Mientras el número de muertos por el vertido de cientos de miles de toneladas de lodo tóxico procedentes de una planta de aluminio en la ciudad de Ajka se elevó ayer a siete, el gobierno de Hungría afirmó que no existe peligro de que se produzca una catástrofe ecológica en el Danubio, uno de los ríos más importantes del mundo.
Según el gobierno, la preocupación por el ecosistema del Danubio en el país disminuyó ayer, gracias a que la marea de lodo tóxico comenzó a retroceder.
Las últimas medidas efectuadas por las autoridades locales indicaron que el PH del Danubio era de 8,5, una cifra ligeramente superior a la norma -de entre 7 y 8-, lo que llevó al primer ministro húngaro, Viktor Orban, a afirmar que la crisis estaba "controlada". Añadió que se había actuado "a tiempo" y que probablemente "no se verterán aguas que amenacen al medio ambiente en el Danubio, incluso en el territorio húngaro".
"Las consecuencias del derrame no parecen ser tan dramáticas", coincidió Philip Weller, que encabeza la Comisión Internacional de Protección del Danubio.
El balance de muertos por el accidente aumentó a siete, luego de que un hombre de 79 años murió de sus heridas en el hospital de Veszprem.
Pese a que el segundo río más largo de Europa, por detrás del Volga, parecía absorber con poco daño inmediato el torrente rojizo de sedimentos tóxicos y cáusticos, pruebas de laboratorio generaron temor sobre las consecuencias a largo plazo.
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