personas que carecen de acceso al agua potable y al saneamiento para el año 2015.
Progresos contra la infección
"Una persona portadora del gusano puede contaminar a entre 200 y 300 personas", afirmó Hamadoun Dicko, que trabaja para el organismo administrativo local para la salud ubicado en Gao. "Si una niña infectada con el gusano está a cargo de recoger toda el agua, seguramente lo transmitirá".
El tratamiento conlleva acelerar la expulsión del parásito, un proceso que puede durar muchas dolorosas semanas mientras el gusano aparece a través una lesión en la piel. A continuación se extrae enrollándolo poco a poco y se venda para evitar que se rompa y se provoque una infección.
En 1992 se produjeron más de 16.000 casos del gusano de Guinea en más de 1.000 aldeas de Malí. Tras el inicio de un programa de erradicación dirigido por el Gobierno de Malí y con el apoyo de UNICEF, el Carter Center -organización no gubernamental-, la Organización Mundial de la Salud y otros aliados, el número de pacientes cayó por debajo de los 200 en 2009, localizados en 52 aldeas de la región septentrional del país.
"El problema principal está en el norte", expuso el Dr. Gabriel Guindo, coordinador nacional del programa de erradicación. "La erradicación en Gao, Tombuctú y Kidal es problemática pues existen problemas de seguridad en estas zonas y realizar las intervenciones resulta difícil dada la escasez de agua subterránea".
Estrategias múltiples
Pese a estos desafíos, la erradicación de la dracunculosis es posible mediante una estrategia a tres niveles. Comienza con una campaña de concienciación centrada en el cambio de comportamiento con el fin de alentar el uso de filtros para extracción del agua de los estanques. Cuando no hay filtro disponible, el filtrado de agua por medio de telas puede prevenir que el gusano se introduzca en el recipiente que la familia usa para el agua.
Los pacientes aislados reciben tratamiento médico y unos 4 dólares estadounidenses al día como incentivo para recibir asistencia mientras quedan separados de sus familias.
UNICEF en Malí también colabora con aliados locales para incrementar el número de pozos disponibles, pues el acceso al agua potable resulta fundamental para el control del uso de estanques potencialmente contaminados.
A través de estas medidas y del apoyo al cambio de comportamiento local, UNICEF y sus aliados esperan erradicar el gusano de Guinea completamente en los próximos dos años.
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