La científica descarta una catástrofe para los próximos años por una tormenta solar, como claman grupos "new age". Estudió Física para entender el Universo, pero no le alcanzó y estudió Filosofía.
Si fuera una hornalla, ahora el Sol estaría en mínimo, pero entre 2012 y 2013 llegará a máximo. Como esa fecha coincide más o menos con el fin de una era en el calendario maya, muchos grupos new age interpretan eso como un apocalipsis.
Alejada de toda interpretación mística, Andrea Costa, investigadora del Conicet y de la Universidad Nacional de Córdoba, entiende que si bien son esperables algunos problemas, tampoco nos acercamos al fin del mundo.
“El Sol tiene un ciclo de 11 años con un máximo y un mínimo de manchas. O sea que los efectos sobre la Tierra ya los vivimos desde hace años. Lo novedoso es que ahora somos más dependientes de la tecnología que antes. Es allí donde puede afectarnos, pero hay que bajar un poco los niveles de alarma”, sentencia.
Las manchas en el Sol son indicadoras de mayor actividad. Costa explica que en esos momentos la corona solar eyecta partículas cargadas que llegan a los planetas como tormentas. “Por suerte, la Tierra tiene un escudo magnético que nos protege”, advierte.
La mayor tormenta solar de la que se tiene registro fue el “evento de Carrington” en 1859. Dicen que se detectaron auroras boreales hasta en el Caribe y se cayó el sistema de telégrafos de EE.UU. y Europa.
–¿Qué puede ocurrir en el próximo máximo solar?
–Las épocas de máximo de manchas solares pueden afectar los satélites, las comunicaciones, la aviación. A veces, en las regiones de latitudes altas, puede quemarse algún transformador y provocar daños en los circuitos interconectados de electricidad. La ciudad de Quebec quedó algunas horas sin luz por este motivo en 1989.
–Pero hay informes de la Nasa que parecen más catastróficos.
–No me gustan las teorías conspirativas. No toda la culpa es del Sol. Al tener mayor dependencia tecnológica, el Sol nos afecta más. Hubo una controversia importante sobre la relación que hay entre la actividad solar y el calentamiento global en la década de 1980. Hay intereses económicos muy fuertes en hacer creer a la gente que la influencia antropogénica (por la emisión de gases de efecto invernadero) no es tal y que es el Sol el responsable. Esa discusión ya está saldada. Está demostrada la influencia del hombre en el cambio climático, pero hay grupos que intentan restarle importancia a eso.
–¿Hay formas de predecir una tormenta solar?
–Hay alertas tempranas de la Nasa que predicen lo que puede ocurrir con uno o dos días de anticipación. Pero ahora estamos en el periodo de Sol sin manchas más largo desde principios del siglo 20. Sin embargo, empieza un máximo durante el cual podrían afectarnos eventos puntuales.
–¿Por qué estudia el Sol?
–No empecé estudiando el Sol. Soy física y empecé trabajando en plasmas astrofísicos. Es un área más amplia...
–¿Qué es el plasma?
–La materia tiene más de los famosos tres estados (líquido sólido y gaseoso). Uno de ellos es el plasma. Hay que pensar en un gas muy caliente y sometido a mucha presión. El gas se ioniza con partículas positivas y negativas, pero la carga global es cero. El plasma tiene más libertad que un gas y puede generar campos magnéticos.
–¿En la Tierra existe materia en estado de plasma?
–Sí, en la ionosfera, pero mucho más tenue.
Casi todo es plasma. La mayoría de la materia del Universo se encuentra en estado de plasma, porque las estrellas, los cuerpos más masivos, son plasma. Los rayos de una tormenta son plasma. El hombre también produce plasma cuando enciende un tubo fluorescente y en las famosas pantallas plasmas.
–¿Por qué estudió Física?
–En su momento creía que si estudiaba Física me acercaba a los fundamentos del Universo.
–¿Y logró entender algo?
–En algún sentido uno tiene una compresión menos ingenua de cómo son los procesos, pero siempre hay mucho más por conocer.
–Además de investigar, ¿qué le gusta?
–La Filosofía. Pero cuando vine a Córdoba lo dejé de lado porque me enganché mucho con mi trabajo. En Buenos Aires hice muchas materias e ingresé al doctorado pero nunca lo terminé. Me falta la tesis.
–¿De qué iba a tratar?
–Problemas ontológicos de la física cuántica.
–¿Qué filósofo le gusta?
–Wittgenstein.
–Dice algo así como que todos los problemas son problemas de lenguaje.
–No, no... ¿Vamos a hablar de Wittgenstein?
–Sí. ¿Por qué le gusta?
–Es un filósofo muy complejo, pero una vez que lo entendés, te deslumbra.
–¿Qué le costó más, entender a Wittgenstein o cómo funciona el Sol?
–No lo plantearía así. Todos los problemas de conocimiento requieren de un esfuerzo. Entre una y otra cosa hay que cambiarse el casete. Hay supuestos en cada disciplina que hay que tener presentes para estudiarlos. Cuando uno cambia de disciplina, cambia de supuestos. Bueno, la filosofía trata de no tener esos supuestos, de no tener puntos de partida. Eso es lo que tuvo claro Wittgenstein.
–¿Por qué decidió darse tiempo para divulgar su investigación en charlas?
–Diría que es un compromiso político. Es para mostrarle a la gente que no hay que tenerle miedo al conocimiento. Todo el mundo puede acceder al conocimiento con esfuerzo.
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