Una cruel ironía se cierne sobre los grandes campamentos levantados con tiendas de campaña en el Pakistán a raíz de las devastadoras inundaciones que afectaron este país. Aunque fue el agua lo que dañó o destruyó cerca de dos millones de hogares y afectó a las vidas de más de 20 millones de personas hace apenas unas semanas, es exactamente agua lo que las personas necesitan hoy en mayor medida.
Anja Baron, corresponsal de UNICEF, informa sobre los esfuerzos de UNICEF en el abastecimiento de agua potable y saneamiento en la zona inundada de Pakistán. Véalo en RealPlayer
La situación de emergencia a causa de las inundaciones en Pakistán está lejos de terminar. Aunque las aguas han retrocedido en algunas zonas y miles de familias están regresando a casa, se encuentran a menudo con muy pocas cosas al volver. Mientras tanto, UNICEF y sus aliados están trabajando para proporcionar los servicios más esenciales -incluyendo agua potable y saneamiento- a quienes todavía no pueden regresar a sus hogares.
Familias atrapadas
Shazia, de 22 años, su esposo y sus cinco hijos llegaron hace más de un mes a un campamento en Thatta, la ciudad más meridional de la provincia de Sindh, en Pakistán. Se encuentran entre las más de 153.000 personas que solamente en la provincia de Sindh están recibiendo actualmente agua potable gracias a UNICEF. Aquí en Thatta, la familia recibe el agua potable en una planta de filtración de agua que recibe apoyo de UNICEF.
Sentados muy juntos en dos camas pequeñas con somieres de cuerda y protegidos sólo por una delgada sábana sostenida con palos, Shazia, Akbar, su marido, y sus hijos, evitan el calor del deslumbrante sol del mediodía.
"La tierra que utilizamos para vivir está todavía cubierta de agua a la altura de mi hombro, y nuestra casa está tan dañada que no podemos regresar", dijo Shazia. "Yo no sé cuándo podremos volver".
Aquellos cuyas casas aún están inundadas o han quedado destruidas sin posibilidad de reparación -a menudo las familias más pobres y más vulnerables- no tienen más remedio que permanecer aquí en los campamentos, en la carretera o donde hayan encontrado refugio. Con el fin de evitar la propagación de enfermedades, sus necesidades más urgentes son ahora el agua limpia, una buena higiene y un saneamiento adecuado.
El agua es esencial
Los campamentos que surgen cada día alrededor de la ciudad de Thatta están secos, polvorientos y sembrados de la basura y los residuos de las miles de personas que ahora viven aquí. Las tiendas de campaña salpican el paisaje árido y desértico y la única vegetación suele ser un arbusto espinoso aquí y allá. A pesar de que ha terminado el verano, las moscas están por todas partes y el calor es sofocante.
En los espacios reducidos entre las tiendas se ven las casillas para jugar al infernáculo pintadas con carbón y algunas familias emprendedoras vender artesanías y brazaletes en tiendas improvisadas. La mayoría de las familias guardan sus escasas pertenencias en las tiendas de campaña, por lo general mantas, unos cuantos botes y la ropa que llevaban puesta.
En cada tienda de campaña, sin embargo, uno de los elementos más valiosos es un cubo, un bidón o las botellas de plástico en las que almacenan el agua de la que depende la existencia de todo el mundo.
Desde que comenzaron las inundaciones, UNICEF ha distribuido estos suministros básicos a las familias en todo el país, pero encontrar el agua para ellos ha sido uno de los retos fundamentales de la emergencia: el agua debe venir de alguna parte, y tiene que estar limpia.
Hay millones de beneficiados, pero quedan muchos por atender
Aquí en Thatta, UNICEF y sus aliados han establecido una planta de filtración de agua para limpiar el agua de un canal local. Las mujeres y las niñas hacen fila en la planta varias veces al día para llenar sus recipientes. La planta de filtración también distribuye agua potable a tres grandes depósitos de agua -enormes bolsas de plástico- que se colocan estratégicamente en los campamentos.
Sin embargo, la gente está repartida en una zona amplia y muchos siguen sin recibir los servicios.
"Necesitamos más recipientes", dijo Aftab Ahmed Tunio, que trabaja con Muslim Aid, el aliado no gubernamental de UNICEF encargado de la planta de filtración. "Estas mujeres están caminando uno o dos kilómetros, tal vez tres o cuatro veces al día, para recoger agua para sus familias. Tenemos que ser capaces de traer el agua más cerca de ellos", dijo.
En todas las zonas afectadas por las inundaciones de Pakistán, UNICEF está proporcionando agua potable a más de 2,5 millones de personas todos los días. Pero aún queda mucho por hacer.
A medida que las aguas retroceden, los fondos se están agotando. Hasta la fecha se ha recibido menos de la mitad del dinero que UNICEF necesita para apoyar sus esfuerzos durante los próximos 12 meses, y la mayor parte de estos fondos no recibidos están destinados a mejorar la situación del país en materia de agua, saneamiento e higiene. Para lograr evitar en Pakistán una posible segunda oleada de sufrimiento, se necesita con urgencia más ayuda.
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