La policía detuvo al director general de MAL, la sociedad propietaria de la fábrica que originó un grave accidente químico que causó ocho muertos y una catástrofe ecológica mayor en Hungría, indicó ayer el ministerio del Interior.
Se trata Zoltan Bakonyi, hijo de uno de los propietarios de la empresa, que fue interrogado sobre la catástrofe del vertido de lodo tóxico "que causó la muerte de varias personas y graves daños al medioambiente", indicó la policía, que lanzó un procedimiento para ponerle en detención preventiva.
El primer ministro Viktor Orban había anunciado poco tiempo antes la detención de un dirigente de MAL sin revelar su identidad. "La sociedad responsable de la catástrofe de lodo rojo debe ser puesta bajo el control del Estado", añadió el jefe del gobierno, en una sesión plenaria del parlamento.
El balance de la tragedia se elevó a ocho muertos tras el descubrimiento en Devecser del cuerpo de la última persona que permanecía desaparecida, declaró el jefe de los servicios de rescate Tibor Dobson. Se trata de una mujer mayor que fue "arrastrada por la marea" de lodo.
Los pueblos de Devecser y Kilontar fueron los más afectados por el vertido de lodo tóxico tras la fisura de un depósito en una fábrica de aluminio en Ajka, 160 kilómetros al Oeste de Budapest, que se derramó sobre una zona de 40 km2.
La contaminación destruyó el ecosistema de los ríos Torna y Marcal y a través de ellos alcanzó, bajo una forma diluida, las aguas del Danubio. El accidente también dejó unos 150 heridos, de los cuales unos 45 siguen hospitalizados, dos de ellos en estado muy grave.
Las causas del accidente siguen sin conocerse. Se sospecha que MAL sobrecargó los depósitos, algo que la empresa desmintió firmemente ayer.
"De momento, no sabemos todavía si la empresa había sobrecargado los depósitos o no, pero si es el caso, se trata de un almacenaje ilegal de desechos y es un crimen", declaró Zoltan Illes, el Secretario de Estado de Medioambiente, quien añadió que la sociedad podría tener que pagar hasta 73 millones de euros de multa. Las autoridades han incautado documentos sobre los depósitos en los locales de la fábrica de Ajka.
En Kolontar, los operarios finalizaban anoche la construcción de un inmenso dique de 1.500 metros de largo, 30 de ancho y 4 de alto, destinado a proteger al pueblo de otra ruptura del depósito.
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