La contaminación de lodo tóxico que afecta al suroeste de Hungría llegó hasta el río Danubio, aunque la concentración de metales pesados en las aguas es muy reducida y el riesgo de contaminación más bajo.
Así lo anunció la portavoz de la Oficina de Catástrofes, Gyorgyi Tuttos, que explicó que el pH del agua contaminada bajó desde el valor 13 del miércoles, incompatible con la vida, hasta 9, más cercano al punto de inocuidad.
La funcionaria explicó que el barro llegó muy diluido al segundo río más largo de Europa y que se trata más de agua contaminada con las sustancias tóxicas que de lodo propiamente dicho, ya que éste se fue asentando en su camino hacia el Danubio.
Además, destacó la importancia de que el pH haya bajado hasta el 9,3 (el pH neutro tiene un valor de 7), lo que reduce el riesgo de contaminación.
Bien distinta es la situación en el río Marcal, donde "murió toda forma de vida", según explicó el responsable de WWF-Adena en Hungría, Gabor Figeczky.
Por su parte, el primer ministro, Viktor Orban, aseguró esta mañana desde la zona afectada que algunas áreas tendrán que ser aisladas y que en algunos puntos por donde pasó la oleada de barro contaminante "es imposible vivir".
La rotura de una balsa de una empresa fabricante de aluminio provocó el lunes el vertido de un millón de metros cúbicos de "barro rojo", una sustancia extremadamente cáustica y cargada de metales pesados.
La catástrofe ecológica, sin precedentes en Hungría, ya causó cuatro muertos, 120 heridos y tres desaparecidos, y se produjo a 160 kilómetros de Budapest. Por razones que están siendo investigadas, un embalse se rompió y provocó la pérdida de 1,1 millón de metros cúbicos de fango rojo.
En tanto, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, anunció su petición a la Unión Europea de ayuda para combatir el vertido de lodo tóxico. "Para este tipo de situaciones la UE cuenta con unos fondos a los que tenemos derecho", comentó Orban durante una visita a Kolontar, uno de los pueblos más afectados por la riada tóxica.
El jefe de gobierno, a la vista de la situación sobre el terreno, reconoció las dimensiones de la catástrofe diciendo: "Aquí ya no se puede vivir más".
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