El número de muertos por la “marea roja” en Hungría se elevó de 4 a 7, mientras las autoridades y la empresa donde se produjo el accidente articulan todo tipo de argumentos para eludir responsabilidades en este desastre ambiental. “Hasta el momento no se han podido precisar cuáles fueron las causas de la catástrofe”, dijo la fábrica de aluminio MAL S.A. a través de un comunicado. Sostuvo que lo sucedido no fue un error suyo y trató de aplacar las críticas ofreciendo 30 millones de florines (unos 110.000 euros) como ayuda urgente a los habitantes de las localidades afectadas.
La rotura de una represa el lunes pasado arrasó los depósitos de la fábrica en donde se almacenaban los desechos tóxicos y provocó el derrame de 700 mil a un millón de metros cúbicos de este corrosivo líquido, que inundó tres aldeas. Ayer aparecieron tres cuerpos más , aumentando la angustia. Se trata de dos miembros de una familia, quienes habrían muerto ahogados, y un hombre de 81 años que sufrió quemaduras en el 70% de su cuerpo. Aún hay una persona desaparecida y 60 heridos que están siendo controlados para saber la afección real de las heridas, ya que esta sustancia penetra en la piel y daña tejidos profundos.
El torrente rojizo devastó riachuelos y ríos cercanos al lugar del derrame y desembocó en el Danubio, moviéndose corriente abajo . Esto causó temor en los países vecinos que recorre este legendario río. Las autoridades húngaras trataron de minimizar la situación. El primer ministro Viktor Orban, admitió que es “el peor desastre ecológico de su historia”, pero enfatizó que “la situación está bajo control”. “Estamos luchando por reducir la amenaza para el medio ambiente”, aclaró.
Pese a los mensajes tranquilizadores por parte del Gobierno, Greenpeace advirtió que el lodo tóxico contiene altos niveles de arsénico y mercurio, que representan un riesgo a largo plazo para el ecosistema y el agua potable . Además, sobre todo el mercurio puede llegar a la cadena de alimentación y hacer imposible el consumo de pescado durante años.
La organización tomó pruebas del lodo un día después del accidente y las llevó a Austria, donde fueron analizadas por el Ministerio de Medio Ambiente. Los estudios mostraron niveles de arsenio 25 veces superior a lo permitido en el agua potable, lo que es un potencial daño contra el organismo. En conferencia de prensa, la entidad acusó al gobierno húngaro de ocultar los análisis sobre la toxicidad, a los que tuvo acceso un día después del vertido, y no alertar a los equipos de rescate de la naturaleza agresiva del químico.
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